Sebastián Olaizola, médico cardiólogo
Sebastián Olaizola es médico desde hace 20 años. Cuando su padre inició su campaña de concientización de la necesidad de un Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) Cardiológico para Salto en 1997, él estaba recién en 2° año de Facultad y jamás se imaginó que terminaría trabajando en lo que fue el sueño de su padre, que justamente este miércoles 17 de agosto estará cumpliendo sus primeros 5 años de vida, con un promedio de atención de 3.300 pacientes de toda la región.

- ¿La vocación se hereda?
- Mi viejo nunca me preguntó ni qué quería ser yo, si quería ser médico o tener otra profesión u otra actividad laboral. Siempre iba de niño con el viejo a hacer los llamados a los domicilios, y las pacientes me tiraban del cachete. Luego, estando en el liceo lo acompañaba a mirar cómo se implantaban los marcapasos. Pero bueno, fue algo que se dio. Quisimos hacer medicina primero y se ve que siempre me gustó cardiología por verlo o vivenciarlo, de ver lo que hacía el viejo. En realidad, nunca lo pensé de esa manera hasta ahora que me lo pregunta.
- Y los sueños, ¿se heredan?
- Desde el año 2000 que trabajo en una sala de cateterismo cardíaco, unos años antes incluso de recibirme de médico, donde tuve la posibilidad de ver qué es lo que se hacía ahí luego de recibir una invitación. Así fue como me fui metiendo en esa subespecialidad que es muy apasionante. En el año 97 cuando el viejo plantea lo del IMAE yo estaba en 2° año de Facultad, estaba en las nubes, todavía no sabía lo que era un paciente. Fue algo que se dio, cuestiones como usted dice que parece que se hereda el sueño o la profesión, es algo muy difícil de responder. 20 años antes que se autorizara el IMAE no sabía si iba a hacer medicina, pero una vez que uno la vive día a día, pienso que de repente puede haber incidido en seguir cardiología, o no, no sé. Ver esa lucha incansable, a pesar de todas las piedras en el camino, los palos en la rueda que parecía que se desvanecía el esfuerzo y de pronto resurgía todo de vuelta con el apoyo de la sociedad. Yo ya estaba viviendo en Salto desde 2010 que me vine con mi mujer y los gurises, que empezaron el colegio acá mientras yo iba a trabajar a Montevideo, donde pasaba de 3 a 4 noches y me venía para seguir trabajando acá. Me dije de esperar un par de años más, porque estaba que salía el IMAE y terminaba siendo un trabajo después de todo, yo quería estar en Salto, quería vivir en la región y poder desarrollar todo eso acá con el gran equipo que se formó, más allá de las presiones iniciales porque todo el mundo estaba pendiente de lo que hacía la gente que trabajaba en el IMAE.
- Por lo general, en medicina, las estadísticas que pueden llevarse son las vidas perdidas, como pudimos ver con el COVID, pero no se puede contabilizar las vidas que se salvaron. ¿La excepción es el IMAE que tienen claro cuántos pacientes atienden y que terminan siendo vidas que salvan? ¿Cuántas personas ya han pasado por el IMAE de Salto?
- Vamos estudiando en estos 5 años alrededor de 3.300 personas que han tenido problemas cardíacos y que necesitaban cateterismo. La persona que viene muy grave y que se está muriendo y que gracias a la acción de un grupo de gente que está ahí, el paciente tiene una buena evolución, se salva y sobrevive, ahí es donde se puede decir que el equipo, tanto el personal médico como el no médico que hizo el diagnóstico previo, porque si no llega el paciente no se puede salvar a nadie. Un rol fundamental que a veces lo nombramos poco y no nos damos cuenta es el CTI y el personal sanitario que está vinculado al paciente desde que sale de la sala de cateterismo hasta que se va para la casa, eso es fundamental, porque si no se alerta que está pasando algo, nadie sabe. Entonces, si bien seguimos a los pacientes todos los días, la gente que está permanentemente viendo al paciente tiene un gran valor, y me refiero, reitero, a la gente de CTI que están las 24 horas del día adentro, por supuesto que me refiero a enfermería y al médico. Y cuando el paciente pasa a una sala convencional, el personal que está al lado del paciente es el de enfermería. Los médicos vamos y venimos, hay internos permanentes que ven al paciente.
Y sobre las vidas salvadas, bueno, hay pacientes que nosotros intervenimos que están estables o que vinieron por una urgencia pero que no era un infarto grave, que tienen una obstrucción muy importante de la arteria principal del corazón, por ejemplo, y se la destapamos con una angioplastia, pero el paciente en realidad no estaba grave, vino por un sufrimiento del corazón, hicimos el cateterismo, lo que encontramos era muy grave, pero todavía no estaba dando síntomas. Entonces, le solucionamos eso y el paciente no tiene más problemas. A ese paciente tal vez le salvamos la vida, porque si no venía se le tapaba la arteria, pero de todas maneras, esa no podemos contabilizarla porque no sabemos. O sea, es más amplio el beneficio de lo que uno piensa con los números de mortalidad.
- Me imagino entonces lo que podía pasar cuando antes había que viajar a Montevideo para hacerse algún tipo de tratamiento cardiológico…
- El tema de los traslados es que descompensan al paciente. Ya traslados de 120 kilómetros de un paciente inestable lo vivimos a diario, llega el paciente que no se puede hacer el cateterismo porque está muy grave e inestable y hay que estabilizarlo acá, y a veces no se puede. Lo esencial es el tratamiento y la contención del paciente cuando se va para su centro asistencial, por ejemplo, por el médico cardiólogo tratante, que se logre hacer el tratamiento a medida para ese paciente desde el punto de vista farmacológico y de prevención. Esto es como cuando llamamos urgente al sanitario porque se nos tapó un caño de la casa, viene el hombre, destapa y el caño queda bien, pero si seguimos tirando bolsas de nylon por el resumidero se va a tapar de nuevo. Algo así pasa también con las personas.
- Algo que mencionó tiene que ver con el equipo de trabajo que se logró armar en el IMAE.
- No me canso de repetirlo, es importantísimo el equipo porque hacer un cateterismo cardíaco es una técnica, como muchas otras que hay. Uno aprende haciendo y haciendo, es una rutina, es decir, siempre hacemos el primer paso, el segundo, el tercero, y así, no se pueden saltear pasos. En el accionar en el resto del equipo pasa lo mismo, es todo rutinario, y el equipo con el que trabajamos todos estamos atentos a todos, enfermería está atenta a lo que hacemos nosotros, nosotros estamos atentos a lo que hace enfermería. El enfermero o enfermera nos dice, «Seba, mirá la presión», «mirá el electro», «mirale la mano», «mirá que el paciente está sudando».
El equipo siempre se está actualizando, siempre hay actividades, y eso se lo debemos a Rodrigo Abreu que es el informático del equipo que ama todo este tema de la coordinación, hacer zoom, jornadas y actividades científicas. Sin duda también el apoyo del Sanatorio Americano con el equipo de Hemodinamia y del Centro Médico.
- ¿Qué balance se puede hacer de estos primeros 5 años del IMAE en Salto? ¿Valió la pena?
- Se demostró enseguida, a los poquitos meses, con la cantidad de personas que se han tratado acá desde el inicio, y sobre todo, los médicos de la región estaban muy contentos porque han visto que ahora es todo más rápido, más cerca, por lo que rápidamente se vio el beneficio de tener el IMAE en Salto. Creo que las autoridades políticas en Montevideo se dieron cuenta enseguida también de la importancia del IMAE acá. Seguimos luchando contra el centralismo, pero ya en otras cosas, no en esto del cateterismo y la angioplastia, sino en otras subespecialidades dentro de la cardiología. De todas maneras, hemos visto que la mente se ha abierto en algunas personas que se han dado cuenta que se pueden hacer cosas en el interior, porque al poquito tiempo se autorizó la extensión del IMAE en Maldonado, y ahora parece que se están abriendo las puertas para un IMAE en Tacuarembó o en Durazno, como para ir descentralizando y lograr desarrollos geográficos que le sirva a la gente. Eso nos da la pauta que se dieron cuenta que era posible desarrollar estas especialidades en el interior.
- ¿Son puertas que abrió el IMAE en Salto?
- Y por lo menos pienso que fue el granito de arena que terminó inclinando la balanza.
PERFIL DE SEBASTIÁN OLAIZOLA
Casado, tiene 3 hijos.
Es del signo de Aries.
De chiquito «en un momento fugaz» quiso ser militar.
Es hincha de Peñarol.
¿Una asignatura pendiente? Retomar la ida de campamento y de pesca con el padre.
¿Una comida? Arroz con frutos de mar cruza con paella que hacen acá.
¿Un libro? Libros técnicos.
¿Una película? «Pelotón»
¿Un hobby? La pesca.
¿Qué música escucha? Cumbia.
¿Qué le gusta de la gente? La franqueza y la sinceridad.
¿Qué no le gusta de la gente? La falsedad y la mentira.