Si pensamos en trabajos o profesiones donde la ruta, los caminos vecinales y las sendas de paso sean prácticamente el lugar de trabajo y el vehículo una segunda casa, seguramente se te venga a la cabeza al Ingeniero Agrónomo o el Veterinario. También al «viajero» vendedor de insumos y a los trabajadores de escritorios rurales, que dicho sea de paso, muchas veces, son también agrónomos. Por eso se puede decir con cierta propiedad, que estos profesionales son verdaderos habitantes de los caminos, animales de ruta.

Es un hecho, que junto con los médicos, son los profesionales que más kilómetros realizan y por lo tanto están más expuestos a accidentes de tránsito, que en la ruta suelen ser fatales. Tanto es así que también es un hecho, que los seguros de vida son más costosos para los agrónomos, denotando, que se debe compensar el mayor riesgo al que está expuesto una persona, que tranquilamente puede hacer 20.000 km en un año, y no necesariamente paseando en la rambla o la costanera. Misma situación que motiva que desde el «Centro Agronómico de Salto» CAS, y la «Asociación de Ingenieros Agrónomos» se esté impulsando realizar charlas o cursos orientativos para dotar a sus asociados, de más herramientas, ante situaciones que se pueden dar en la ruta.
En el rol de técnicos asesores, de gestores, de vendedores, de extensionistas y de investigadores, entre otros, el agrónomo debe ser muchas veces el nexo, llevando y trayendo información y conocimientos, entre el centro poblado y el establecimiento rural, entre la civilización y el «interior profundo», entre el peones, el capataces y el chacreros, y los laboratorios, las barracas, agroveterinarias, las concesionarias de maquinaria, los centros de investigación y la academia, lo que lleva indudablemente a recorrer muchísimos kilómetros.
Las distancias se hacen más largas a medida los sistemas de producción van de lo más intensivo a lo más extensivo. En un extremo estarían los cultivos hortícolas, frutícolas y granjas en el sur, pasando por los tambos más sobre el litoral y centro pero aún en el sur. Luego, tal vez, las chacras de cultivos de invierno y verano, y los sistemas ganadero-agrícolas «invernadores» con su zona núcleo en el litoral. Y en el otro extremo, estarían los sistemas ganaderos extensivos, principalmente de cría y donde todavía se puede ver bastante oveja, más sobre centro-norte y norte del país. No se debe dejar de mencionar las zonas arroceras, en el este y en el norte del país, que en 6 meses se «trillan» más que otras zonas en todo el año, o los ya extensos montes forestales, concentrados en varios puntos del país, siendo zonas a menudo desoladas que concentran su actividad principalmente en la cosecha de estos montes.
Muchas veces, toca andar sobre rutas nacionales, y muchas otras veces sobre caminos vecinales; mas o menos transitables dependiendo de la época del año, de si llovió mucho o poco, del peso, y del valor e interés de lo que por allí transite, porque de esto dependerá que tan a menudo los reparen.
Pero si el camino está bueno o mas o menos, si llovió y se quiere saber si una picada, una zanja o una cañada están dando paso, o si por tal o cual camino se llega a tal estancia o chacra de un fulano, seguramente se lo puedas preguntar a algún técnico. Porque ya los anduvo, ya le habrá errado de camino, ya alguna cañada le habrá cortado el paso, ya conoce a ese fulano directa o indirectamente y ya haya cortado o pinchado alguna cubierta en ese camino que estaban reparando.

Técnico Zonal
Tacuarembó del BROU
Por esas mismas distancias, las horas de luz y las temperaturas, dependiendo de la época, y teniendo en cuenta posibles percances, es que las jornadas de trabajo arrancan muy temprano en la mañana, muchas veces ni siquiera ha amanecido, y terminan tarde, donde lo mejor es que te agarre la noche, al menos, fuera del campo. Y por supuesto, no es lo mismo recorrer 50 km por ruta 1 de Libertad a Montevideo que la misma distancia de Tacuarembó a «Paso del Cerro». Todo ello, resulta evidentemente, en incontables horas y kilómetros de recorrida, la mayoría de las veces en solitario, donde el vehículo debe contener todo aquello que debería, cuando estás 10-12 horas fuera de casa y preparado para pasar del asfalto, a la greda, a la piedra, al pasto y el barro.
Pero no todo son caminos malos y jornadas interminables. Muchas veces la tarea, el ritmo de andar y los lugares, te permiten contemplar cosas que no hubieras tenido oportunidad de otra forma.
Recién entrada la primavera y con satisfactoria lluvia, es bueno ver, en los límites de Salto, Rivera y Tacuarembó y en plena «Cuchilla de Laureles», el reverdecer de los cerros, donde en invierno los colores son más apagados y amarillentos, además de vistas de 20-30 km a la redonda hacia los tres departamentos. También es momento de ver terneros y corderos, siendo tan simpáticos y cómicos como perros, cuando son recién nacidos. Sobre el litoral, se puede ver en esta época, chacras de colza en plena floración, con ese intenso amarillo que siempre asombra, los trigos y cebadas despuntando espigas, y las pasturas de raigras y festuca en plena producción con ese brillo en la lámina tan característico, o colchones de forraje de trebolares. También se pueden ver chacras de arroz prontas para sembrar, siendo «platos» de tierra donde se pierde la vista en el este del país, donde llama la atención la sistematización para el riego, tarea también de ingenieros, pero civiles. Cuando toca salir antes del amanecer y en zonas de forestales, puede llamar bastante la atención, si mirando para el monte de pleno oscuro, se vean enormes faros blancos, perfilados hacia la ruta como ojos, lo que seguramente sea un «Harvester» o una «Forwarder», cortando y cosechando troncos, respectivamente.
Sin duda alguna se podrían seguir mencionando situaciones y momentos, tiempos y lugares, conversando con algunos colegas, donde, a pesar de correr con algunas inclemencias, el trabajo del Ingeniero Agrónomo y las «trilladas» por todos los rincones del país, por las rutas, por los caminos, se ven recompensado por algo más que la satisfacción del deber y la remuneración económica, y la hacen una linda profesión.