Homenaje a Don Arnoldo Bernasconi
Ay abuelo!, espero sientas este amor como lo sentimos nosotros, tus hijos y tus nietos, en un honrado silencio te celebramos siempre, y hoy, despues de 55 años de haberte retirado de este lado de la vida, queremos hacerlo con un volumen acorde a tu altura, o mejor dicho, a tu grandeza.
Perdimos el placer de conocerte, pero tus hijos nos regalan de vos todo lo que fuiste, podemos sentir tu corazón latiendo con los nuestros, ¡como hiciste vos latir un barrio entero! ¡Un barrio entero abuelo!
Te hablamos en primera persona por eso y queremos contarte que tu nombre anda a la vuelta de la esquina de nuestras casas y tu humildad la heredamos como un estatuto mágico de nuestras personalidades.
Hoy, como el día que pediste al barrio sacar las banderitas del loteo del terreno de la plaza y ponerle voz al grito de «¡Queremos plaza!» hasta conseguirlo, como Alejandro Machado le contó a este mismo medio como lograste conseguir la Plazoleta «Benito de Paula», que hoy tus bisnietos disfrutan, así queremos recordarte.
No es por nada que pedían que tu nombre lo lleve un hogar de niños como acto de reconocimiento a tu tan solidario ser; nosotros, tus nietos, en nombre de tus hijos, queremos dejarlo escrito con palabras de nuestra generación, para que nuestros hijos lean la historia de las calles que pisan, del barrio que nos vio crecer, de tu fundado lugar, que no pierdan de vista la solidaridad que a este mundo le falta, que la supo abanderar su bisabuelo Arnoldo, italiano, de ojos casi transparentes como su don.
Salto Nuevo supo conocerte, verte, escucharte y celebrarte, seguro quien lea esto y te haya conocido, tenga una historia que contarnos, no por nada llevas en tu descanso grabado «El padre de los pobres», llevando comida a las personas necesitadas cada domingo y fundando espacios de cooperación en unidad como el Club Salto Nuevo, o marcando las vidas de desconocidos en las navidades, sin pedir más.
Ay abuelo, espero que sientas este amor como lo sentimos nosotros, tus hijos y tus nietos. Tus hijos que te extrañan tanto hoy pero conmemoran tu ausencia con una enorme expresión de orgullo, tu barrio amado que te siguió en el camino de «hasta luego», porque siempre es un «hasta luego» Arnoldo, porque sigues latiendo, en los lugarcitos más preciosos de nuestras vidas, en nuestras ganas de que tu legado siga y que exista más gente como vos, en un mundo tan diferente al que dejaste.
Te prometemos ser aún mejores siempre.
Este es nuestro homenaje, dedicado a nuestros padres, en la hermosa memoria de «El padre de los pobres», nuestro abuelo, Arnoldo Bernasconi
