back to top
12.7 C
Salto
jueves, agosto 21, 2025

Cuba, una cuestión ética y moral

- espacio publicitario -
Diario EL PUEBLO digital
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/ahr3

Un par de puntualizaciones primero. Una, que seguramente en las próximas líneas el lector podrá encontrar algunos conceptos ya bastante repetidos a lo largo de los años, algo así como «lugares comunes» en la escritura. Otra, que escribimos estas líneas bajo la absoluta convicción de que el fanatismo (en religión, fútbol, política, etc.) es uno de los males mayores que afecta a la sociedad contemporánea, sobre todo porque genera dos consecuencias graves: ceguera y falta de memoria.
Pero no es nuestra intención hoy aportar concepciones nuevas ni miradas diferentes sobre el tema que se anuncia en el título de esta nota, sino, ser ante todo claros, sencillos, y sobre todo honestos con nuestra forma de pensar, en la que pretendemos despojarnos hasta del más mínimo rasgo de fanatismo (que de hecho solo lo tenemos, y con reparos, al simpatizar fielmente con Peñarol).

El tema Cuba está (sigue estando, mejor dicho) en medio de la discusión internacional de la que nuestro país no escapa. Tampoco Salto está al margen de ella: se puede ver en nuestra ciudad hasta pintadas en muros (por ejemplo en Avda. Barbieri casi Asencio), y ni que hablar opiniones de salteños en diferentes medios de comunicación, redes sociales, etc.).

Cuba, ese país que hace 62 años tuvo su gran revolución de la que seguro era, en su momento, muy difícil estar en contra, porque era el sueño, era la esperanza, era la ilusión que estaba al alcance de la mano para llegar a un país (quizás a un mundo) más justo, más igualitario, con menos hambre, con menos pobreza en general, con menos padecimiento y dolor. Entonces, ¿quién no iba a apoyar esa revolución salvadora? Por una cuestión generacional, personalmente no lo viví, pero creo que todos los latinoamericanos de aquel tiempo (más que nada la juventud, con todo el brío de su rebeldía y sus sueños), acompañaban, vivaban, apoyaban y la veían a esa revolución como algo genial. Fidel Castro, el «Che» Guevara y algunos otros se convirtieron en ídolos de multitudes.

- espacio publicitario -SOL - Calidez en compañía

Pero, ¿qué fue pasando poco a poco? Que de pronto Cuba pasó a ser un Estado totalitario, de partido único, con monopolio excluyente de la información y con apropiación absoluta de todos los medios de comunicación, de educación, de producción y de empleo. Leíamos hace unos días algo que resulta interesante para entender muchas de estas cosas; alguien escribió: «Tanta es la pérdida de independencia del trabajador individual, que un mozo de un hotel internacional o un médico que presta servicios fuera de Cuba, solo recibe la pequeña asignación que le paga el Estado, porque es el Estado y no él quien cobra su sueldo entero directamente. Algo solo comparable a la servidumbre de los señores feudales». Entonces, uno se pregunta: ¿es razonable, es sensato y hasta lógico, seguir discutiendo si en Cuba se vive una dictadura o no? Claro que es una dictadura. Por lo tanto, al menos quien esto escribe no puede tener otra opinión que la de oponerse al sistema político en que se fue transformando con el paso de los años aquella hermosa isla. Ni más ni menos porque nos oponemos, nos opondremos siempre, a una dictadura. Y punto. Sea esta de derecha, de izquierda, de centro, de arriba, de abajo…

Si trasladamos el asunto a las opiniones que se escuchan en Uruguay actualmente, es bueno aclarar que no es como algunos dicen, que «el Frente Amplio apoya el sistema cubano actual». No, de ninguna manera; hay gente en el Frente Amplio que no apoya, y que por lo menos se mantiene callada, sencillamente porque son demócratas con todas las letras. Son algunos nomás, son unos pocos (y pertenecientes a determinado sector puntualmente), los que siguen «dando manija» con que todo es culpa del imperialismo yanqui, que es EE.UU. el que organiza y financia las protestas, que toda la pobreza se debe al «bloqueo» estadounidense… Y no se puede negar que haya incidencia norteamericana en las recientes manifestaciones de protesta, seguro que en parte la habrá, pero el problema es más profundo: el problema es que el pueblo cubano está sometido a una dictadura a la que quiere empezar a decirle basta; es eso lo que está pasando. Pero los que dan esa permanente «manija», curiosamente, no hablan de lo que hay de fondo, que es ahora y hay que solucionar urgente, y es una total falta de libertades (lo peor a lo que se puede someter a un ser humano) y un atropello inocultable a los derechos humanos.

- espacio publicitario / val.17-09-2025 -
Registrate y participa de increibles sorteos

Hace un tiempo, alguien decía, hablando de Uruguay: «…si no estás a favor de castigar a los militares que cometieron abusos en la dictadura, nuestras diferencias no son políticas, son éticas y morales». Y por supuesto que es así, claro que estamos de acuerdo con que eso más que política es una cuestión ética y moral. Pero que también se debe aplicar, creemos, para lo que está haciendo la dictadura cubana hoy. ¿O es menos condenable por ser de izquierda? ¿O es menos dictadura por ser de izquierda?

Le propongo, estimado lector, que tome a cualquier uruguayo que vaya caminando por la calle, y le pregunte si está de acuerdo con que se pueda convivir bajo el mando de una agrupación fascista que niegue los derechos humanos. Le van a contestar que no, por supuesto. Entonces, ¿qué diferencia esa situación de la convivencia con quien dice que Venezuela es una democracia y Cuba no viola los derechos humanos? Sinceramente, no se nos ocurre decir otra cosa: quien no reconozca que en Cuba están todos los derechos pisoteados, no es demócrata, es casi un fascista más.

Seguir culpando de todo al «bloqueo» es una justificación, un intento de justificación en realidad, al que ya no le vemos demasiado valor, ni sentido siquiera. El embargo comercial estadounidense nació en su tiempo a raíz de las confiscaciones en Cuba de las empresas norteamericanas, a lo que respondió EE.UU. interrumpiendo el comercio. Pero no podemos ni debemos olvidarnos, cuando se nos habla de bloqueo, que Cuba puede comprar y vender a todo el mundo, porque la mitad de sus habitantes vive del dinero que le llega de sus compatriotas de EE.UU. y porque esa situación comercial nada tiene que ver con la naturaleza de un régimen constitucionalmente totalitario, es decir, de una dictadura.

Uno mira la televisión (de todos lados, y la que dicen que está identificada con «la derecha» y la que dicen que es «de izquierda»), y lo que se ve es que Cuba está en la miseria. ¿O alguien ve otra cosa? Tanto es así, que el gobierno tuvo ahora que tomar la medida «liberalizadora» de permitir que los turistas ingresen alimentos y medicamentos con su equipaje. ¿Sigue habiendo dudas que su sistema está mostrando cada día más, que ha fracasado? ¿Tanto cuesta reconocerlo? La actitud de no reconocerlo es, a nuestro entender, un capricho de unos pocos, pero que agitan a muchos; e insistimos: no es ya una cuestión política, es una cuestión de humanidad, es una cuestión ética y moral.

Contratapa por Jorge Pignataro

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/ahr3
- espacio publicitario -Bloom