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martes, 1 de julio de 2025
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El problema de las distintas varas de medir

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Diario EL PUEBLO digital
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Se me ocurre empezar estas líneas hoy, narrando dos brevísimos episodios:

1- Hace cuestión de un mes atrás, venía caminando por calle Uruguay, cuando entre el Mercado 18 de Julio y la Plaza Artigas, me detiene a conversar una persona que milita fuertemente en el Frente Amplio (acá en Salto, pero que en algún momento tuvo presencia fuerte también en el escenario nacional), me dijo: “antes no me gustaban tus columnas de los lunes (refiriéndose a estas contratapas) pero después me di cuenta que decís muchas cosas con las que coincido”. Pero además, hasta gracioso fue cuando en un momento me dijo: “Te juro que yo pensé que eras de Cabildo Abierto, pero ahora te veo más cerca de nosotros (o sea del Frente Amplio)”.

2- El martes pasado, al salir de una actividad en un club deportivo, una persona me dijo textualmente: “Te felicito porque siempre estás diciendo lo bueno que hace Lacalle, mientras todos se dedican a criticarlo”. Seguimos conversando (habitualmente trato de no distraerme cuando recibo ese tipo de comentarios) y en un momento me dijo “yo sé que vos sos del lado de este gobierno, no sé por qué hubo un tiempo que estabas tan frenteamplista en tus artículos”.

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Son las cosas que sorprenden, que “descolocan” un poco. Pero son las cosas también, me parece, que indican que nuestro trabajo va por buen camino. Porque si unos creen que el periodista es de tal lado y otros lo ven como totalmente opuesto, creo que la señal es clara: critica o alaba lo que entiende que debe criticar o alabar, sin medir que se lo pueda ver siempre con determinada inclinación partidaria. Es básico, muy básico el razonamiento que estoy haciendo. Pero ya permite desprender varias conclusiones. Por ejemplo, permite comprobar qué atenta está mucha gente a ver “para qué lado tira” un comunicador. Por ejemplo, permite darnos cuenta que realmente hay “periodistas militantes”, que no sorprenden a nadie con sus opiniones, porque son más que sabidas de antemano ante cualquier hecho. Por ejemplo, que (como Salto es chico y nos conocemos todos) está muy claro que hay comunicadores que siguen la línea de quien los sustenta económicamente en un momento preciso. Y en ese último caso, la ciudadanía ya sabe en qué momento cambiará su punto de vista sobre ciertos hechos, en qué momento va a “castigar” a este candidato y alabar a aquel otro y viceversa.

Siempre digo que, en mi caso personal, hacer periodismo con temas políticos es como una gimnasia pre-competitiva. Simplemente me entrena o me prepara para después hacer periodismo en otra cancha más difícil, que es donde se juegan cosas que considero más importantes. Por supuesto que respeto a quienes piensan lo contrario, no me creo dueño de la verdad y, en definitiva, felizmente somos libres de tener el estilo que queramos. Pero no me interesa vivir haciendo periodismo sobre temas de política, menos aún peleas bajas entre políticos, entre políticos y periodistas, menos todavía entre periodistas…Prefiero hablar de la importancia de los museos, de conocer más el pensamiento de Rodó o Vaz Ferreira, los cuentos de Quiroga, la pintura de Arzadum o la música de Eduardo Fabini, la historia de una escuela o un liceo, la poesía universal o el teatro de Shakespeare…Pero, está bien, cada cual con su cada cual. En fin, lo que quiero decir es que no me pesa ni me pesará nunca destacar algo bueno o malo de un político, de un gobierno, de una ideología. No vivo de ello; y tengo todo el derecho del mundo a que me importen mucho más otras cuestiones que también existen, como las que acabo de enumerar y tantas más. Tampoco me pesa decirlo.

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Y lo que quiero decir además, es que felizmente he encontrado ciertos ángulos de observación de la realidad que me permiten (dentro de lo posible; no quiere decir que siempre lo logre) medir con la misma vara hechos similares. La tendencia que veo actualmente a utilizar muy diferentes criterios para analizar y juzgar los hechos, según de qué lado político vienen, es decir, la utilización de varas muy distintas para medir, me preocupa. Voy seguidamente con algunos ejemplos.

Yo no tengo por qué defender a Germán Coutinho, sabe defenderse solo y bastante ya lo he criticado por otras cosas, pero pienso: tanto que se lo criticó, al punto de llegar a decir algunos que «se había robado todo» siendo Intendente, cuando la justicia falló a su favor (no encontró ilegalidades en el manejo de los fondos de la Intendencia durante su gestión), no recuerdo ningún acusador que dijera: «me equivoqué, lo acusé injustamente». Pero voy más allá aún: muchos de esos dedos acusadores pertenecen a manos que no se levantaron para apoyar en la Junta Departamental una verdadera investigación a la gestión de Andrés Lima. Algunos quizás tenían miedo que aparecieran cuestiones sucias; otros querían investigar pero igualmente, prefirieron la disciplina partidaria. No me convence ninguna de las dos posturas. Si creen que las cosas se están haciendo bien, que se investigue. Si creen que hay irregularidades, que se investigue y en caso de confirmarse, que caigan los responsables. Pero claro, también la Junta debería haber controlado esas irregularidades, en fin, complejo el tema, delicado y hasta peligroso quizás para algunos.

Otro ejemplo. Ahora que la tristemente famosa Romina Celeste reconoció que la acusación a Yamandú Orsi era falsa, ¿cuántos aparecieron a pedir disculpas por haber dicho los más grandes disparates contra Orsi? Yo todavía no escuché a nadie. ¿Y en la redes sociales, alguien salió a retractarse? Porque para las bromas (que terminan siempre siendo hirientes en serio) había muchos. ¿Y ahora nadie?

Vuelvo a Salto…Tampoco el diputado Rodrigo Albernaz precisa que yo lo defienda. Es más, dije y sigo diciendo que cuando hace unos días, en un programa de televisión puso en duda la enfermedad de Mujica, incurrió en un comentario poco feliz. Pero ¿en serio “pusieron el grito en el cielo” por esas expresiones quienes nada, absolutamente nada dijeron cuando correligionarios suyos (es decir del FA) festejaron públicamente la muerte de Jorge Batlle y de Jorge Larrañaga?

¿Se da cuenta de qué hablo cuando me refiero a usar diferentes varas de medir según colores partidarios?

Y así podríamos seguir… Entre lo reciente, se me ocurre ahora un ejemplo más. El Frente Amplio hasta llegó a pedir la renuncia, hace unos días, de los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores, porque ingresó al puerto de Montevideo un buque norteamericano sin autorización parlamentaria. Lo primero que hay que decir es que la irregularidad existió, ese ingreso sin el debido permiso no debería haber ocurrido. Lo segundo, es que igualmente no parece tener la gravedad como para pedir la renuncia casi automática de dos ministros, ¿o es porque estamos en año electoral? Y la tercera (y aquí vamos a la cuestión de las distintas varas de medir), quienes armaron un escándalo por este hecho, ¿se olvidan el escándalo que armaron en 2022, pero al revés, justamente porque el gobierno no permitió que aterrizara un avión venezolano vinculado a Irán? Un avión que, además, estaba señalado por agencias internacionales de inteligencia como colaborador del terrorismo internacional.

Yo qué sé…Es difícil mejorar, en todo sentido, si siguen teniendo tanto peso los colores de los partidos políticos al momento de analizar la realidad.

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