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viernes, 9 de mayo de 2025
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Una lección para todos eso que llaman actitud

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Diario EL PUEBLO digital
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Sin altaneros mediocres de ocasión…

El martes a la noche, con Palmeiras de Brasil y River Plate de Argentina, encarando el partido de vuelta, por una de las dos llaves semifinalistas de la Copa Libertadores de América. Después de la caída en Buenos Aires por 0-3, el equipo de Marcelo Gallardo se propuso la más generosa señal de una rebelión en pro del fútbol: SIMPLEMENTE LA DE JUGARLO.


River Plate concluyó ganando 2 a 0.
El sistema del VAR (manejado por seres humanos), le anuló un gol y le invalidó un penal sancionado, el que finalmente no se ejecutó.
Habría que calibrar a los cuatro vientos: cuántos fueron los que no vieron el partido entre Palmeiras y River Plate.
El fútbol es acaso, inalterable y genuino eje de pasiones.
La Copa Libertadores se prolonga además, como fuego sagrado.
No se trata entonces, de ahondar en situaciones que el que más o el que menos pudo observar. Al momento del partido o la síntesis después. No pasó desapercibido.
EL ESTRICTO SENTIDO DEL QUERER
Cuando pasa lo que pasó, un partido de fútbol, así se juegue en el lugar que fuese (lejano o próximo), es capaz de convertirse en «caldo de cultivo» para el análisis.
Habitamos este mundo y Palmeiras-River fue parte de él.
Nada extraño. Fue un partido terrenal.
Sucede que más allá del 2 a 0 «millonario» y su implícita eliminación de la Copa, potencia el valor de LA ACTITUD.
¡Y esa es cuestión vital, tanto en la vida, como en el deporte también! ¿O no?
El River de Gallardo dejó esa enseñanza: QUERER SIEMPRE Y NO ARRIAR NINGUNA BANDERA POSIBLE EN ARAS DE LA ESENCIA DEL JUEGO.
Porque no solo fue el corazón de River Plate, su templanza heroica, sino la emocionante lección de ese JUGAR BIEN Y MUY BIEN A PARTIR DE UNA CONCEPCIÓN DE JUEGO.
Esa lección, debe ser consumida por el que pretenda SER MEJOR.
En China, en África y en Salto también. Para el que ambicione tenerlo en cuenta.
El valor de la actitud de NUNCA SENTIRSE MENOS Y NO DEJAR DE SER MÁS, A PARTIR DE LA CONVICCIÓN.
La pantalla chica de la TV (que a veces no es tan chica), fue reflejando en el rostro de cada jugador de River Plate, el imperio de la actitud que los igualó a todos.
PARA ENTENDERLO BIEN
No en pocas situaciones se plantea. Un partido a veces o tantas veces, consumiéndose en medio de juegos cargados, no solo de torpezas técnicas, sino de blanduras anímicas fácilmente comprobables, como si ganar o perder significase exactamente lo mismo.
O sea: no solo la impericia a la hora señalada, sino la ausencia de VIBRACIÓN, de BÚSQUEDA, de QUERER.
¿No será que por esas ausencias también en el fútbol salteño, se fue resignando clientela en las canchas? Al fin de cuentas, el hincha podría llegar a definir la situación de hecho: «no ganaron, pero lo dieron todo. No se guardaron nada. Fueron dignos»
Por eso se torna necesario, el rescate de esa lección por River Plate.
También nosotros aquí. ¿Por qué no?
Al fin de cuentas, ¿cuál fue la diferencia más agobiadora entre River Plate y Palmeiras?: la actitud generosa, plena y total de uno; el miedo y la ordinariez táctica del otro, dinamitado su espíritu tan solo por el esquelético afán de no perder y punto.
¿Por qué emocionó RIver Plate?: por su actitud. Esa fue la clave en la noche.
Hay héroes que mueren de pie.
Cabe preguntarse si lo de River fue una muerte o la prolongación de un sentimiento: querer al fútbol al tiempo de jugarlo.
Y no pensar que el fútbol es una opción a la cuenta de los altaneros mediocres de ocasión.
El día que además de pensarlo sea cierto, cualquier pretensión romántica se irá al mismísimo carajo.

ELEAZAR JOSÉ SILVA

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