Victoria Avril Grattone Silva (22) nació en Salto y se crió en un barrio al que describe como tranquilo junto a su familia.
“A nuestras actividades curriculares se encontraban en los alrededores y la realizábamos juntos.
De niña fui muy curiosa; por ello tomé clases de ballet, jazz… asistía a clases de música, danza folklórica y hasta formé parte de una comparsa de lubolos” – relató EL PUEBLO.
Más tarde se recibió de profesora de danzas y en la actualidad se encuentra en la capital del país continuando sus estudios terciarios en el SODRE.
“La danza nos ayuda a fluir en el movimiento y las coreografías nos dan la disciplina de pautar y memorizar. Son múltiples los beneficios que nos brinda este arte” – sostiene la joven profesional.
El hecho de ser una joven madura e independiente, la llevó a adaptarse fácilmente en la capital del país. Tiene bien definidas sus metas y entiende que el arte es la forma de poder conservar nuestra cultura.
Victoria Avril se inició en la danza con apenas cuatro años de edad; recibió clases de Danza Folklórica y egresó de la Escuela de Música No. 129 que en la actualidad es la Escuela de Arte. A los quince años se recibió de profesora de Danzas Clásicas; dos años después de Danzas Árabes y en el 2020 en Danza Jazz. Ha participado de varios cursos y capacitaciones en todas las disciplinas de la danza y certámenes nacionales e internacionales.
En Danzas Árabes obtuvo el reconocimiento como Sub Campeona, clasificando para el certamen Cancún México 2023.
“Siento que a mi vocación no la encontré, sino que nací con ella; pues desde muy chica supe que quería dedicarme a la danza, ya sea por ese instinto de querer expresar lo que sentía con cada música. Mis intereses han sido siempre en relación a la danza. La docencia ha estado presente en mi vida, ya que mi madre María del Carmen es maestra y su vocación ha sido parte de mi inspiración. Me recibí a edad muy temprana… a los quince años comencé a trabajar como profesora en la academia de danzas de Lucía Tenca. Tuve la oportunidad de trabajar en la creación de coreografías para escuelas públicas y empecé a trabajar en la Escuela 117 de barrio Ceibal y colaboré con otras escuelas . También fui tallerista de expresión corporal en los clubes de niños. Tuve la suerte de capacitarme con grandes docentes” – reveló.

¿Cómo recuerda la experiencia de su primer examen?
-”En la vida de una bailarina el primer examen siempre está presente. Comenzamos la carrera desde muy chicas y por cada disciplina debemos pasar por instancias de exámenes, aunque los nervios nunca se van. El examen se prepara para todo el año, ya que se deben presentar planes de coreografías, interpretaciones, exposiciones orales y carpetas teóricas. Recuerdo una experiencia muy graciosa… para preparar la carpeta teórica, contaba con la ayuda de mi madre. La noche anterior me había ayudado para que mi carpeta estuviera pronta. Como en ese entonces yo era muy niña y estaba super nerviosa, se me cayó la carpeta al piso… intenté acomodarla, pero no me quedó tan prolija. De todos modos felizmente en ese examen me fue muy bien y esa experiencia me quedó marcada”.
¿Cuándo decide continuar sus estudios en Montevideo?
- “Suelo ser muy espontánea en mis decisiones… trabajando con niños en las escuelas públicas me surgió el interés por continuar aprendiendo sobre la danza… quería crecer. Por ello decidí investigar acerca de la oferta educativa y descubrí las carreras que ofrece la Escuela Nacional de Educación Artística, donde podemos optar por danza clásica, tango, candombe, danzas folklóricas, contemporáneo y arte lírico. Decidí entonces audicionar y logré pasar esa instancia que duró tres días, con la presencia del tribunal”.
- ¿Cómo es su rutina diaria?
-”Mi día comienza a las siete de la mañana… desayuno y luego concurro a la escuela donde tengo clases regulares desde las ocho de la mañana hasta el mediodía. Son horas intensas porque son instancias prácticas y sumado a ello tenemos entrenamiento físico. Luego del almuerzo entreno para las siguientes clases y a la tarde doy clases en una academia. Aquí las distancias y la dinámica es diferente, pero me encuentro feliz de poder dedicarme a mi vocación.
La danza aporta numerosos beneficios para nuestra salud mental; no sólo pone nuestro cuerpo en forma, si no también nuestra mente y de esta forma, ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares.
Al danzar utilizamos todo nuestro cuerpo, y nuestros sentidos.
Cada estilo de baile nos ayuda a fortalecer diferentes grupos de músculos mediante la práctica de movimientos repetitivos y coreografías. Ello significa que con una práctica regular de baile podemos desarrollar resistencia para realizar actividades físicas durante largos periodos de tiempo sin fatigarnos.
¿Cuáles son sus mayores proyectos?
-”Mi proyecto desde el día uno es crear un instituto de arte que involucre todas las artes y sus disciplinas, donde puedan concurrir personas de todas las edades. Que sea un espacio abierto y colaborativo, que tenga instancias de capacitaciones, cursos de perfeccionamiento y de intervención artística. Por ese motivo es que continúo capacitándome. Es el proyecto más grande para mi vida y he bajado a tierra todas esas ideas con el apoyo de mi mano derecha que es mi madre”
Un mensaje…
- “Creo que debemos de apostar al arte porque es un canal de expresión que ninguna tecnología lo va a reemplazar. El arte tiene un efecto liberador, curativo, de desarrollo personal que transforma a las personas… las sensibiliza”.
¿Tiene pensado volver a Salto en algún momento?
- “Mis raíces están allí… lo que soy hoy es gracias a mi querido Salto. Creo que es uno de los departamentos que brinda la mejor formación artística y al estar hoy instalada aquí en Montevideo, lo reafirmo”.