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miércoles, 2 de julio de 2025
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Algo anda mal

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Diario EL PUEBLO digital
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Siempre hemos considerado que uno de los temas acuciantes en el país es la corrupción. Se nos podrá
decir que en la región somos uno de los pocos países, que se consideran menos “contaminados” por
este flagelo. Sin embargo, basta mencionar algunas cifras para sospechar al menos.
A raíz de reciente desbaratamiento de una red dedicada a conseguir mejores condiciones de reclusión
para algunos de los privados de libertad, falsificando documentos, conocimos algunas cifras que nos
llaman la atención, pero parece que no a quien debería llamarles antes que a nosotros.
Es que el tema del encarcelamiento con prisión domiciliaria de los narcos (vale decir de los que se
condena por delitos “pesados”) ha evolucionado llamativamente.
Tres años atrás hubo sólo 8 (ocho) casos en el año. El año anterior fueron 40 casos y este en menos
de tres trimestres que lleva, ya van más de 50 casos.
Seguramente uno de los argumentos manejados por los delincuentes para lograr este beneficio es el
hecho de que las cárceles están abarrotadas y de ellas nadie sale rehabilitado.
Pero no sólo debiera haberle llamado la atención a otras autoridades, sino que nos llama
poderosamente la atención de que muchos de los delincuentes que “caen” por diferentes fechorías, ya
han estado en la cárcel y algunos tienen numerosos antecedentes.
Seguramente que el endurecimiento de las penas de por si no es un buen camino, si no va acompañado
de medidas sociales, pero tampoco lo es la flexibilidad de irse para la casa prontamente, sin pagar lo
que corresponde.
“Don dinero” es un poderoso caballero dice el refrán, aunque de caballero no tiene nada diríamos, si lo
tiene de poderoso y capaz de corromper hasta policías, jueces y demás.
Recientemente en México se logró probar mediante documentos liberados por la DEA (departamento
Antidrogas de los Estados Unidos), que en la masacre de más de 43 estudiantes para profesores
registrada años atrás, participan jerarcas policiales y resultó decisiva la participación de jerarcas
militares y demás.
Es que aquí también puede darse esto, Basta que caigamos en el “que se vayan todos”, para que el
Estado quede “regalado” en sus manos.
Estamos a tiempo de evitarlo, pero no permitamos que se nos oculten los datos. Que quienes tienen
que controlar firmas y demás datos que les confieren autenticidad a los documentos, cumplan con su
deber, que no se sepa jamás cual es la situación, porque es precisamente lo que más quieren los
enemigos de la democracia.
A.R.D.

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