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«Lo peor fue tener que huir, esconderse, evitar que en el edificio se enteren para no generar alarma social»

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Matrimonio salteño se sintió discriminado por haber tenido COVID

Después de todo lo que se ha hablado y escrito en los medios de comunicación desde el 13 de marzo del año pasado sobre el COVID 19 y lo que se sabe de esta enfermedad en el mundo, a cuya información tenemos libre acceso por internet, resulta preocupante que aún sucedan determinadas situaciones de discriminación por falta de información por temor a ser contagiados. Al menos esa es la experiencia que han tenido algunas personas que fueron diagnosticadas positivo de COVID 19 y que se ofrecieron hablar con EL PUEBLO a cambio que sus nombres no fueran revelados. A tal extremo se ha llegado en nuestra sociedad.

Se trata de un joven matrimonio que se contagió porque en su boda uno de los invitados tenía COVID 19, y por extraño que parezca, fueron las únicas personas que se contagiaron. Desde ese momento comenzaron a vivir la discriminación de los vecinos e incluso de un profesional de la medicina que llegó a echarlos del consultorio por no tener un documento que demostrara que habían sido dados de alta exigiendo ver el hisopado negativo, cuando es el propio Ministerio de Salud Pública el que establece que el mismo no es requerido («No se recomienda realizar nuevos hisopados luego que un caso es confirmado dentro de los tres meses posteriores al informe oficial, ni se requiere un test negativo para levantar las medidas de aislamiento», fragmento del comunicado a los laboratorios y prestadores del SNIS indicaciones de testeo, aislamiento y cuarentena, publicado en el sitio web del MSP en octubre de 2020).

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El objeto de su testimonio pasa por dar a conocer lo que tuvieron que pasar con la esperanza que otros no revivan lo de ellos, si bien entienden que la gente hoy tiene menos temores y conoce más del tema, conducta que cambia cuando tienen al lado a alguien que tuvo COVID 19 y las dudas vuelven a aparecer. Incluso mientras realizaban una cuarentena preventiva a la espera que fueran hisopados para saber si habían sido o no contagiados, debieron mudarse de su apartamento por cierta tensión surgida con quienes habitaban en el mismo edificio, por temor a ser contagiados.

Dados de alta, y estando en la ventana de los tres meses donde era prácticamente imposible volver a contagiarse de COVID 19, el joven matrimonio decidió realizar su luna de miel fuera del país. «Cuando volvimos, teníamos la indicación clara, pero igualmente consultamos varias veces a los especialistas del Ministerio de Salud Pública con quienes teníamos contacto, que nos dijeron que no era necesario el hisopado, tampoco necesitábamos hacer cuarentena, que si bien no había un riesgo cero, esa era la norma porque el riesgo de recontagiarse en un plazo menor a tres meses era bastante bajo. Eso es lo que indicaba la información que había disponible en ese momento».

«Lo más difícil fue explicar esto a la gente. En ese sentido vimos que la gente estaba muy mal informada, porque habían aparecido algunas noticias un poco amarillistas de recontagios. Por ejemplo, un amigo me decía que mirara el caso de Cristiano Ronaldo. Por lo que tengo entendido ese caso no fue que se recontagiara de coronavirus sino que el hisopado le seguía dando positivo. Pero sé que en algunos casos la prensa lo presentó de esa forma y esta persona que me planteó el tema del futbolista estaba convencido que Cristiano Ronaldo se había recontagiado, entonces que una figura pública pasara por eso generaba mucha alarma, cuando en realidad la información científica que había en ese momento respaldaba estos protocolos de los tres meses. Pudimos acceder a un estudio de que había recabado información hasta setiembre, y en ese momento, de los 30 millones de personas que se habían contagiado había solo seis confirmados de recontagio. O sea que la probabilidad de recontagio era muy baja».

«Fue muy difícil explicarle a la gente que como veníamos de afuera, en nuestro caso no teníamos que hacer cuarentena, ahí también nos sentimos un poco discriminados. También hubo gente que se portó con nosotros en forma espectacular, que comprendió y que nos dijeron que nosotros éramos de las personas más seguras. Así que no todo es malo, aunque uno se siente marcado por cierta gente por no estar debidamente informada de esta enfermedad. Ahí es donde planteamos que la desinformación es peligrosa por el miedo que genera».

«Atravesamos la enfermedad, no contagiamos a nadie, nadie se contagió en el casamiento. La pasamos de la forma más leve posible, con síntomas leves o sin síntomas. Lo peor fue lo social, tener que huir, esconderse, evitar que en el edificio se enteren para no generar alarma social. Hoy el mayor miedo que tenemos es la cuarentena. Hoy si estamos en contacto con un positivo, como ya pasaron esos tres meses, tendríamos que hacer cuarentena. Digo que ese es el mayor miedo porque al ya haber pasado la enfermedad, aunque no es imposible recontagiarse, la probabilidad es mucho menor, pero igual debería hacer cuarentena. Obviamente hay que seguir cuidándose porque hay una probabilidad».

La experiencia que vivieron cambió su forma de ver la pandemia. «Más allá de todo lo que uno aprende sobre cómo manejarse, también me ayudó a ponerme en el lugar del que lo está atravesando y sufre discriminación. Hace poco un amigo tuvo COVID y me preocupé por darle apoyo, ayudarlo con la información que pudiera y, sobre todo, dejarle claro que desde el primer momento en que le dieran el alta tenía las puertas de nuestra casa abiertas. Porque me interesaba mostrarle que no le teníamos miedo, que era uno más».

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