«Es increíble que, de un país tan pequeño, como lo es Uruguay, salgan tantos jugadores de élite. Hay un gran trabajo para formar futbolistas y en gran medida es gracias a Óscar Washington Tabárez. Es uno de los mejores entrenadores de toda la historia del fútbol».
La aseveración de Joseph Guardiola, el español que orienta al Manchester City, y que supo de tiempos inolvidables en Barcelona. Fue hace unos días atrás y vale la pena rescatarla, porque es una síntesis de cómo se distorsionan aspectos que hacen a la realidad.
El hecho es que Guardiola apunta que «HAY UN TRABAJO PARA FORMAR FUTBOLISTAS Y EN GRAN MEDIDA ES GRACIAS A OSCAR WASHINGTON TABÁREZ».
Nada más lejano y más injusto. Porque si el fútbol uruguayo se prolonga como tierra fértil para que la generación de futbolistas sea cuestión puntual, ES GRACIAS A LA POLÍTICA DEPORTIVA DE LOS CLUBES, MUCHOS DE ELLOS DEL INTERIOR.
Es gracias a los entrenadores del Baby, de las categorías juveniles y el amparo de cada familia de ese niño o de ese adolescente. Pero además del proceso de evolución-maduración que esos jugadores DESARROLLAN EN EUROPA.
O sea que, EN TODAS ESTAS INSTANCIAS ALUDIDAS, TABÁREZ NADA TIENE QUE VER. En todo caso, Tabárez RECOGE EL FRUTO DEL TRABAJO DE SUS ANTECESORES.
Los Edison Cavani pasaron por Nacional, Salto Uruguay, Peñarol y Ferro Carril y más después Danubio. ¡Esa fue la base! ¡No, Tabárez!
Por eso, en la medida que surgen estas reflexiones desde Guardiola, solo cabe preguntarse por qué hay quienes hablan de lo que no saben, más la suma de un juzgamiento-valoración que no les compete. Guardiola no es de los que pega en la herradura. Esta vez sí. Malamente, sí. Su apunte no convoca a la rebelión por el desacierto, simplemente genera pena por lo injusto. Aunque no faltarán en la escena, los obsecuentes del «tabarismo» en estado de decadencia.
-E.J.S-
