Uno en principio, está dispuesto a creer, que en las guerras, salvo en las del amor, hay vencedores y vencidos. Lo hemos visto en el cine, en los libros, en los diarios y en los cuentos de nuestros mayores. Pero claro, en estos tiempos modernos que corren, y en estos años del Siglo XXI, nos hacen dudar. Guerras que empiezan y no terminan, guerras que empiezan y no se saben si terminan, guerras que siguen y siguen.
Pero, los griegos, primeros en todo, casi siempre, al parecer tuvieron una guerra que los comentaristas señalaron que terminó en un empate, porque las defensas superaron a los ataques…
Estamos hablando de la Guerra Lelantina, el primer conflicto entre ciudades griegas que no ganó nadie y cuya existencia es discutida por los historiadores, porque al parecer, los protagonistas se olvidaron de seguir peleando y siguieron como si nunca hubiera pasado nada. Es más se dice que hubo varios casamientos entre mozalbetes y doncellas de ambos bandos, a lo largo del tiempo, y los viejos no contaban ningún cuento épico del tema, ni los Homeros del lugar hacían mención a tales acontecimientos.
Si vamos a dar fechas, entre los años 710 y 650 a.C., tuvo lugar este importante conflicto bélico conocido como la Guerra Lelántica o Lelantina.
Se sabe, a duras penas, pero, se sabe que las protagonistas fueron las polis de Calcis y Eretria, ubicadas en la isla de Eubea, y de acuerdo a fuentes antiguas, que prefirieron mantenerse en reserva, el motivo inicial del enfrentamiento fue una disputa por el control de la fértil Llanura del Lelanto, situada en el centro de Eubea.
Tobías de Zenacos, historiador y poeta, hace mención en un par de cantos líricos, que dos campesinos Anelko de Eretria y Zonate de Calcis, se pelearon a puño limpio luego de una contienda de vinos, por cual del néctar de los dioses era mejor, si el de Calcis o del Eretria…
Atenunsio de Tumbela, por su parte, simplemente insinuó que el motivo más probable de la pelea fuera una mujer, de nombre Alimella, que iba a vender quesito fresco de cabra a las dos Ciudades y tenía realmente enloquecidos de amor a los dos campesinos, sin prestarle atención a ninguno de los dos, pero si por rara coincidencia uno veía que ella conversaba con el otro, más loco quedaba, pero de celos….
Lo que otros dicen es que en realidad, la llanura en cuestión o en disputa, tenía una gran importancia agrícola, produciendo cereales y vino, por lo que es probable que un período de sequía a finales del siglo VIII a.C. exacerbara las tensiones entre ambas ciudades por su control.
Están los que dicen, o no descartan como posible, que el origen de la disputa fuera un desastre natural, ya que a finales del siglo VIII a.C. hubo una grave sequía en muchas partes del mundo heleno, como el Ática, la propia Eubea y otras islas vecinas, que provocó una hambruna de aquella, peor que las de muchos gobiernos que andan en la vuelta, si tenemos que ilustrar el carácter de la misma…
Uno sabiendo estas cosas, leyendo por aquí y por allá, le entra el bichito de la curiosidad, que alguien suelte algo, que alguien opine, que alguien diga yo pienso sobre el tema que….pero no, no es fácil, que eso suceda.
Es más, leyendo, uno se entera que los historiadores modernos no están seguros del alcance real del conflicto. Según algunas fuentes antiguas, Las que como siempre, se mantienen en el anonimato, por los siglos de los siglos, pero son fuentes confiables, según el cronista, la guerra comenzó en el año 710 a.C. y se extendió por la mayor parte de Grecia, con muchas otras ciudades-estado aliándose a uno u otro bando.
La Guerra Lelantina habría sido así el conflicto griego más extenso e importante entre la guerra de Troya y las Guerras Médicas, guerra esta última que contrario a lo que se piensa no comenzó por un conflicto entre mutualistas, ni por falta de medicamentos, ni por la tardanza en conseguir fechas para los especialistas, se refiere a las invasiones persas de Grecia.
LA GUERRA DEL EMPATE, 0 a 0 Y CADA UNO PARA SU CASA
Estudios más recientes ponen en duda la existencia de alianzas formales tan tempranas, y la ambigüedad de las escasas fuentes contemporáneas (Heródoto escribiría unos 200 años después) convierten su historicidad en controvertida.
Andá a saber que le contaron, que leyó, que averiguó y por quién hinchaba Herodoto, pero, hay que seguir con el relato y podemos decir,bah dice el muchacho al que leíamos, que de esos escasos testimonios se deduce que Eretria contó con el apoyo de Mileto, mientras Calcis se alió con Samos y Tesalia.
Tucídides hace referencia a la Guerra Lelantina en su Historia de la Guerra del Peloponeso, escrita hacia 411 a.C., que no quiere decir poné eso en el pelo, hay que aclararlo, porque si venimos confundidos desde tiempos remotos, andá a saber para donde doblamos ahora ante cualquier guerra, o cualquier chisme histórico que nos quieran hacer pasar por cierto…
Dicen que por tierra ninguna guerra fue de gran importancia, porque todas las que se hicieron eran contra comarcanos y vecinos; y los griegos no salían a hacer guerra a lugares extraños lejos de su casa para sojuzgar a los otros. Si hay algo que les gustaba a los griegos era pelear a las cortitas, cerca, si era de local mejor. No gastaban muchas suelas en traslados, ni en estadías, iban y volvían en el día, y si se les hacía muy tarde, se quedaban, pero siempre peleaban al amanecer hasta poco después del mediodía, para que les diera tiempo en volver, les gustaba dormir en sus propias camas, eso es verdad.
“La guerra se libró principalmente por tierra, según el poeta Arquíloco de Paros, testigo de la época, que hace referencia a enfrentamientos sin arcos ni hondas, posiblemente cumpliendo acuerdos entre ambos bandos.
Esto lo cuenta también Estrabón a finales del siglo I a.C., indicando que ambas ciudades, en virtud de su antigua amistad, acordaron no usar armas de largo alcance en batalla. Otras fuentes indican que los ejércitos eran principalmente de jinetes que luchaban entre sí.
El conflicto se prolongó durante décadas, hasta que en torno al 645 a.C. una carga de la caballería tesalia dirigida por Cleómaco de Farsalia decidió la victoria de Calcis (al menos en esa batalla), aunque el propio Cleómaco resultó muerto, tal y como cuenta Plutarco.
“Fue Cleómaco con las fuerzas tesalias en ayuda de los calcidios, pues era evidente que los calcidios eran superiores en cuanto a infantería, pero les estaba costando gran esfuerzo derrotar a la caballería. (…) Reuniendo Cleómaco a los mejores jinetes de entre los tesalios con él, cargó de forma brillante y derrotó a los enemigos, espantando y poniendo en fuga a la fuerza de caballería enemiga. Por esta razón huyeron a su vez los hoplitas: los calcidios habían conquistado la victoria. Sin embargo, yacía muerto Cleómaco, a quien levantaron en el ágora de Calcis una sepultura, en la que hasta hoy se erige una imponente columna”, dice una crónica que encontramos.
Por más que Cleómaco ganó en el campo, perdió en la liga, porque todo quedó en silencio, sin declarar a nadie ganador. Decile a Cleomaco que ganó, ni te escucha el finado, ni festejar lo dejaron, y al parecer tampoco había motivo para ello.
Se desconoce quien ganó finalmente la guerra. Lo que sí se sabe es que tras la larga contienda, Eubea ya no volvió a liderar el mundo griego como antes.
Según Oswyn Murray, la Guerra Lelantina marcó el final de una era en otro sentido. Fue la última guerra librada al viejo estilo entre los principales proponentes de ese estilo. Según un antiguo oráculo “la mejor de todas la tierras es la pelasga Argos, los caballos de Tesalia, las mujeres de Esparta, y los hombres que beben el agua de la santa Aretusa en Calcis”.
La verdad que al terminar en empate, te decepciona un poco, y si es cierto que empezaron a pelear por el vino o por la bella Alimella, viene el oráculo este y te dice que las mujeres de Esparta son las más lindas y promociona el agua de la santa Aretusa, en lugar del vino, y a la piba de los quesos. Yo creo que en esos momentos empezó la guerra del marketing, pero esa, ya es otra historia…
CAMACA