El Ministerio del Interior acaba de publicar las cifras de los delitos cometidos en el último año estadística que tiene la particularidad de analizar un año completo de la seguridad nacional en manos del gobierno actual.
La estadística referida da cuenta de una reducción notoria prácticamente en todos los delitos. Desde los hurtos, los abigeatos, los homicidios a las rapiñas y demás.
Puede creerse que se desprende de esta estadística que el país está bien, que se ha logrado reducir la delincuencia en todos los rubros, pero nada más equivocado. El informado y la población en general que se despierta todos los días con nuevas víctimas del delito lector, incluso de homicidios, porque hay mucha gente que “arregla” todo a los balazos y no duda en matar inocentes.
Quizás lo más gráfico de la situación son las movilizaciones de vecinos de diferente barrios y zonas capitalinas, que reclaman más presencia policial. No es del caso saber hoy y en estas líneas por qué se llega a esta situación, ni cuándo.
Pero consideramos que la publicación de la mencionada estadística es al menos inoportuna, dado que la impresión que tenemos la mayoría de la población es que estamos mal, muy mal, diríamos nosotros y pese al esfuerzo que se hace y nadie niega, seguimos muy lejos de lo que entendemos debe ser la tranquilidad del país.
Tratar de convencer a la población de que se está trabajando bien, en esos momentos, aunque así sea, es al menos estéril.
En este panorama debemos referir indudablemente al hecho ocurrido horas atrás en Montevideo, donde un patrullero se equivocó y los policías armas en mano obligaron a una pareja a detenerse y bajarse del auto en el que viajaban.
Cuando la acompañante se bajó, obedeciendo la orden policial y rescató del coche a un bebé, los policías entendieron que se habían equivocado.
Felizmente no pasó de esto, un mal momento para la pareja y el niño, pero no hubo heridos. Podemos entender que se trató de un error, que puede pasar, aunque no debiera si la formación y lo recursos de la policía fueran los adecuados.
Esto es lo que no debe pasar y ha pasado siempre. Cuando se trata de errores involuntarios por falta de pericia o distracciones, son entendibles, no deberían suceder, pero suceden y han sucedido siempre, cuando responden a otros objetivos hay que tener mucho cuidado.
Se le ha dado mayores atribuciones a la policía y estos aspectos deben de ser cuidadosamente revisadas porque pueden acarrear consecuencias lamentables.
A.R.D.
Una publicación por lo menos inoportuna
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