Dos apellidos muy vinculados a Salto, eso tienen en común más allá de la rima consonante en su sonido. Pero además, Eduardo Preve y Omar Estévez, periodista uno y diputado y empresario el otro, tienen en común que son dos salteños muy conocidos que en estos primeros días de mayo se robaron el protagonismo en las noticias nacionales. Solo el Covid pudo competir con ellos en protagonismo. Hubo en común también, una «novela» que se creó en torno a los sendos casos que los tuvieron como figuras centrales. Dos «novelas» cuyas tramas tuvieron cosas verdaderas, cosas que aún no se sabe cómo fueron en verdad (¿se sabrá?) y cosas ficticias que solo conformaron un gran globo que algunos inflaron.
Los dos casos se impusieron por algunos días en Salto, en el país y más allá también, porque lo tomaron medios extranjeros. Fueron temas que coparon todos los ámbitos, los medios de prensa y ni que hablar las redes sociales, ese terreno siempre fértil para que todo el mundo plante lo que se le ocurra, con la certeza que florecerá, porque adeptos a regar (entiéndase a aplaudir y amplificar) nunca faltan.

¿Qué se puede decir hoy sobe el caso Diputado Estévez? No mucho por ahora, porque hay varias puntas de este nudo que aún se están investigando. Para decir algo contundente, habrá que esperar. De lo contrario, estaríamos cayendo en lo mismo que hacen muchos en Facebook: hablar, «dar manija», agitar, y todo eso que genera el opinar apresuradamente. Ahora bien, ¿hay igualmente algunas cosas para opinar? Y sí. Pero más hay para razonar y reflexionar. Y a eso vamos.
Estévez dijo que había mandado a trabajar en un ómnibus a 8 o 9 «positivos» y que el Covid no era algo para complicar, que era una «pavada», etc, etc. Dicho eso, nuestra opinión (no puede haber otra, creemos), es que se trata de algo gravísimo. Repudiable y que debe condenarse con rigor. Pero (siempre hay un «pero») él argumenta que se equivocó en la palabra y que no quiso decir «positivos» sino «hisopados». Entonces, también sería un hecho grave, porque no deberían ir a trabajar quienes están esperando un resultado, o sea, si no saben si están o no enfermos. Pero (sigue habiendo «peros») él dice que esas personas ya tenían el resultado: negativo. Entonces, si fuera así (insistamos con lo hipotético: «si fuera»), si fuera así como él dice, ¿dónde está la falta? ¿Cuál es el delito, como lo califican algunos?
Porque cuidado que, como siempre y en todas las direcciones, lo que sí hay es mucha «manija» política. ¿O muchos de los que condenan a Estévez condenaron con igual fuerza a otros políticos – de otros partidos- ante hechos iguales o peores? Hay que ser coherentes. Exigir conducta y responsabilidad a todos, sin importar colores. Pero la tendencia a juzgar y querer cortar cabezas como primera reacción, está a la orden del día.
Hay tantas cosas que «no cierran» en este caso… Si la conversación grabada es de abril, ¿por qué nadie reaccionó hasta ahora?, ¿tantos días después lo sacan a luz?, ¿por qué nadie denunció?…Según el Ministro de Trabajo hasta ahora incluso no hay denuncia formal de trabajador alguno, y el Ministerio actuó porque el caso se hizo público, no por denuncias. Y los que están convencidos que el Diputado incurrió en delito, ¿por qué no denuncian en la Justicia? ¿No habrá también un poco de animosidad contra su persona? ¿No habrá también mala intención como la de algunos medios que titularon cosas como «Diputado contrataba enfermos de Covid para trabajar» o «Diputado obligaba a trabajar a gente enferma de covid»?
Este hombre llegó a ser Diputado porque lo votaron miles de salteños. Cuidado entonces, que es el representante que eligieron miles de salteños. ¿Eso no merece también aunque sea un mínimo de respeto? Quien esto escribe entiende que -como tantos otros políticos de distintos partidos- es este el caso de alguien que no tiene las necesarias condiciones para estar en el Parlamento. Pero es una opinión personal que no da lugar a que no se respete a quienes sí lo consideran capaz y lo votaron. Tampoco da lugar para juzgarlo sin esperar que den su palabra el Ministerio de Trabajo, el propio Parlamento y otras autoridades.
Ahora solo pueden manejarse supuestos. Una cosa es si fuese cierto que empleados suyos trabajaban estando enfermos, o a la espera de un resultado de test, y otra es si ya sabían que no estaban enfermos. Si se diera lo segundo, ¿le hicieron una cama, como se dice popularmente? Puede ser… ¿Y quién puede dilucidar cómo han sido las cosas? Quienes tienen en sus manos el caso. Esos mismos que ya pidieron pruebas y en este momento trabajan en el caso. Quizás haya que tomar la lista de contagiados, ver cuándo cursaron la enfermedad y cotejarla con los empleados de Estévez, eso dirá si fue a trabajar gente que no debía ir o todo es un circo político. Y mientras tanto hay que esperar. Sin juzgar apresuradamente. Claro que si se prueba que incumplió, es de esperar y debe reclamarse que le caigan las sanciones con todo su peso, como a cualquier persona, sin importar cargo ni partido.
¿Y del caso Preve qué se puede decir? Que canal 10 decidió su desvinculación de la empresa, en la que era coordinador del noticiero. Y también aquí surgió una «novela». La trama de la misma es que «presiones» de Presidencia de la República habrían causado tal despido, y sobre todo la molestia del Gobierno por una entrevista al Secretario Álvaro Delgado.
Lo que pueda haber de cierto, no lo sabemos. ¿Por qué entonces, ante todo, caeríamos en juzgar y cortar cabezas? Hasta el Centro de Archivo y Acceso a la Información Pública (CAinfo) entró en el juego en el que no se debe entrar y señaló: «El caso más preocupante de los últimos días es la desvinculación del coordinador del informativo Subrayado, de Canal 10, Eduardo Preve. Más allá de los motivos que puedan ser esgrimidos, el despido se enmarca en un escenario de reiteradas presiones de jerarcas del Poder Ejecutivo hacia periodistas y medios de comunicación».
¿Se da cuenta usted, estimado lector, que no se concede a los acusados posibilidad de defenderse sino que primero se pone un escudo («más allá de los motivos que puedan ser esgrimidos»)? Es decir: sean cuales sean los motivos que puedas argumentar, no los escucho porque ya te condené. Lamentable. Y no se quedó atrás la Asociación de Prensa del Uruguay, que manifestó su «sorpresa» por la «intempestiva e injustificada» decisión de canal 10. Luego el comunicado sindical hace referencia a que hay un acuerdo de confidencialidad entre la empresa y Preve para no revelar los motivos de la desvinculación, pero sin acusar directamente al gobierno. Entonces, si hasta el propio despedido opta por no dar a conocer motivos, ¿los vamos a afirmar nosotros? ¿Cómo sostener como una verdad que lo despidieron por presiones políticas? Canal 10 –por supuesto se le puede creer o no- igualmente emitió un comunicado donde desmiente cualquier presión presidencial y, además, defiende al periodista desvinculado.
Pero hubo dos periodistas que dieron pistas contundentes acerca de que la verdad está muy lejos -demasiado lejos- de ese sueño húmedo «progre» de un gobierno «de derecha» pidiendo la cabeza de un pobre periodista. Dos periodistas que, además, tienen una estrecha relación personal con Eduardo Preve: Ignacio Álvarez y Gabriel Pereyra (este último, particularmente crítico con el gobierno, la coalición republicana y sus actores).
Por su parte, los periodistas Nacho Álvarez y Gabriel Pereyra también opinaron. Álvarez dijo que consultó a Preve y éste, aunque declinó comentar las razones de la desvinculación, le confesó que toda la historia creada sobre presiones presidenciales «eran un divague», manifestando que «no daba crédito» por ello. En tanto Pereyra escribió que en relación a la tan mentada entrevista a Delgado, que la misma «ni (la) pidió Preve, ni produjo Preve y que, según me dijo el propio Delgado, a él no lo molestó la entrevista para nada». En cuanto al comunicado de APU, Pereyra se sorprendió de que «haya emitido una declaración llena de conjeturas y señalamientos que no lo debería hacer nadie sin caer, quizás, en una injusticia, pero menos los periodistas, que sabemos qué hacer para acercarnos a una versión más o menos verosímil de los hechos».
En fin…Por acá quedan, por ahora, estas novelas, aunque seguro vendrán más capítulos en breve. Y si es así, otra vez Salto –más allá de los goles de Suárez y Cavani-, con Preve y Estévez volverá a decir Presente en las noticias.
Contratapa por Jorge Pignataro