Sabemos que el que nos ocupa es uno de los grandes temas que la humanidad no ha sido capaz de resolver. Prueba de ello es sólo un aspecto, la basura de los plásticos que se acumula en los mares lo ha arruinado todo y sigue haciéndolo.
Días atrás logramos saber que hay varios países “pobres” que reciben grande sumas de dinero para hacer “desparecer” la basura que generan los países “ricos”. La reciben, la entierran o la queman.
Pero si con esto piensan que el problema se soluciona están equivocados. Sólo políticos corruptos pueden adoptar estas medidas que tarde o temprano hipotecarán los recursos del pueblo, ya sea la tierra o el aire.
El basurero a cielo abierto es inadmisible y en momentos en que nuestra ciudad produce mayor cantidad de deshechos, lejos de solucionarse el problema se va agravando.
Pareciera que estamos convencidos que lo que el agua se lleva ya “no existe”. Invitamos a nuestros lectores a darse una vuelta por la zona de los paseos más populares de Salto, la costa del río o el camino a termas del Daymán, sobre todo ahora que hay creciente, para saber de qué hablamos. Ni qué hablar de los grandes cruceros “orgullo” de nuestro ministerio de turismo.
La intendencia hace su aporte en la limpieza como lo hacen también o lo han hecho alguna vez algunas instituciones muy loables, pero esto no basta. Solo un cambio cultura, que cambie la manera de producir y sobre todo prohíba lo que daña el ambiente, lograría cambiar las cosas.
La sanción de los reincidentes y la prohibición de algunas conductas nocivas, nos permitiría caminar en la dirección correcta.
Es que el control y la erradicación de algunos productos parece ser muy difícil de lograr. Basta observar en algunos comercios (por no decir en todos) como se acumulan las bandejas de plástico o las bolsitas de nylon para tomar conciencia de las dificultades con las que hay que combatir todos los días y no basta con cobrar “algunas monedas por su uso”.
Es que el cambio sólo se producirá cuando el consumidor asuma cual es el costo mayor que deberán enfrentar las futuras generaciones.
Sabemos que cualquier sustitución de productos por materiales reciclables no apareja votos, sino todo lo contrario. Pero por una vez por todas es necesario que pensemos en las consecuencias de nuestras acciones y sobre todo quienes deberán asumirlo.
A.R.D.