El nardo es una flor blanca con tintes rosados y esencialmente perfumados que se cultiva en jardines y cultivares comerciales, y se usa en la perfumería. Es conocido como ¨polianthes tuberosa¨ o ¨Vara de San José¨. Es milenaria y con mucha historia. Historia que atañe a la más sana y mejor espiritualidad del ser humano.
En Asia es oriunda del Himalaya, donde es considerada como una planta sagrada en el país del «Techo del mundo». Además de ser utilizado desde hace milenios en la medicina ayurvédica. También crece al norte de India y China.
En América es originaria de México, donde los aztecas la conocían y utilizaban mucho antes de la llegada de los europeos. Cultivaban esta preciosa flor en sus jardines y la utilizaban para hacer collares y coronas perfumadas para sus rituales y celebraciones.
Tiene un olor cálido, sensual y sedativo. Su aroma recuerda al jazmín y al coco. Se cultiva a partir de su bulbo. Se ha utilizado comúnmente para controlar y mejorar el estado de ánimo, o para ayudar a promover la relajación. El aceite de nardo es útil porque promueve sentimientos de calma, relajación o elevación. En hebreo la palabra nardo significa “luz”.
Hoy es domingo de Resurrección en la cristiandad, la culminación de la Pascua y el comienzo de Pentecostés. En el peregrinar final de Cristo, hay un suceso narrado en el evangelio, cuando en un acto de humildad, sacrificio y amor al hijo de Dios hecho humano, María Magdalena le lavo los pies, los seco con sus cabellos y como ofrenda, también, los ungió con el carísimo perfume de nardos. Es un hecho de hondo contenido para los cristianos, hemos visto a los Papa repitiendo esa tradición de amor al prójimo, sin mirar a quien, en Semana Santa, muchas veces, con los fieles y no fieles al credo cristiano. En esta semana que culmina se habrán visto en parroquias católicas, en templos protestantes, y en muchos hogares, orar y vivenciar el espíritu pascual, embargados por el aroma de los nardos.
En la Santería sincretiza con la Virgen de las Mercedes, patrona de Barcelona.
Para los que creen que no creen, el nardo ¡las varas de San José! son un bellísimo y perfumado tallo de madera con flores blancas. Que las disfrutan en el hogar, o en el trabajo, o en las fiestas, dando una sensación de armonía, paz y creando instancias de iluminación interior.
En Salto, hace mucho tiempo, la cultura de los inmigrantes, colonos, etc.; trajeron cultivares de sus orígenes que hoy son tendencias de mercado, ahora se les llama exóticos a algunos, como los cakis, los nísperos, y, las flores, como los nardos, pero que se dejaron de hacer extensivamente, aquí. Estas últimas, los nardos, eran cultivadas con fines comerciales. Comenzaban su peregrinar a fines de octubre, con el día de los muertos, como ofrenda a los seres que ya no están. Y siempre estaban en las fiestas familiares, cumpleaños, bodas, se hacían su lugar por su belleza y aroma, como un fuerte sahumerio de distención. En las escuelas, eran el obsequio sentido a las maestras dedicadas que inspiraban tanto cariño a sus educandos en el fin de cursos. Seguían en las fiestas navideñas. Y también a fines del verano, en el Carnaval, se producía una demanda agregada. Cuentan que por esa época, culturalmente, era restringida por la necesidad comprar serpentinas, papelitos picados, y espumas no existían, pero había varas de nardos con su perfume natural, y que el público le alcanzaba a los carros de las reinas del corso en su desfile para agregarle belleza y fragancia, porque en la noche es cuando más aroma brinda la flor. Y nunca alcanzaban los nardos en las florerías, en Carnaval, ya que los jóvenes enamorados, también, echando mano a las varas con su olor exquisito y embriagador, acostumbraban a obsequiárselas a sus ¨festejadas¨, como les llamaban a las señoritas que les robaban los suspiros.
Todo eso parecía que quedo en el pasado, incluido los saberes para hacer y producir. Pero siempre se vuelve a las fuentes; y, hay quienes rescatan en las tradiciones familiares medios para subsistir en la ¨parcela¨; y, reflotan esos viejos oficios; ya que como desde una alucinación vuelven al presente y se hacen vividos en el trabajo empecinado, con un dejo de originalidad.
Los nardos están de nuevo en Salto. En un predio en la periferia, hay quien cultiva esas bellas y fragantes flores, desde hace un buen tiempo. Ha su regreso de años en España, ha ido desempolvando las enseñanzas acumuladas de jardinería que le lego su abuela y por añadidura su mamá, portuguesas; y, con mucho sacrificio y dedicación lleva adelante su jardín, entre otras actividades como horticultor.
Ahora se los pueden ver en florerías locales y los domingos en la feria de la Plaza de Deportes, y se pueden adquirir para disfrutarlos como mínimo entre una y dos semanas, que es el tiempo que llevan en abrir los pimpollos restantes a las flores que ya entregan su fragancia en la misma vara; siendo frescas y cortadas recientemente.
Interesante resulta que por la ubicación geográfica y el clima, parecería que además del arte de saber plantarlos, las puede ofertar casi todo el año, con el mismo estándar de belleza y fragancia. Su enemigo, como todo cultivo intensivo y delicado, son los fríos intensos, las heladas. Pero las plantas son recias y resilentes, y vuelven a producir en el mediano plazo.
Muchos son los que le han solicitado bulbos, y que generosamente los ha brindado el productor. Pensando que es solo enterrarlos y pronto. Después ha sido objeto de quejas porque no sueltan varas las minusválidas plantas que logran. Como todas las cosas tiene un arte escondido, que se devela en los secretos de años de trabajar con ahínco, acrecentando un saber de tradición familiar. Sin considerar que, seguramente, es parte fundamental del oficio de producir nardos de calidad, aplicarse con dedicación, conocimientos, inversión y un visceral amor por lo que enseña y da el cultivar en la tierra, año a año.
Por último, este portugués, Carlos María, a quien afectuosamente lo conocemos como el Piojo, el menor de su familia, desde su actividad en el Mercado Modelo como mercader hace muchos años, cuando dejábamos de ser adolescentes, día a día nos muestra un cultivar que maravilla verlo, de una fragancia única, con un frondoso y recio roble como guardián en el cuadro principal. Una foto al natural con reminiscencias de un paisaje del primer mundo. Y que subsiste con su oficio primigenio de jardinero y horticultor, entregando a diario el obsequio excelso de la madre tierra en su esplendor, bellísimas y de duradero perfume, ¡las varas de nardos! ¡Las varas de San José!
¿En Salto?, ¿aquí?, ¿NARDOS? . . . ¡ Sí ! ¡Sí! . . . ¡ Los nardos del Piojo !
Mercado. Ahora, informamos sobre la comercialización, desde los informes de Precios Mayoristas de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana, U.A.M., a saber:
Jueves, 17 de abril del 2025: La jornada se presentó con una baja concurrencia de público comprador, similar a la observada habitualmente un martes o sábado. Sin embargo, el levante fue mayor, dado que muchos puestos permanecieron cerrados por el feriado laborable.