Luego de la salida del Dr. Carlos Albisu de Salto Grande, desde la Departamental Salto de Convocatoria Seregnistas-progresistas (CSP) en el Frente Amplio sacamos una declaración en la que sin aceptar estridencias, oportunismos ni mucho menos victimizaciones, puntualizábamos algunas cuestiones que nos preocupan y queremos profundizar.
Primero, la discusión sobre el manejo de las cuestiones públicas presente en la agenda política en estos días no se termina con esta remoción. No vale aquello de muerto el perro se acabó la rabia.
Lo público, porque es ajeno y de todos, debe ser tratado con mucha cristalinidad, siguiendo las leyes, pero también los preceptos éticos que esas responsabilidades tienen.
Cómo salteños, al hablar de Salto Grande la responsabilidad crece. Salto puso mucho para que existiera, desde recursos naturales hasta miles de horas de quienes participaron del Comité Popular.
La discusión pública, tiene que analizar el destino de los recursos, que, aunque el Estado sea quien los aporte son de todos. No vale decir que es muy poco frente a lo que se genera.
El Frente Amplio en el Gobierno privilegió la inversión, la capacitación y la excelencia; en lugar de acomodar y promover correligionarios. Llegando actualmente, a casos inexplicables con pago de retiros con el solo objeto de favorecer el clientelismo.
Desde nuestros sectores, lo podemos decir con coherencia, condenamos el clientelismo. Uun obstáculo al desarrollo humano y social que convierte a las personas en súbditos cautivos de prácticas que van en contra del ejercicio de los derechos que la sociedad les otorga, especialmente coarta la libertad.
La Represa está en una etapa clave de su existencia. Transitando una renovación, iniciada en 2016, por la que el país contrae créditos para su ejecución, pero Albisu en lugar de preocuparse por estos desafíos, está haciendo campaña electoral; en lugar de destinar el presupuesto en los mejores técnicos para asegurar el éxito en la renovación y la eficiencia en el uso de los recursos, se preocupa en llenar el organismo de correligionarios. Y eso es una irresponsabilidad inadmisible.
El Desarrollo Regional en Salto Grande viene de largo tiempo, en la década de 1990 le sacaron el manejo de sus recursos, pero antes aportó mucho, por ejemplo en la electrificación de la llamada cuenca lechera.
Ausente mucho tiempo, recién en 2005 volvió a aportar. Con recursos muy limitados fruto del cuidado y del ahorro logrado en la gestión de su presupuesto, porque en Uruguay no hay regalías.
Recién con la aprobación del peaje a los camiones en 2012, luego de reservar los fondos para el mantenimiento del puente, se cuenta con un monto para Responsabilidad Social.
El dinero destinado a «desarrollo regional» es el mismo que en la gestión anterior, con la diferencia que ahora hay que sostener una estructura de 17 funcionarios nuevos. Otra razón para pedir partidas extraordinarias al Estado.
En nuestra región, se invirtió entre 2015-2019, en convenios con Intendencias, Ministerios, ASSE, Presidencia de la República, etc. en obras o destinos por ellos definidos más de 4 millones de dólares.
No se contrató a nadie y se aprovechó la capacidad de los funcionarios del Organismo, alcanzando obras importantes, como la Emergencia pediátrica del Hospital Salto o las que recientemente inauguró el Presidente en Mataojo, que aunque no lo dijeron proviene del gobierno anterior.
Además, desde la Delegación Uruguaya y con el aporte permanente de una importante parte de los sueldos de los delegados y del Secretario de la delegación, se conformó la Fundación de Desarrollo Salto Grande que aun hoy (aunque las autoridades de CTM ya no aportan) cumple con brindar cientos de posibilidades financiado proyectos de interés social, deportivo y laboral de pequeños emprendedores, con préstamos a tasa cero o incluso parcialmente reembolsables, sin mirar el color político de sus beneficiarios.
Aunque es un buen gesto, muy loable y muchas veces necesaria, la caridad no genera desarrollo. No es función de la CTM hacer donaciones y menos aún desfinanciarse y tener que pedir dinero porque los gastó en ellas.
Es evidente la falta de transparencia en el manejo de la CTM. Privaron a la oposición estar como contralor, la Ministra de Economía se niega a contestar y el Canciller se burla groseramente del pueblo uruguayo, pero en definitiva, nadie de la coalición de gobierno se hace cargo.
Tampoco es transparente derogar los procedimientos de ingresos y ascensos por concurso.
Por último, apostamos a un acuerdo con todos los actores, sobre la importancia de las instituciones públicas, su rol estratégico, el aporte para la región, con un tipo de gestión transparente, para toda la sociedad, y no solo para aquellos que votan al gobernante de turno.