Nazis debajo del agua
La Segunda Guerra Mundial se cobró vidas uruguayas. Uno de los episodios poco difundidos en nuestra historia pero que se vivió en carne propia ocurrió en el año 1942, cuando en aguas del Caribe un submarino alemán torpedeó y hundió al carguero uruguayo “Montevideo” y en dicha tragedia murió heroicamente el salteño Elbio Ernesto Michaelson Gómez, que en esos momentos tenía 26 años.

El 9 de febrero de 1942 parte de Montevideo con destino a Nueva York el carguero uruguayo “Montevideo” que en sus bodegas llevaba cereales, carnes conservadas, huevos, cueros, fertilizantes por un total de 5995 toneladas.
El “Montevideo” trepa la geografía de América del Sur y desemboca luego de varios días en el Caribe. El capitán es José Rodríguez Varela.
“De acuerdo a las normas de guerra vigentes, lleva muy visible a sus costados la bandera uruguaya, y el nombre de nuestro país en letras destacadas, en horas de la noche debe navegar con todas las luces encendidas, para ser reconocido como barco de país neutral y de esa forma no ser atacado. Sin embargo, «navegando sobre la zona del Caribe, y posiblemente cumpliendo órdenes de la armada norteamericana que dominaba un vasto campo de operaciones en estas aguas, el buque Montevideo viajaba con las luces apagadas en plena zona de guerra”, dice un reporte periodístico.
El “Montevideo” hizo tres cuarto viaje sin novedad, en aguas del Caribe era la zona de peligro ya que en ella incursionaban los submarinos nazi que hundían todo tipo de embarcaciones sembrando el terror.
El día 5 de marzo, exactamente a los 27 días de haber partido, hace escala en Saint Thomas, puerto de Islas Vírgenes con el fin de abastecerse de carbón. Los marineros bajan a tierra y recorren la pintoresca localidad. Como buenos uruguayos hacen rápida amistad con los lugareños y otros marineros que también han recalado por allí. Es cuando le advierten que se queden allí que no sigan el viaje porque es muy peligroso que los submarinos nazis hunden todo tipo de embarcación, a pocas millas de allí.. El lugar era acogedor, tranquilo y seguro. Los marineros, tan familiarizado con bares, tabernas, juegos y muelles, sintieron ese anhelo, deseos, ganas de quedarse en ese lugar, lejanos a la tierra natal, pero, muy seguro, muy amistoso y de un alegre vivir.
Pero, claro, la idea del capitán, su responsabilidad,era otra, había que llegar a destino, a pesar de todo, la leyes de la marinería se cumplen.
El “Montevideo” sigue viaje, se toman todas las precauciones, en las noches no se enciende ninguna luz, ni fumar en cubierta se permite. El 9 de marzo a la mañana se divisa una masa negruzca a flor de agua, que desaparece apenas avanza el carguero. A la tarde vuelve a emerger, pero ahora se divisa claramente que es un submarino nazi.
Era de noche cuando el “Montevideo” recibió la brutal descarga del torpedo, se escoró de tal forma, en una densidad de 35 a 40 grados, que por un momento se pensó que se tumbaba de lado, pero paulatinamente volvió a su estabilidad al mismo tiempo que caía sobre cubierta la formidable tromba de agua que todo lo destruyó a su paso.
Lo que pudieron subirse a un lanchón, lo hicieron, como estaba planificado y de las dos balsas que había, sola una pudo utilizarse, la otra se soltó y se perdió en el mar.
En medio del caos, la noche, y el drama, surge la figura heroica del salteño Elbio Ernesto Michaelson Gómez. Y si como piloto no pudo llevar su barco a destino, hizo lo posible pagando tributo con su vida, porque los hombres que confiaban en su pericia se pusieron a salvo cumpliendo así el bravo salteño con la responsabilidad que a todo oficial asigna la tradición marinera.
Su acción fue más allá y mientras el barco se hundía con su poderosa linterna alumbraba el camino de los marineros que buscaban la salvación en el lanchón y en la balsa. Y cuando todos estuvieron ubicados, y pudo saltar, se quedó en la nave alumbrando a los náufragos para que partieran seguros en tan desesperante momento. Así se hundió con la nave este verdadero exponente del valor y la serenidad criolla, llevándose consigo el secreto de su fatalista indiferencia ante la muerte.
No todos se salvaron esa noche, de los 20 marinos, nueve se quedaron entre las aguas del Caribe junto a Michaelson.
LAS VIDAS PERDIDAS
Los sobrevivientes se reparten en dos botes salvavidas, donde navegarán 240 millas intentando llegar a las costas de la Florida
«Un barco holandés los lleva desde las costas de la Florida hasta el puerto Yeremi en Haití, de allí navegan a Puerto Príncipe, desde donde el capitán Rodríguez Varela consigue comunicarse con la Administración Nacional de Puertos y narrar lo sucedido. En Puerto Príncipe son embarcados en un buque de bandera norteamericana, «Explorer», siendo trasladados a las islas de Trinidad y Tobago donde unas semanas después se embarcarán en el Cabo de Hornos rumbo al puerto de Montevideo, arribando a este el 17 de mayo de 1942″, cuenta a un medio capitalino, Omar Medina, responsable del Museo Maritimo Ecológico de Malvin, en su momento.
Los tripulantes que fallecieron fueron: .
Elbio Michaelson (salteño), Pedro Baigorri, Juan Carlos Alanis, Lorenzo Olivera, José Conde, Ernesto Moledo, Sandalio Hernández, Alfredo Ganduglia, Mauro Veglio, Braulio Castillo,Rogelio García, Alberto Caram, Camilo Saralegui y Atiliano González.
Recopilación: Carlos María Cattani