Lo más grave –para nosotros al menos- es la confianza que ha sido vulnerada en miles de cédulas de identidad que en su momento se dijo que estaban debidamente protegidas y ahora se sabe quienes tenían acceso a ellas y a que presuntamente se dedicaban de acuerdo a lo que ha determinado la Justicia.
Hay más de una interpretación al respecto, quienes siguen aferrados a la inocencia del alto funcionario y la “rosca” desbaratada y procesada por la Justicia y los que consideran, para nosotros al menos con toda razón, que alguien de plena confianza del presidente de la república, no debe tener la más mínima mancha en su legajo.
En medio de esta situación se supo que la persona detenida ha tenido un antecedente, que si bien ya “no existe” jurídicamente en su legajo, para nosotros lo inhabilitaría para ocupar el alto cargo que ejercía.
Es necesario saber además cuánto de verdad hay en la afirmación de que el ahora acusado tenía ya unas veinte convocatorias policiales que presuntamente lo relacionaban a hurtos y demás.
Es necesario que la presidencia de la república explique “por qué” decidió confiarle el alto cargo y quien informó sobre la persona que a esta altura permanece detenida bajo severas acusaciones, del Sindicato Policial, de un periodista, de filas políticas y demás.
Para que quede debidamente claro, no se debe olvidar que todo esto surge a raíz de una investigación periodística, por un tema muy diferente y esto habla muy mal de lo que se sostiene habitualmente de filas del gobierno y su entorno.
Son muchas las sombras que surgen hoy y hacen bien en quienes las han dado a conocer, porque si hay algo en que el oficialismo ha tratado de defender siempre y para nosotros es la piedra angular de la política oficial, es la transparencia de sus acciones.
Al punto tal que algunos hacen hincapié en el hecho de que a pesar del alto cargo que ocupaba el acusado, el presidente de la república no titubeó cuando tuvo que destituirlo.
Para nosotros no es un argumento válido, la revocación del cargo debió producirse cuando trascendieron las acusaciones y no cuando se las conoció a través de denuncias.
Bueno sería que se lo mantuviera ya no en el cargo, sino como jerarca policial, después del pronunciamiento de la Justicia. Esto es Uruguay se ha dicho y honestamente no creemos que esto sume, porque sencillamente se ha hecho lo mínimo que debió hacerse.
Alberto Rodríguez Díaz