En estas columnas hemos hecho referencia a lo sostenido por el entonces presidente de CALNU, Daniel Moraes allá por inicios de la década del 90 en la plaza 25 de Agosto de Bella Unión, cuando los cuatro países fundadores del MERCOSUR consolidaron la firma de este mercado, en un acto público sostuvo, “no queremos que el MERCOSUR pase sobre el cadáver de Bella Unión”.
Hoy mirando la realidad y las consecuencias de un mercado que no termina de consolidarse en los más mínimo, nos preguntamos si esta afirmación no se refería precisamente a lo que tenemos hoy en día.
De CALNU ni hablar, ya no existe, queda ALUR, dedicada básicamente a la producción de alcohol industrial para lograr el biocombustible, hoy seriamente amenazado.
De que hablamos entonces cuando se habla de producción. Que sepamos el clima del extremo norte del país, con temperaturas extremas tanto de frío en invierno, como de calor en verano, se presta básicamente para la producción de caña de azúcar y no otra cosa.
Vale decir que si el negocio de la producción de azúcar por parte del Estado ha sido deficitario, habría que analizar cómo se manejó, porque que sepamos el país sigue consumiendo azúcar y hay privados que la siguen produciendo.
Mirado treinta años después, el MERCOSUR, que básicamente consistía en agrandar la oferta de estos países, obrando como un bloque, no ha cumplido su función es innegable. Tenemos entendido que cuando se formó el mercado regional se establecieron cuatro pasos. El primero de ellos era la libre circulación de bienes y personas de estos cuatro países en toda la región conformada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Hasta el momento ni siquiera este primer punto se cumple. Los bienes que podrían pasar de un país a otro sin ningún tipo de impuestos, jamás pudieron hacerlo. Para ello si bien no se ha cobrado impuestos, tampoco se permite el ingreso de estos productos, estableciéndose motivos sanitarios o similares´
En consecuencias si no estamos mal informados, Uruguay está exportando a la región la mitad de lo que exportaba, antes de la existencia del MERCOSUR.
Esto no es raro, porque si alguien creía que un mercado regional favorecería pronto a todo el mundo se equivocó.
A la prueba está lo que ha pasado en la Unión Europea (UE), pionera de los bloques regionales y anterior al MERCOSUR, de la que se acaba de desprender decepcionada Inglaterra, uno de los socios fundadores.
Uruguay, país chiquito depende esencialmente de las exportaciones y por lo tanto en la medida que la participación en un bloque no sólo no lo favorece, sino que constituye una nueva barrera, es lógico que lo revise permanentemente.
A.R.D.
El Mercosur no
puede constituirse en una traba más
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