«Cuando llegamos para ser neutrales de la C o de la B. En cualquiera de los dos casos, nos dieron determinadas potestades. A esas potestades las reconocemos y hace que tengamos libertad para establecer determinadas decisiones. Pero yo no golpeo la mesa, para que sepan los delegados que podemos mandar sin consultar. Viene el momento de confeccionar el programa de partidos y buscamos que sea lo mejor para los clubes, pero de última son ellos los que aprueban o rechazan. Si somos neutrales, partimos de una base: queremos lo mejor para la divisional y la divisional son los clubes.

En el fútbol necesitamos acordar, creo en el intercambio de opiniones, sin que se piense que uno como neutral está por encima de los clubes. Sin los clubes no hay Liga. Soy el «Chato» Miquelarena, el presidente, pero no tengo todas las razones. Puedo errar en una decisión y en otra también, aunque la decisión persiga el fin de beneficiar y no perjudicar. ¿Me hago entender o no me hago entender?»
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Extraño caso el de Miquelarena. La asunción como presidente de la «C» ya en la temporada pasada y en este 2022, lo hablaron para aplicar ese mismo rol en la B.
Cuando alguien pretendió juzgarlo sin mediatintas, se escudó en la certeza que surge de la realidad, «porque no salí a buscar una presidencia, me vinieron a hablar. Si me vienen a hablar es porque puedo servir a una causa y como me gusta la causa del fútbol, no eludo. No le hago asco y encaro»
Deolindo ha sido en el tiempo, el de la múltiples funciones en el fútbol, desde aquella primera condición de jugador en los años 60, hasta estos tiempos en que la función directriz lo envuelve, aunque a veces cae en la ironía frente a ese «yo no se mucho más que muchos, ahora eso sí, leo y releo. ¿Cómo puedo yo hablar de reglamentos, si nunca leí los reglamentos? Está claro, ¿no?….yo creo que está claro»
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
