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lunes, 24 de febrero de 2025
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Mirar sólo el aspecto económico no es lo más aconsejable

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Uruguay festeja como un logro y todo un éxito la llegada de los cruceros, verdaderas ciudades flotantes, capaces de transportar miles de pasajeros, que si mal no recordamos años atrás se destacó como todo un éxito la prevista llegada de algo así de 300 de estos barcos en la temporada.
Hay que saber que en Venecia se ha prohibido el amarre de cruceros con capacidad mayor a los 200 pasajeros.
En este caso porque el desplazamiento del oleaje y el vertido de las denominadas aguas grises, contaminan la fauna marítima en la región y afectan los famosos canales.
Recientemente en Australia se ha puesto a navegar un crucero con una capacidad de pasajeros de 9.000 personas.
Ni más ni menos. Según se expresa, darles todos los servicios a estas personas, que incluye piscina, teatro, salón de bailes y más supone verter millones de litro de contaminantes..
Pero el enorme perjuicio que ocasionan estas ciudades flotantes, es el que causan las denominadas “aguas grises”, provenientes del alije de estas embarcaciones vertidas por el saneamiento, por la cocinas, el lavado de utensilios y la higiene en general.
Cuando estas embarcaciones hacen este alije o vertido de “aguas grises” en un solo lugar el mayor perjuicio proviene de los microrganismos de plástico o incluso de microcélulas de celulosa natural.
Cuando vemos que en nuestro país se evalúa el hecho exclusivamente por la parte económica, vale decir exclusivamente de los dólares que deja el turismo, sin tener en cuenta las restantes consecuencias que puede acarrear el hecho. Es más, en determinadas circunstancias es más lo que pueden arruinar que lo que benefician.
Más de un país está analizando con lupa en estos momentos, la llegada de estos cruceros, Más de un indudable beneficio en el sector turístico debe analizarse el hecho también desde este punto de vista, porque generalmente éstos suelen ser irreversibles.
Se ha dicho que las ciudades más limpias no son las que más limpian sino las que menos ensucian. Con este mismo criterio diríamos que los países que más hacen y mejor cuidan los recursos naturales, no son los que permiten esta destrucción por parte de otros, por uno pocos dólares, precisamente.
En suma, es un aspecto más de lo que dejamos hacer o de evitar mirando precisamente los réditos a corto plazo en lugar de evaluarlos a largo plazo, porque lo que hoy se juzga como un éxito mañana puede ser un rotundo fracaso.
A.R.D.

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