Un país chico, con recursos muy limitados como el nuestro está obligado a estudiar muy bien cada una de sus inversiones.
Cuando mantenemos nuestra opinión contraria, tanto al puerto de barcazas, como a la hidrovía del Río Uruguay en general, tenemos muy claro que luchar por inversiones y programas regionales, no significa impulsar proyectos e inversiones que a simple vista no sean viables.
A simple vista nuestra posición parece incongruente, debido a que la construcción del puerto de barcazas traería mano de obra y trabajo, para mucha gente. Sabemos muy bien lo que esto significa, sobre todo para aquellas personas que están desocupadas.
El tema pasa- a nuestro entender- por tener los técnicos capacitados y con el debido conocimiento en cada lugar. No podemos dejar de lado la esclusa de navegación en la represa de Salto Grande, que hace casi 40 años que permanece construida y ociosa en costa argentina de la represa.
Construir por construir no sirve, primero debemos identificar proyectos viables, que nos abran puertas y no nos cierren posibilidades futuras. No estamos cuestionando la construcción de la esclusa de navegación de Salto Grande, estamos diciendo que la inversión “por las dudas” es un lujo que no nos podemos dar.
Se nos ha explicado que es uno de los principales impedimentos que tiene el tendido de pintoresca ruta 31. Dudamos que haya una carretera más pintoresca en el país, pero hay una razón del artillero que nos guste o no, estamos obligados a tener en cuenta. Es el poco tránsito que tiene esta ruta.
Se nos podrá plantear aquello del huevo o la gallina. Vale decir ¿tiene poco tránsito por el estado en que se encuentra, por el trazado y otras desventajas o sencillamente porque las otras opciones existentes actualmente y ya hechas están en mejores condiciones?
En este caso, lo decimos abiertamente, hemos aceptado la no construcción de la ruta 31 porque sería una obra de muy lento retorno, si es que lo tiene, pero la hidrovía, en las condiciones actuales no tiene retorno ni lento ni acelerado, salvo que cambien drásticamente las condiciones económicas que hagan viable esta obra faraónica que al día de hoy no cierra por ningún lado.
Para que quede claro si la inversión es pública no estamos de acuerdo, porque la tendremos que pagar todos los uruguayos. Si la inversión es privada y se tiene otra visión, alllá ellos.
A.R.D.