Al Dorso
Hoy por Dr. Adrián Báez
Las diez últimas de la última
Docente de amplia trayectoria, supo transitar por las más variadas de las responsabilidades en el área educativa: Maestro, Director, Inspector y Profesor de futuros formadores. Jorge Pignataro representa, sin lugar a dudas, el compromiso vareliano a ultranza, siendo tan así que, envía como mensaje a las nuevas generaciones de maestros, un rotundo: “Deben defender la escuela vareliana y asegurar con firmeza el tratamiento integral y crítico de todos los temas, que posibiliten una toma de posición consciente del educando”.
Compartimos con ustedes la entrevista realizada por EL PUEBLO para esta entrega de Al Dorso a uno de los muchos Maestro de Maestros que ha dado nuestro Salto.
1)¿Cuántos años ejerció como docente, Director, Inspector y docente de docentes?
Comencemos con mi trayectoria en Educación Primaria. Me recibí el 23 de diciembre de 1969 con 20 años. En 1970, el 2 de marzo, más precisamente, tomé posesión del cargo de Maestro Director con clase (maestro único) en la Escuela Rural N° 82 de Cerro Chato.
Luego, le hago un resumen, fui Maestro de clase durante 3 años (1 urbano y 2 rurales); Maestro Director con clase, 6 años; Maestro Subdirector en escuelas urbanas, por 1 año; Maestro Director en escuelas urbanas de 1° Grado, 5 años; Maestro Director en escuelas urbanas de 2° Grado, 2 años; Maestro Inspector Docente Grado 1, 11 años; cursos de Post Grado, durante 2 años. En total, fueron 30 años en Educación Primaria. El 20 de marzo de 2000, llegó mi cese por jubilación con 50 años de labor.
Trabajé en diferentes localidades. Rurales, en Cerro Chato, Cerros de Vera, Sauce Chico, Agronomía. En la ciudad de Salto, en las Escuelas N° 10, 5, 105 y 4. En Montevideo, realicé dos cursos de Post Grado, para Maestros Directores y para Maestros Inspectores.
Mi trayectoria en Formación Docente fue la siguiente: en el Instituto de Formación Docente (antes de la jubilación), me desempeñé como Profesor de Didáctica y Práctica Docente durante 7 años, así como también, como Profesor de Currícula.
En el Centro Regional de Profesores del Litoral (después de jubilado), durante 10 años, hasta marzo de 2018. Allí fui Profesor de Historia de la Educación y Profesor de Observación y Análisis de las Instituciones Educativas.
2)¿Qué ha significado en su vida el enseñar?
Es un juego de palabras; diría que el enseñar le dio significado a mi vida. Es mi vida. El enseñar giró mi vida. Pero el enseñar adquiere significación si el alumno aprende, siendo motivo de mis desvelos. Aprender a desarrollar distintas competencias no solamente en el dominio cognitivo, sino también, en el psicomotriz y volitivo-afectivo, es fundamental, hoy más que nunca, para nuestros jóvenes.
3)¿Es una vocación?
A los 16 años, adolescente aún, me vi en la difícil situación de elegir entre los dos únicos caminos de futuro que tenía en Salto: UTU o estudiar Magisterio. Me incliné por esto último. Había pensado estudiar Medicina, pero mi padre fue muy claro: “Si vas a Montevideo aquí no comemos”.
No entré a estudiar Magisterio por vocación; sí, con mucho compromiso y responsabilidad. Si lo que hice en mi vida profesional fue por vocación, quizás no lo sabía. Hoy sí, puedo decir que, si tuviera que elegir una carrera, sin dudas me inclinaría nuevamente por ser la de Maestro.
Es importante que al finalizar cada jornada nos preguntemos “¿qué aprendieron hoy mis alumnos?”.
Lo comprendí en el medio rural, cuando pequeños niños recorrían a caballo tres leguas para llegar a la escuela, con frío o con calor, cortando campos y cruzando cañadas. Tanto sacrificio intentaba compensarlo “dejando el alma” para que cada día se llevaran a sus casas aprendizajes significativos.
4)La educación hoy, ¿tiene parámetros diferentes a los de años atrás?
Sin lugar a dudas. Daría para escribir un polémico libro. La educación tradicional se centraba en el docente y la memorización de contenidos. Hoy, se debe centrar en el alumno y las competencias que adquiere, que le permitan navegar en mares de incertidumbres. El docente es insustituible. Lamentablemente, hoy la educación tiene resultados alarmantes, ha caído libremente desde hace más de 20 años. A los alumnos les falta cultura general, no leen, en su mayoría no estudian lo suficiente, no comprenden lo que leen, escriben con faltas ortográficas, no saben las fechas patrias, etc…etc… Estos alumnos escolares y liceales, en su mayoría, pasan con grandes carencias a la educación terciaria. En educación hay mucho por hacer y debemos comenzar por preguntarnos “¿qué hombre queremos formar?”. Por supuesto que la respuesta surgirá de un serio debate entre todos los actores involucrados, quitando todo sesgo político (es una utopía que nos desafía).
5)¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones de maestros?
En forma muy resumida les diría que es una hermosa profesión. Que nuestro saber tiene que superar ampliamente lo que brindamos a nuestros alumnos. Que nuestro trabajo requiere estar al servicio de los niños y la escuela y no a la inversa. Que estén atentos porque en educación, “no vale todo”. Que sean felices custodios de la laicidad, no solo en lo religioso, sino también en o político, lo filosófico, el arte y todo lo que tenga carácter controversial. La laicidad es una actitud de respeto (que va más allá de la tolerancia). Supone que deben respetar no solo la opinión que se haya formado el alumno, sino el derecho que tiene a formarla libremente. El docente no tiene derecho a “formar cabezas”, cada alumno debe construirse la suya.
Les diría que nos escuchen a “los viejos” sin el compromiso de hacer lo que les decimos, pero sí de cuestionarse sus quehaceres.
Cuando nos recibimos, apenas tenemos un título casi vacío que debemos enriquecerlo con el estudio y la experiencia.
Deben enriquecerse culturalmente, tener una cultura docente fundamentada, sólida, real y actualizada. Nunca, por ejemplo, preparar una clase de Historia, Geografía…estudiando en la misma bibliografía de sus alumnos. Hay que realizar nuevos aportes.
Nunca debemos perder de vista nuestro cometido: facilitar aprendizajes potentes y significativos.
El niño debe ser el centro de la educación y la escuela estar a su servicio. Centro de una educación integral y crítica, evitando saberes que yo llamo “hemipléjicos” porque tratan verdades a medias que agudizan grietas en la sociedad: división entre “buenos y malos”, odios, rencores…
Deben defender la escuela vareliana y asegurar con firmeza el tratamiento integral y crítico de todos los temas, que posibiliten una toma de posición consciente del educando.
6)¿Enseñar es lo mismo que educar?
No, no es lo mismo. Si bien los conceptos de enseñar y educar se asemejan pues son procesos que tienen por finalidad producir cambios en el ser que se educa, y los dos consisten en una influencia externa que estimula y orienta; entre ellos existe una diferencia esencial y es en la finalidad buscada. En la enseñanza el propósito es alcanzar objetivos definidos. Ejemplo: adquirir conocimiento sobre un tema. Educar, tiene un significado más amplio, siempre tiene como finalidad el desarrollo integral de la personalidad.
7)El método vareliano, ¿continúa vigente?
No. Lo que continúa vigente es la herencia vareliana en sus cuatro principios (universalidad, obligatoriedad, gratuidad y laicidad). Y sus aspectos metodológicos y programáticos que sirvieron de sustento a la nueva pedagogía.
8)¿Tiene deudas pendientes en sus objetivos?
En educación, si se hace una buena autocrítica, siempre quedan deudas pendientes y así debe de ser. Nunca conformarse con lo logrado, siempre se puede mejorar. Mis objetivos profesionales no tienen deudas porque siempre busqué el equilibrio con el bienestar familiar.
9)¿Una anécdota que recuerde?
Tengo infinidad de anécdotas pero, te contaré una de mi primer año de trabajo. Tenía 20 años. Sucedió cuando trabajaba en la Escuela Rural N° 82 de Cerro Chato (hoy N° 47). Era maestro único con 14 alumnos. El horario de trabajo era de 10 a 15 hrs. Por lo tanto había servicio de comedor. Un día la cocinera no pudo concurrir. El problema era grande, entonces invité a los niños a cocinar. Nadie sabía, y yo, menos. Resolvimos igual, hacer un guiso de arroz.
Vecinos donaban media res ovina por semana, por lo que había que salar la carne (no había heladera). Yo no sabía que el charque se ponía en remojo el día antes de usarse. Lo pude directamente en la olla y todavía le agregué sal. Cuando lo probamos fue imposible comerlo, era sal pura. Solamente un niño y yo comimos un poquito. Los demás debieron arreglarse con galleta y dulce que había en abundancia. Fue la primera vez que cociné en mi vida. Hoy ayudo a mi señora y cocino casi todos los días.
10)Su familia
Hoy vivo con Graciela, mi señora, con la que estamos próximos a cumplir 45 años de casados. Tenemos tres hijos: Ana Claudia (docente), Jorge (docente y periodista) y Alejandro (docente y psicólogo) con sus parejas nos dieron cuatro nietos, dos de ellos son del corazón.
