“Los intentos de autoeliminación y los suicidios son prevenibles. Por eso fomentamos lugares donde los jóvenes se integren como forma de ayudarlos”
Desde febrero es médico en Pueblo Belén y desde el inicio se encontró con un panorama preocupante al atender cuatro eventos de intentos de autoeliminación y de suicidio, algo que se reiteraría en los siguientes meses. Eso lo llevó a preocuparse y a actuar buscando asesoramiento en profesionales que trabajan en salud mental, generando una jornada de información y discusión sobre esta problemática. EL PUEBLO conversó con el doctor García también de su camino recorrido, que lo ha llevado incluso a trabajar en Barcelona.
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1. ¿De dónde viene su vocación por la medicina?
– Tengo dos enfermedades crónicas, una anemia y por otro lado asma. Cuando era muy chico me llevaban continuamente al hospital por crisis de asma muy severa, mi padre trabajó 44 años allí, y mamá siempre fue muy estricta con el tema de los controles y de llevarme al médico, y de a poco sentí que me fue interesando la medicina. El doctor Hernández, que ahora falleció, era el neumólogo pediatra que me trataba. Cuando llegué a 4° del liceo llega la primera decisión importante sobre qué orientación seguiría o ir a la UTU. Hice Biológica, luego hice hasta 3° año de Enfermería en Salto pero después me fui a Montevideo a hacer Medicina.
2. Más allá de esas enfermedades que padeció de niño, ¿cómo fue su infancia?
– Nací en lo que es el Barrio Independencia, en calle Silvestre Blanco entre Luis Alberto de Herrera y Córdoba, a tres cuadras del cuartel. No sé por qué, pero no fui a la escuela del barrio, me tomaba el ómnibus, en aquel tiempo el Línea 1 que pasaba en Piedras y Maciel, yo iba a la Escuela 3 con mi hermana Alejandra cuando funcionaba en la Escuela 1, que de mañana era la 3 y de tarde la Escuela 1 hasta que inauguraron la Escuela 3 en Brasil y Viera, fui de la generación que inauguró esa escuela. Después fui al Liceo 2 del Cerro.
3. ¿Cómo siguió su vida una vez que se recibió de médico?
– Cuando me recibí en 2014 comencé a trabajar en Bella Unión. No tengo claro por qué, un día tuve que viajar a Montevideo y retorné por las rutas 1 y 2, en lugar de volver directo por la ruta 3. Conocí Nueva Palmira, Dolores, Mercedes, Fray Bentos, Palmitas, y en todos esos lugares iba dejando mi currículum, y me empezaron a llamar de esos lugares e hice guardias desde Colonia hasta Fray Bentos en casi todos los pueblos mientras seguí trabajando en Bella Unión. También trabajé del otro lado en Brasil, en Barra de Quaraí, trabajé en Artigas. Entremedio tuve una enfermedad, hice un neumotórax, por lo que tuve que hacer tres meses de recuperación. Cuando mejoré me vine a Rivera para trabajar en ASSE y en Santana do Livramento.
4. ¿Cómo surgió la posibilidad de viajar a España?
– Mi señora ya había estado en España, se había venido y tenía los documentos. En 2014 cuando me recibí hice por las dudas los trámites de homologación del título en España. Se dieron una serie de cosas, los familiares de mi señora estaban allá, nos casamos en 2018 y terminamos en España. Nos fuimos a Barcelona, y básicamente estuvimos en Sabadell, si bien iba a otros hospitales. Luego por un problema de salud de mi madre, quien falleció el año pasado, decidimos volver.
5. ¿Cómo vivió el desarraigo? Porque primero se tuvo que ir, y luego que tenía su vida hecha en España debió sufrir un nuevo desarraigo y volver.
– Cuando empecé Facultad de Medicina, ahora no porque la Facultad está en Salto, pero en mi caso cuando arranqué comenzás por irte a Montevideo. Cuando uno se cría en el campo tiene otros conceptos, la gente en la capital es diferente, de pronto entrás en un almacén y decís buen día y nadie te contesta, y como que esas cosas te chocan un poco. Ese fue el primer golpe de salir de mi zona de confort, irme a Montevideo, como le pasa a todos los estudiantes. Después me fui a Rivera, y también tiene aspectos negativos porque extrañás tu tierra y tus amigos de la infancia. Pero dentro de las cosas positivas, conocí a otras personas, otras idiosincrasias que te enriquecen como persona. Luego irme a Cataluña, que tiene su idioma y sus costumbres, al principio sentí ese golpe cultural pero tuve un proceso rápido de adaptación. Barcelona es primer mundo.
6. ¿Con qué Salto se reencontró luego de una ausencia de más de cuatro años?
– En lo que respecta al barrio en el que me crie, noté avances, encontré al barrio más prolijo, con veredas, ciclovía. Se nota que la ciudad cambió, donde había terrenos baldíos, ahora hay complejos de viviendas. Es más, parece gracioso pero cuando vine de paseo a fines de 2021 me perdí dos veces en mi propio barrio (risas), porque Maciel y Ferreira Artigas era una zona de bosque de eucaliptus, y en tres años se construyeron complejos de viviendas, se abrieron calles y ahí me perdí dos veces tratando de entrar, no reconocía el barrio.
7. Hoy también trabaja en Belén, ¿con qué panorama se encontró?
– Empecé a trabajar en Belén en febrero, y las primeras dos semanas tuve a tres jóvenes con intento de autoeliminación y un joven que se suicidó. Así que en quince días tuve cuatro eventos, y pensé que quizás estos serían los únicos eventos en todo el año, pero resulta que en marzo cuando volví, también tuve una cantidad importante de estos mismos eventos. Cuando ciertas cosas se repiten, uno empieza a preguntarse qué está pasando en esta población. Comencé a prestar atención, se trataba de jóvenes y adultos jóvenes, y empecé a estudiar la problemática que había en Belén, que es donde trabajo quince días de cada mes y me relaciono con la gente del pueblo, pero imagino que no debe ser algo diferente a lo que también debe estar pasando en otras localidades rurales. Por eso comencé a relacionarme con gente que trabaja en temas de salud mental, nos propusimos a hacer jornadas de prevención del suicidio. Además estamos tratando de implementar talleres para que la gente se integre, que los jóvenes tengan un espacio más donde juntarse con personas mayores y poder generar conductas y prevenir, más que nada, porque los intentos de autoeliminación y los suicidios son prevenibles. De esta manera, fomentando lugares donde los jóvenes se integren para buscar una forma de ayudarlos.
8. ¿La política puede también ser una herramienta valiosa para generar cosas?
– En la Facultad de Medicina estuve asociado a grupos estudiantiles, antes en el liceo también, y todo se basa en política, en política de salud, políticas sociales, lo que es una forma de ayudar a la gente. Pero ojo, hay que entender a la política como una forma desinteresada, no es tener un cargo para hacer tal cosa sino proponer y llevar adelante las propuestas como un servicio social. Los políticos deberían ser siempre servidores públicos, por tanto tienen que tratar de hacer políticas para mejorar la calidad de vida y la convivencia de todos los uruguayos.
9. ¿Y por qué entendió que ese esfuerzo lo puede hacer desde el Frente Amplio?
– En principio, soy batllista, pero dentro del batllismo era el ala socialista del Partido Colorado, por tanto, tiene una fuerte tendencia hacia las políticas sociales. Cuando llegué a Uruguay, mi hermana ya estaba participando y me llamó a ver si yo quería estar, conocí a Glenda (Rondán), charlé con ella, también estuve conversando con Marcirio (Pérez), que hoy es el Presidente de la Junta (Departamental), y por la forma de ser de ellos, por su perfil e ideas, me uní para trabajar de manera desinteresada. No vivo de la política, pero si puedo dar una mano proponiendo o llevando adelante proyectos, que cuenten siempre conmigo.
10. La última palabra es suya…
– Esto último que hablé me hace ver como que tengo una visión romántica de la política, donde me gustaría que los partidos políticos tuvieran una unión en hacer proyectos y estar en armonía, porque tengo claro que ningún partido político propone cosas para perjudicar a alguien o para que al país le vaya mal. En ese sentido, me gustaría que los partidos políticos fueran más abiertos a recibir ideas de otros y trabajar juntos.