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martes, 1 de julio de 2025
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Pablo López Liesegang; un hombre que dedica su tiempo a la huerta orgánica: su gran pasión

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Diario EL PUEBLO digital
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Pablo López Liesegang es uno de los hombres que más saben de tierra, de plantas y de huertas.
“Este trabajo comenzó de chico… desde muy joven mi madre llamada Laura Liesegang – oriunda del departamento de Río Negro tenía como tradición plantar, tener su propia cosecha. En aquellos tiempos (tengo cuarenta y cuatro años) la situación económica era muy difícil. Mi padre Sixto López Chiappas – nacido en Salto – tuvo la idea de comprarse en aquel entonces una casa en Canelones.
En ese momento era él que trabajaba… nosotros éramos cinco hermanos y mi madre quedaba en la casa con nosostros. Como ya tenía incorporada la tradición de plantar, comenzó a darle cabida a la actividad” – expresó al ser entrevistado por EL PUEBLO.
Nos cuenta que muy seguido concurren padres a preguntar cómo se arma una huerta pues sus hijos se muestran muy interesados en plantar.
Comparte la administración del grupo huertas URUGUAYAS con dos mujeres una maestra en plantas Odis Vila y una señora aprendiz Sandra Álvarez.
La huerta orgánica es una forma de cultivo que se basa en la fertilidad del suelo y diversidad de especies. ¿Qué busca? Obtener plantas sanas que se conviertan en alimentos saludables.
Para crear una huerta orgánica en el hogar, no es imprescindible disponer de grandes espacios.
Actualmente, existen muchos recursos para que todo el mundo pueda tener su propia huerta. Desde canteros en el suelo hasta huertas verticales, pasando por mesas de cultivo de distintos tamaños, cajones o macetas colgantes.

  • “Con mis hermanos antes de ir a la escuela teníamos que sacar las vacas del galpón y cuando llegábamos de la escuela nuestra madre nos ponía a deshacer terrones de los canteros y ayudar a plantar lo que fuera, tanto en temporada de verano como de invierno. Se plantaba maíz, zapallo boniato… también se criaba gallinas y chanchos.
    Fue así que empecé a tomarle el gusto a la quinta… no era para mí un sacrificio sino un gusto.
    A medida que fui creciendo, el único trabajo que había para un menor era en las quintas. Cosechábamos maíz para unos criaderos de pollo y así sucesivamente. Estaban aquí también las quintas de Sanguinetti donde trabajábamos plantando boniato, cebolla, lechugas o haciendo plantines en los invernáculos situados en el kilómetro 25 de la Ruta 8.
    A los 16 años estuve trabajando en una curtiembre y a los 18 entré a la construcción pero nunca dejé de plantar.
    A esa edad ya tenía mi propia huerta y más allá de lo aprendido de mis padres también aprendí de otras personas ancianas que ya han fallecido. Siempre estuve rodeado en el barrio de personas que plantaban y me gustaba hablar con la gente de afuera cada vez que salía para campaña o a pescar. Hacíamos también intercambio de semillas, como por ejemplo zapallo criollo, calabacín y siempre me iba con un puñado de semillas en el bolsillo.
    Por otra parte Manuel Chávez el abuelo de mi hijo también trabajó toda la vida en quintas.
    Siempre le disparé a los productos químicos, a los insecticidas y no voy a negar que al principio había aprendido que era esa la manera de plantar.
    Con el tiempo aprendí que había otras formas más sanas. La tierra y la semilla sana hacen que uno pueda sacar adelante buenas huertas y disfrutar de un ambiente único donde circulan las mariposas y los pájaros…. donde andan los horneros y los zorzales”.
    -¿Cómo es la dinámica de las huertas?
  • “Hacemos mucho intercambio de semilla… tenemos mucha gente conocida que tiene la semilla criolla que anteriormente se plantaba. Mi señora trabajó por diez años en un restaurante del Aeropuerto Carrasco y quedó sin trabajo.
    Para que pudiera hacer algo en casa comenzó a dedicarse a las plantas y ello le ha generado también una entrada de dinero.
    Hace plantines de huerta y florales para vender. Lo cierto es que ya no queda más lugar para plantar en nuestra quinta”.
    Tenemos frutos de la tierra de todo tipo… cada año aprendemos algo diferente como por ejemplo la preparación de la tierra, compost, la basura del césped es la mejor tierra para las plantas.
  • ¿Cómo describe usted a la agricultura?
  • “La agricultura es el trabajo más antiguo de la humanidad… es un tema que merece ser plasmado en un libro. Desde antes de la creación de las herramientas el hombre tuvo que crear una pala de dientes. Cuando creó las herramientas es porque ya plantaba con sus propias manos, con herramientas primitivas y necesitaba modernizar las herramientas para tener un mayor provecho de la tierra. Lo cierto es que de la tierra todo nace y hay que saber que no existen los yuyos… todas las plantas tienen una particularidad medicinal”.
    Para la salud: la huerta orgánica garantiza el acceso a alimentos saludables. La actividad en la huerta es una excelente forma de realizar actividad física y combatir el sedentarismo y el estrés. Por otra parte la actividad en la huerta ayuda al desarrollo y a la educación de todos los integrantes de la familia.
  • Otros beneficios
    La huerta orgánica es garantía de alimentos sanos, naturales y llenos de nutrientes. Al mismo tiempo, son fuente de satisfacción personal, alegría y bienestar. En esta época de tecnología, inmediatez y velocidad, la huerta urbana ayuda a las personas a ser más pacientes y comprensivas. Y les da la oportunidad única de conectarse a la naturaleza, algo no siempre bien destacado cuando se busca promover la salud.
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