La tarde de ayer fue primaveral, y el sol parecía que hacía brillar más todavía los colores de los lapachos en la ciudad. ¡Los lapachos!, que tanto le gustaban a Hugo. La tarde lo acompañó con colores hasta su última morada.

Falleció el Maestro Hugo Rolón; esa fue la noticia con que amanecimos este jueves y el día se hizo triste. Fue sepultado sobre las dos y media de la tarde, acompañado por un puñado de familiares y amigos, y todos los colores de una tarde de abierta primavera.

Se fue el Payaso Totó, se fue el Maestro de Escuela, se fue el hombre que tantas horas dedicó a su gran pasión: la radio. Primero Cultural, después Tabaré y luego Libertadores, desde esta última dejó grabadas las iniciales HR-HR, Horas de Radio con Hugo Rolón. Siempre quiso que la radio fuera un instrumento «para pensar y emocionarse». Y lo logró durante décadas. Lo logró para sus oyentes, porque para él fue mucho más que eso: fue su vida. «Hugo es una radio que anda caminando por Salto», dijo acertadamente Marcelo di Giácomo.
Hugo Felipe Rolón Romero fue un comunicador salteño que creó un estilo muy propio, que podría gustar mucho, poco o nada, pero que fue de referencia ineludible en la comunicación salteña, y que todos respetaban. Era un estilo inigualable, donde la información se mezclaba con la picardía, con ironía a veces, con filosofía siempre. Era la suya una mirada atenta y optimista que se posaba sobre la vida deteniéndose en el árbol, en los pájaros, en el río… De ahí emergían pensamientos que luego transformaba en palabras.
Tenía muy claras sus ideas sobre las más diversas cuestiones sociales, incluso políticas, pero jamás iba a entrar en rencillas públicas con otros actores sociales, y menos aún (hoy que parece tan común) con otros comunicadores. No porque no las expresara, simplemente porque sabía hacerlo: con delicadeza, con buena educación.
La última vez que lo vi, hablamos de libros. Me dijo que le gustaban los poemas de Líber Falco. Ahora pienso en Falco y recuerdo: «La vida es como un trompo, compañeros/ la vida gira, como todo gira/ y tiene colores como los del cielo». A disfrutar de esos colores por allí, estimado Hugo. Nosotros por aquí, seguiremos siempre recordándolo.
J.P.