Por estos días ha cobrado relevancia la definición de “aglomeración” en la que parece centrarse la discusión de la ley temporaria establecida para hacer frente al “pico” de la pandemia que enfrentamos y cuando son inminentes las fiestas tradicionales.
La discusión se centra en la definición de este término, cuando a nuestro entender es lo de menos. Si bien hoy lamentablemente estamos discutiendo las medidas necesarias para enfrentar la pandemia, luego del fracaso, reconocido o no, de las medidas basadas en la “buena voluntad” de la población, el centro de la cuestión se basa, en nuestro concepto en otra cosa, muy distante de lo que se discute.
Para nosotros la situación revela una enorme brecha, que quiérase o no, llámese brecha, grieta o como se prefiera, que se manifiesta en la adopción o ignorancia de las medidas sanitarias dispuestas en la ocasión.
El diccionario de Google define la aglomeración como Reunión o amontonamiento grande y desordenado de algo, especialmente gente reunida en un lugar. Esto es claro y preciso, por lo tanto tampoco es lo que se tiene que definir.
Todos sabemos de que hablamos cuando definimos una “aglomeración” y sabemos que se trata de gente por lo general alcoholizada o estimulada de alguna otra manera dispuesta a reaccionar de la forma que sea ante el llamado de atención o el reclamo de orden por parte de la ley.
Pero tampoco es un tema en blanco y negro. Cuando escuchamos algunas discusiones sobre esto, pareciera que hablamos de una policía prudente, correcta y responsable que frecuentemente es agredida.
Por su parte hablamos de reuniones de gente de mala fama, imprudente y agresiva capaz de general incidentes ante la primera advertencia.
Cuando se habla defendiendo estos conceptos, creemos que se exagera. No se trata ni de policías “buenitos”, ni tampoco de desacatados revoltosos y agresivos. Que estos existen, existen, pero son las excepciones.
Se trata de hacer cumplir la ley y para nosotros es lo que corresponde. Felizmente la prohibición de reuniones de más de dos personas, ya no es lo que tenemos hoy y además nadie está pensando en tolerar esto.
Se trata sólo de hallar el punto exacto de respeto a los derechos ciudadanos y a su vez de exigir el cumplimiento de la ley, aunque tenemos claro que ésta se adoptó para defender un estado de derecho que es absolutamente injusto y para nada solidario.
Quizás sea una buena oportunidad para recordarlo.
A.R.D
