Este 1.º de julio, el colectivo salteño Espacio Mulonga celebró su primer año de vida. Nacido con la intención de ofrecer talleres presenciales de danza, toque y reflexión, su evolución ha sido un reflejo de los propios desafíos que enfrenta el candombe en el interior del país y de la capacidad de las nuevas generaciones de innovar y aprovechar las oportunidades.
Desde un principio supimos que el ‘Espacio Mulonga’ era algo vivo, que podía mutar de acuerdo a las necesidades y circunstancias, explicaron sus integrantes, Lian Vetey Juan Lemos. Aunque la primera propuesta —un espacio de juegos para niños basado en el candombe— no prosperó, el colectivo se mantuvo activo, participando en instituciones, espectáculos y actividades educativas, siempre con una misión clara: trasmitir una visión integral del candombe.
Un aporte educativo desde Salto
Uno de los principales objetivos de Espacio Mulonga es desarrollar herramientas educativas que permitan acercar el candombe a más personas, especialmente desde una perspectiva antirracista, histórica y reflexiva. “El candombe no es solo el toque o la danza, es también resistencia, historia, y una herramienta pedagógica que merece estar equilibrada con otras enseñanzas”, explicaron.
Este compromiso se tradujo en la creación de una plataforma virtual, espaciomulonga.com, y un curso abierto al público, que ya se encuentra disponible. El proyecto recibió apoyo del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) a través de los Fondos Regionales para la Cultura.
Una red que empieza a tejerse
La conexión con la coreógrafa y referente afrouruguaya Betina Rocha fue clave para avanzar en este camino. Ella impulsó al colectivo a postularse al llamado del MEC y acompañó todo el proceso. “La calidad humana de Betina fue fundamental. Que una persona como ella se tomara el tiempo de apoyarnos demuestra el poder de la solidaridad cultural”, destacaron.
El encuentro con el equipo técnico de los fondos culturales también fue enriquecedor. “Nos encontramos con gente joven y también con experiencia. A veces ser de los primeros es como estar últimos, porque también hay que educar y explicar mucho desde cero”, comentaron, aludiendo a la innovación digital en el interior.
Romper la distancia interior / capital
La creación de una plataforma virtual fue una forma de romper la distancia simbólica y real que muchas veces separa Montevideo del resto del país. “Siempre teníamos que esperar a que viniera alguien desde la capital para poder acceder a talleres. Esta es una forma de democratizar el acceso al conocimiento y generar nuevas formas de acercarse al candombe”.
Aclaran también que no buscan reemplazar a las comparsas ni apropiarse de espacios tradicionales. “Nosotros no hacemos candombe. Ofrecemos ejercicios, herramientas y entrenamientos para quienes quieren acercarse al candombe, sin que eso implique formar parte de una comparsa necesariamente”.
Antirracismo como práctica cotidiana
Más allá de lo artístico, Luan y Juan asumen el candombe como una militancia cotidiana contra el racismo. “Uruguay se dice antirracista, pero no lo es. No basta con ‘no ser racista’, hay que ser activamente antirracista”, señalaron con firmeza.
El colectivo reconoce el dolor y la violencia que cargan las generaciones que mantuvieron viva esta expresión cultural. “Hubo familias que sufrieron mucho, que vieron cómo se quemaban tambores, que se exiliaron. Y sin embargo, el resultado de esa historia es una expresión tan hermosa y sanadora como el candombe, lo opuesto de la venganza”.
A un año de su nacimiento, Espacio Mulonga se consolida como un proyecto independiente, descentralizado y comprometido con una visión profunda del candombe, donde arte, historia, educación y antirracismo van de la mano.