A pocas horas de la detención de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del «Chapo» Guzmán más buscados por Estados Unidos, el norteño estado de Sinaloa no ha logrado recuperar la calma totalmente tras la ola de violencia, mientras que el capo se mantiene en prisión preventiva y ha recurrido a amparos para evitar su extradición.

A la espera de extradición
Tras su captura, el también conocido como “El Ratón”, fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 del Altiplano -conocido también como el penal de Almoloya-, ubicado en el Estado de México, donde también estuvo recluido su padre, quien se fugó de ahí en 2015.
Tras la audiencia de este viernes, el juez federal Gregorio Salazar ordenó prisión preventiva para el presunto narcotraficante y fijó un plazo de 60 días para que Estados Unidos presente los documentos necesarios para su extradición.
Sin embargo, horas antes un juez de la Ciudad de México concedió un amparo para frenar su extradición inmediata, además de concederle otro amparo para evitar la incomunicación del narcotraficante, lo que le permite contactarse con sus familiares y abogados defensores.
Durante la conferencia matutina, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y el canciller, Marcelo Ebrard, confirmaron que Estados Unidos solicitó la extradición de Ovidio desde el 2019, pero estimaron que tomaría entre 4 y 6 semanas presentar las pruebas para hacer efectiva esta solicitud.
Alegan depresión y ansiedad
En medios trascendió que la defensa de Ovidio alegó que el capo padece depresión y ansiedad, además de que se recupera de una cirugía, aunque no se especificó de qué era la intervención.
Ante esta situación, los abogados del narcotraficante solicitaron que se le suministren sus medicamentos para tratar sus diversas enfermedades.
Sin embargo, el juez afirmó que se realizarán los estudios necesario al capo para determinar si se le otorgarán los fármacos que la defensa solicita.
Regreso a la normalidad
La detención de Guzmán la madrugada del jueves derivó en una jornada de violencia en Sinaloa, especialmente en Culiacán (capital del estado), Los Mochis y Mazatlán, que se saldó con al menos 29 muertos, una decena de militares y 19 miembros del crimen organizado, informó el Gobierno mexicano.
Los bloqueos de carreteras con vehículos incendiados, las agresiones armadas, el cierre de aeropuertos y la suspensión de actividades empresariales y escolares recordaron al «culiacanazo», los sucesos violentos acontecidos en Sinaloa en 2019 tras la primera detención del narcotraficante, que fue puesto en libertad por orden del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para evitar muertes civiles.
No obstante, este viernes, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha enfatizó en una rueda de prensa que ya existían las condiciones de regresar a la normalidad en Sinaloa.
“No hay bloqueos activos que estén bajo el mando de gente armada, tenemos todavía algunas vialidades (afectadas), porque ha sido imposible, no tenemos, por ejemplo, la capacidad de mover un tráiler en la carretera”, explicó.
En tanto, los aeropuertos de Culiacán, Mazatlán, Ciudad Obregón y Los Mochis reanudaron sus operaciones luego de haberlas suspendido la mañana del jueves debido a la violencia que se desató.
La detención de Ovidio sorprendió al ocurrir días antes de la visita a México del presidente estadounidense Joe Biden, con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte, aunque López Obrador, negó cualquier relación entre los dos hechos.
México avisa que extradición a EE.UU. tardará
El Gobierno mexicano avisó que la extradición a Estados Unidos de Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín «el Chapo» Guzmán más buscados por EE.UU. y recientemente detenido, será lento, ya que también enfrenta acusaciones penales en México.
«(La extradición) es un proceso. Se hace la solicitud por parte del Gobierno, en este caso de Estados Unidos, pero se tienen que presentar las pruebas y ya los jueces en México deciden», refirió eL presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en su rueda de prensa diaria.
Además, el mandatario insistió en que la extradición no se realizará por la vía rápida.
Por su parte, la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, detalló que México cuenta con elementos para llevar a Ovidio Guzmán ante los tribunales por delitos contra la salud (narcotráfico) y relacionados con armas de fuego.
Además, dijo que también existen investigaciones relativas a la posibilidad de que el detenido y otras personas hubiesen cometido delitos relacionados con la delincuencia organizada.
«Claro que lo anterior es independiente de lo que resulte en los hechos suscitados en ocasión de su detención», puntualizó.
Estados Unidos, que presentó la solicitud de extradición en 2019, imputa al narcotraficante delitos que versan sobre la conspiración para la introducción de drogas a ese país, detalló Rodríguez.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, añadió que, tras poner al detenido a disposición de un juez, el mecanismo de extradición cuenta con un plazo para que el país solicitante presente pruebas penales, que estima que en el caso de Estados Unidos se demorarán entre cuatro y seis semanas.
Una vez puestas dichas pruebas ante las autoridades judiciales, la decisión sobre la extradición correrá a cargo del juez y de la Cancillería que él dirige.
«No es una decisión política, solo de la Cancillería, sino esencialmente del juez, para verificar que los derechos de esa persona se respetan, dado que es un ciudadano mexicano», comentó.
Ovidio Guzmán fue detenido en la madrugada del pasado jueves en el norteño estado de Sinaloa durante un operativo de las Fuerzas Armadas mexicanas, que derivó en disturbios violentos en diversos puntos de la región y en los que murieron una decena de militares y 19 miembros del crimen organizado.
Posteriormente ingresó en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 Altiplano -conocido también como el penal de Almoloya-, ubicado en Estado de México, donde fue recluido su padre y del que se fugó en 2015.
La detención sorprendió al ocurrir días antes de la visita a México del presidente estadounidense Joe Biden, con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte, aunque López Obrador negó cualquier relación entre los dos hechos.
Ovidio Guzmán Lopez
Ovidio Guzmán Lopez, a quien apodan el Ratón o el Nuevo Ratón, es considerado un peligroso criminal, que ha sido acusado de narcotráfico por las autoridades de EE.UU.
No le gustan los lujos
El Ratón es uno de cuatro hijos de la relación del Chapo con su segunda esposa, Griselda López Pérez.
En 2018, Ovidio -quien hoy tiene 32 años- fue acusado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos de conspiración para distribuir drogas para ser importadas a EE.UU., junto con su hermano Joaquín Guzmán López.
De acuerdo con los fiscales, desde abril de 2008 hasta abril de 2018 ambos conspiraron para distribuir cocaína, marihuana y metanfetamina desde México a Estados Unidos.
Según la cadena mexicana Televisa, Ovidio es hermano de Joaquín, Griselda y Édgar Guzmán, quien fue abatido presuntamente por miembros del cartel de los Beltrán Leyva.
Ovidio y sus hermanos tienen una reputación de jóvenes impetuosos, excesivamente violentos y sin grandes habilidades estratégicas como las de su padre.
Se sabe también que nació en Badiguarato, Sinaloa, la tierra del Chapo. Medios mexicanos informan que se describe a sí mismo como un hombre al que no le interesan particularmente los lujos ni los autos deportivos.
En cambio, sí se interesaría por los caballos y los gallos finos.
Los otros hijos del Chapo
El Chapo tuvo 10 hijos con tres mujeres: Alejandrina Salazar, Griselda López y Emma Coronel. No de todos hay información pública, pero algunos de ellos, al igual que Ovidio, han sido relacionados con actividades criminales.
Con Alejandrina tuvo cuatro hijos, dando origen al clan de Guadalajara. Mientras que con Griselda tuvo otros cuatro, entre los que se encuentra Ovidio, que crecieron en Culiacán.
Con su primera esposa, Estela Peña, no tuvo descendientes. Y con Emma Coronel tuvo a dos gemelas que son menores de edad.
«Los hijos que se criaron en Guadalajara tuvieron un mayor acceso a educación e incursionaron en el ámbito empresarial».
En Culiacán el ambiente era más rudo y la supervivencia había que ganársela día a día, agregó en aquel momento el investigador.
Entre los hijos que crecieron en Guadalajara está Jesús Alfredo, quien está en la lista de los narcotraficantes más buscados por la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos, la DEA.
Y también Iván Archivaldo, detenido en 2005 bajo la acusación de lavado de dinero para el cartel de Sinaloa.
Tras pasar tres años en la cárcel mexicana de máxima seguridad Puente Grande -la misma de la cual escapó su padre años atrás- quedó en libertad por falta de pruebas.
Mientras que en Culiacán, Ovidio tuvo otros dos hermanos que han sido relacionados con actos delictivos. Se trata de Édgar, quien fue asesinado en mayo de 2008 mientras estaba en un centro comercial, y Joaquín, quien ha sido acusado de narcotráfico también por EE.UU.
Se desconoce el poder real que tienen los hijos del Chapo que están relacionados con el cartel de Sinaloa. En el pasado se ha hablado de que se disputaban el control de la organización con Ismael «El Mayo» Zambada.
«Lo que pasa es que estas organizaciones no son verticales. No funcionan como si se tratara de una dictadura», explicó a BBC Mundo en 2019 Alejandro Hope, analista de seguridad.
«El poder está distribuido», agregó el experto.
(EFE)
