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jueves, 10 de abril de 2025
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Se están destapando las ollas

Diario EL PUEBLO digital
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Ciertas cosas que saltaron a la luz en torno a las ollas populares que funcionan en nuestro país, ocuparon el centro de atención de muchos esta semana que quedó atrás. Parece que la corrupción también alcanzó a ese ámbito. Además, mirando de reojo a la Argentina, uno ve con preocupación que la corrupción se extienda a tantos espacios… En eso, ¡no queremos parecernos a nuestros vecinos!

Iniciemos el tema recordando lo que escribíamos hace unos días: “Sería bueno que en el país no hubiese necesidad de ollas populares. Eso es obvio. En caso de haberlas, como las hay, sería bueno que atendieran a quienes realmente necesitan de ellas. Hemos dicho muchas veces que, cuando alguien se nos acerca para pedirnos colaboración para una olla, es muy difícil saber si está actuando de buena fe o no. Porque, a decir verdad, hay de todo, necesitados y avivados, gente necesitada y también gente que abusa de la generosidad de los demás. También para el Estado no ha de ser tarea fácil ese discernimiento. Requiere de un control, práctica que generalmente no resulta bien vista, ya que inmediatamente se alzan voces que dicen: «no se debería ser tan estrictos en controlar la comida que se da, porque con el hambre no se juega». Sin embargo, son muchos (más de lo que creemos) quienes juegan con el hambre, y no hablamos precisamente del Estado. Hablamos, tristemente, de quienes ahora, como es de público conocimiento, quedaron al descubierto por estar recaudando para ollas que no existían. Es decir, estaban estafando al Estado con el hambre como excusa. Pero eso no es lo peor. Lo peor (no sé si se darán cuenta quienes lo hacían) es que estaban estafando a otras personas que sí necesitaban esos alimentos. Si viene para mi barrio determinada partida de alimentos -supongamos- para tres ollas, y sin embargo una de ellas en la realidad no existe sino que es parte de la estafa, a quien se está estafando es a quienes se alimentan de las otras dos, que seguramente verán menguado su ingreso. Hay que entenderlo de una vez por todas; quienes hacen esas cosas pensando que se trata de una «viveza» con la que engañan al Estado, a quien están engañando, estafando y traicionando es a sus propios vecinos, quizás familiares, «compañeros»…(Nota publicada el sábado 15/10).

Agreguemos más…

Creemos que sería muy ingenuo desconocer el vínculo que existía desde un primer momentoentre varias de las ollas populares y organizaciones políticas de oposición al actual gobierno. Eso está claro. Pero llegar a estafar al Estado y, lo que es mucho peor, a la gente más carenciada, no volcando los alimentos que se les entregaba a ciertas organizaciones y desviarlos vaya uno a saber adónde, ya “es el colmo”, como se decía antes.

Seguimos insistiendo, como tantas veces lo hemos escrito: ¿Hay gente pasando mal? Sí, claro que la hay. ¿Hay responsabilidad de este gobierno? Sí, también, claro que sí. Pero habría que dejar de una vez por todas de jugar con el hambre para hacer campaña política…Porque en 2002 y 2003 el discurso era que los niños que comían pasto. Desde 2020 el discurso no es que se come pasto pero sí que el hambre es cada vez mayor, que la gente se desmaya de hambre y que la única respuesta son las ollas populares, especialmente aquellas vinculadas a organizaciones de izquierda y nucleadas en la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS), cuya cara visible, como sabemos, es Esteban Corrales.

Importa destacar además, que hay números que no cierran. Esta Coordinadora, indicó en 2021 que preparaba 40 mil platos semanales. Sin embargo ahora dice que se sirven «190 mil porciones de comida semanalmente». ¿No es mucha diferencia de un año a otro? Sí, es mucha, y no es creíble.

El mes pasado, el MIDES solicitó a las diferentes organizaciones que coordinan ollas populares información sobre las localizaciones de las ollas, las porciones servidas por cada una, horarios y días de funcionamiento. ¿Qué hay de malo en pedir esa información?¿No es algo lógico que se debe saber? Son datos básicos, esenciales para manejar la situación y para conocer cómo se gestionan los recursos que vuelca el MIDES a tales fines. Importaba tener esos datos porque, por ejemplo, la cantidad de ollas y merenderos apoyados por el Ejército y los platos que éste mismo producía, había bajado, al mismo tiempo que la CPS reclamaba porque los insumos eran cada vez más insuficientes. ¿Cómo, entonces? Pues resulta que la CPS se negó a brindar la información. ¿Por qué? Dicen que se negaban porque había “una definición política» (sic), y que recabar los datos era una responsabilidad del MIDES, no de ellos. Frente a esta negativa a dar información en los plazos correspondientes (30 de setiembre), el MIDES cortó el abastecimiento a la Coordinadora, aunque asegurando que las ollas que coordina siguieran siendo atendidas.

Pero, aunque fuera de plazos, finalmente la CPS presentó los datos. Conclusión: las cosas no eran como decía Corrales. Un comunicado del MIDES dice: «Según la información enviada, la CPS enumera 162 iniciativas en Montevideo. A través del cruce de bases de datos y mediante el relevamiento de distribución de insumos, se constata que 20 de estas iniciativas son atendidas directamente por Uruguay Adelante en su centro de acopio y otras 3 iniciativas se encuentran repetidas dentro del listado. Por ende, serían 139 las ollas o merenderos que atendería la CPS en Montevideo”. A través de esta información se reconoce que las ollas y los merenderos comprendidos por la CPS en Montevideo son un 20% menos, aproximadamente, que los que se declaraba públicamente. A esto se sumó la constatación por parte del MIDES de que una olla en el barrio Marconi (que integra la CPS) que solicitaba insumos para, entre otras comidas, almuerzo y cena de lunes a viernes, el martes al mediodía no tenía ni un solo comensal. La responsable de la olla reconoció (así quedó registrado en el acta que ella firmó) que en realidad solo servía cenas y no almuerzos, pero al día siguiente cambió su versión: dijo que el almuerzo se servía solo lunes, miércoles y viernes, por eso no encontraron a nadie un martes. Sin embargo eso fue luego desmentido por Carolina Murphy (Directora Territorial Departamental de Montevideo en MIDES): «Lo que se dice es falso! Dejamos constancia que el pedido de insumos para almuerzo fue de lunes a viernes, a las 13:30 hs, para 280 platos. La propia referente declaró ayer en acta que solo brindaba cena”.

Digamos finalmente, que también llama la atención que actores políticos de la oposición (¿quedan dudas que se hace política con el hambre?), incluso algunos de Salto, en vez de reconocer con humildad que las ollas se han prestado para estafas (reiteramos: sobre todo a las personas que realmente necesitan), han querido desviar la atención hablando de las irregularidades en el MIDES con las canastas dadas a través de la aplicación Tuapp. ¿Quieren justificar una tremenda estafa con el argumento que también hay otras irregularidades? Parece cosa de locos…

En fin…se están destapando las ollas.

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