Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”. Ayn Rand (escritora rusa)

Haremos hoy una analogía entre dos cosas que dan mucho que hablar por estos tiempos: el narcotráfico y el contrabando. Y adelanto desde ya que mi postura no tiene quizás mucho de esperanzador.
Sucede que tengo una visión bastante pesimista respecto a los dos temas. O quizás no.
Quizás sea sí un poco esperanzador mi pensamiento, considerando que al fin de cuentas, pretendo ver estos asuntos despojándome de ciertos preconceptos, ideologías y demás, y verlos al desnudo, entonces recién ahí poder pensar en cómo resolver algunas cosas. Y eso puede tener algo de esperanzador, ¿verdad?. Si vemos al desnudo tanto el narcotráfico como el contrabando, mi opinión es que el Uruguay, pero el Uruguay todo, como país, como estructura, no está preparado para convivir con ellos. Fíjese que no dije para “terminar con ellos”, dije para “convivir con ellos”, porque creo que son cosas que no se terminarán jamás. Le contaré un caso de acá, de Salto. Un día me entero que una persona que conozco (digamos Juancito), había caído presa por vender droga. Después me entero que lo habían delatado otros, desde la cárcel, que estaban presos por la misma causa, y este tal Juancito había aprovechado justamente que los otros estaban presos y se había quedado con los “clientes” de aquellos. Entonces, enojados, aquellos delataron a Juancito. Ahora Juancito está preso y los otros prontos van a salir en libertad, ¿y usted no cree que van a volver a lo mismo, o sea, a recuperar sus viejos “clientes”? Pero la pregunta es: ¿qué ganamos entonces con poner a Juancito preso? Escucho a veces la información de grandes operativos donde se incauta tanta cantidad de droga, etc. etc. y caen presas tantas personas etc., etc. ¿Y usted cree que así se termina el negocio?
No, no seamos ingenuos, al negocio lo siguen haciendo otros, es más, muchas veces dirigidos por los que están presos, presos que cuando salgan segurmente volverán a ocupar sus puestos de vendedores.
Pero a esto no lo estoy diciendo como producto de mi imaginación, lo digo porque basta ver en la página del Ministerio del Interior los antecedentes de algunos presos y la mayoría de los que están por “negociación de estupefacientes”, ya tenían antecedentes por “negociación de estupefacientes”.
Es decir, vendían droga, estuvieron presos, salieron y siguieron vendiendo. ¿O esto no funciona así? Habrá excepciones por supuesto, como en todo, habrá quien no reincide, pero le puedo asegurar que en la mayoría de los caso, es así.
¿Se da cuenta por qué le digo que esto no se termina?
Leía ayer una columna, digamos de defensa a este gobierno, que (refiriéndose al área metropolitana) decía: «…el Ministerio del Interior presentó las cifras del tercer mes del Plan Estratégico de la Fuerza de Tareas que ha posibilitado importantes incautaciones. Durante el primer mes de funcionamiento del plan, mayo-junio, se realizaron 82 allanamientos. Éstos resultaron en 82 bocas de venta de droga desarticuladas, once de las cuales fueron tapiadas. En el mismo período, fueron incautados 10 kilos con 103 gramos y 37 miligramos de pasta base, 9 kilos con 285 gramos y 36 miligramos de cocaína, 5 kilos con 928 gramos y 5 miligramos de marihuana, 150 gramos de éxtasis, 250 dosis de LSD (el total de la droga incautada asciende a un valor de 161.410 dólares), 13 armas, 10 vehículos y 1.819.621 pesos. A su vez se detuvo a 89 personas: el 69 % de estas resultaron condenadas o se formalizó su investigación. Durante este segundo mes, junio-julio, la Policía realizó 78 allanamientos y 43 intervenciones en la vía pública, un promedio de cuatro intervenciones por día contra el microtráfico. Durante los 121 procedimientos se desarticularon 52 bocas y, tras articular con otras instituciones, fueron tapiadas 11 en Montevideo. Dentro de los resultados conseguidos en el segundo mes, se detuvo a un total de 133 personas, de las que 85 fueron judicializadas. A su vez se incautaron 9 kilos con 833 gramos de marihuana, dos kilos y 400 gramos de pasta base, 400 gramos de cocaína y 490 pastillas de éxtasis, junto a 402.081 pesos, 11 armas y 11 vehículos (muchos de ellos de alta gama). Finalmente, durante el tercer mes, julio-agosto, se desarticularon 58 bocas, 2 fueron tapiadas y se incautó una cifra superior a los 18.500.000 pesos. Además fueron detenidas 108 personas, de las cuales 46 fueron judicializadas. En este orden, se incautaron 2741gr de marihuana, 1605gr de pasta base, 4460 gr cocaína y 242 dosis de LSD».
Perfecto, todo bien, porque si no se actuara criticaríamos que la Policía no actúa, está bien. Pero seamos sinceros: ¿alguien piensa que de esta forma se termina el narcotráfico en Uruguay? Yo por lo menos no lo creo. Y alguien podrá pensar: “Bueno, pero… ¿y qué solución hay?”. Yo no tengo la solución, no sé, pero sé que si seguimos alegrándonos por bocas de venta cerradas, no estamos avanzando, nos estamos mintiendo a nosotros mismos, nos estamos mintiendo que así vamos a ir terminando con el narcotráfico, y no es así. El narcotráfico sigue creciendo. Yo puedo esbozar algunas ideas a lo sumo: las cárceles en Uruguay tienen que cambiar y la educación en Uruguay tiene que cambiar. La cárcel, para realmente rehabilitar (como dice la Constitución) y la Educación para enseñar que ni consumir ni vender droga es bueno. Enseñémosle a los gurises que las drogas solo te pueden llevar más rápido a dos lugares: la cárcel o el cementerio.
Es complejísimo el tema, lo sé. Pero lo que quiero decir es, insisto, que no podemos festejar porque se cerró tanta cantidad de bocas o se metió a tantas personas presas, o se inacutó tanta cantidad de droga. No, eso “es humo”, como dicen los gurises, eso es discurso “para la tribuna”, humo y discurso para la tribuna que hace este gobierno y que hizo el anterior y el anterior y el anterior… Despojémonos de partidos y colores políticos. En vez de mirar eso, miremos a esas madres o a esos padres que no saben qué hacer con los hijos víctimas de las drogas: hogares destruidos, llenos de tristeza, de dolor. Padres que sus hijos les roban para poder drogarse. ¿Alguien puede pensar que eso se remedia sacando cartel con que tal gobierno incautó tantos quilos más que el otro gobierno?
Y en el contrabando, lo mismo. Nos dicen que se puede pasar 5 quilos por personas.
Bien, pero ¿cuántos autos van permanentemente? ¿Y dentro de cada auto? 5 personas. 25 quilos de mercadería por auto. Son toneladas que entran por día. Y hay gente que todavía dice: “¡qué bien, solo 5 quilos, todo controlado! No, señores. Hay un contrabando impresionante. Hasta con el puente cerrado por la pandemia entraba contrabando igual. Por el río entraba. ¿Y la Prefectura? Claro, la Prefectura controlaba, supóngase, de la represa hacia el sur, hasta Paysandú supóngase, y el contrabando entraba como perico por su casa allá a la altura de Belén, de Constitución… ¿O usted cree que Prefectura tiene 20 lanchas para estos patrullajes? Tendrá una o dos. ¿Entiende por qué le digo que la estructura del país no está preparada? ¿Entiende por qué le digo que nos mentimos a nosotros mismos? Educación es fundamental (tambien para enseñar por ejemplo que la coima es corrupción y que ser corrupto está mal), rehabilitación es fundamental también, y sé que está en juego acá también el tema de los valores familiares y de la economía ni que hablar, y de tantas cosas más. Pero al menos, no seamos ingenuos: narcotráfico y contrabando no se van a terminar, el mundo lo demuestra, no podemos seguir mintiéndonos.
Contratapa por Jorge Pignataro