En la pasada jornada, falleció a los 73 años de edad, Omar Felippini, el padre de Blanquita. Tenía seis hijos y varios nietos.
EL PUEBLO dialogó con el Dr. Pablo Perna -asesor letrado de la familia durante el proceso entablado desde el 2009, cuando la niña sufrió una infección generalizada por no ser atendida a tiempo en el Hospital Regional Salto, a raíz de lo cual perdió las dos piernas, un brazo y tres dedos -quien contó su relación con Filippini, destacando su lucha para reivindicar a su pequeña hija.
El padre de Blanquita denunció entonces omisión de asistencia y mala praxis, iniciando una demanda judicial que recién llegó a su fin en este 2021, cuando las autoridades de ASSE y el presidente Lacalle Pou decidieron no apelar un nuevo fallo de condena y accedieron a pagar el resarcimiento económico establecido por la Justicia.
Omar, presencia clave en la vida de Blanquita
La verdad que, los que nos queda de Omar, son recuerdos de un gran hombre, que peleó por su hija, de forma denodada. En realidad tengo imágenes de cómo peleó, cuando autoridades del Ministerio de Salud Pública y de ASSE lo destrataron públicamente. Desde ASSE, cuando se hacían investigaciones administrativas, y decían que la culpa de la responsabilidad médica era por la familia, que había tenído pseudomona porque comían de la basura, y que, en definitiva, declaraciones de la ex ministra de Salud, María Julia Munóz, cuando decía que lo que había era un interés lucrativo del padre, cuando, en realidad, lo que se buscaba era hacer justicia, com en definitiva sucedió. Por lo tanto, tengo esas imágenes de un padre que, cuando lo conocí, fue porque me llamó y me dijo: “me están matando a mi hija”. Y así fue como comenzó la realción con Omar, hasta el día en que falleció.
El haber luchado durante tanto tiempo, es admirable, por lo que consideraba que era una gran injusticia que se había cometido, y que, lamentablemente, no pudo disfrutar de esa gloria, de poder, al menos, ver a su hija crecer con sus dificultades pero, ya, sin problemas economícos que la afecten en el futuro.
Entonces, con esa visión de Omar es con la que me quedo. De ese hombre luchador, que luchó más allá del escarnio público que, en aquel momento, se lo quiso someter.
Un luchador que llevó adelante una familia grande, muy numerosa, donde hoy quedan tres menores, los hermanos unidos. Es una familia, indudablemente dolida, porque estamos hablando de que es una familia que estuvo durante once anos sufriendo un proceso, en el cual, no sabíamos, en definitiva, qué era l que iba a suceder, más allá de la firmeza de que nosotros sabíamos que teníamos la razón. Entonces, hoy, terminó ese proceso, terminó ese calvario de estar litigando más de diez anos, y hoy es una familia que se está normalizando, y que, en esa normalización, en esa nueva etapa de la vida que le toca vivir, pierden a nada más y nada menos que al padre, que era el motor que impulsaba a la misma.
La mentablemente hace algún tiempo, luego de ganarse el juicio, se le diagnosticó un cáncer, y sucedió lo que sucedió.
Recuerdo una de las últimas notas que le hicieron, donde filman cuando Blanquita se pone a llorar abrazada del padre, diciéndole: “Gracias, papá por todo lo que hiciste”, y Omar le responde: “M’hija, no hice nada, simplemente hice lo que culquier padre hubiese hecho”.
Y yo creo que, Omar, hizo mucho más que cualquier otro padre; porque no solamente defendió a su hija en el momento adverso, sino que, salió a enfrentar a todo un sistema que, en aquel momento, conspiraba contra todo lo que él decía. Estamos hablando de ASSE, estamos hablando de médicos y profesionales que declaraban en su contra, y que en definitiva, al menos lo positivo, es que pudo vivir para ver que la Justicia le diera la razón. Y no solamente eso, sino que, también, recibiera una llamada del Presidente de la República, pidiéndole disculpas en representación del Estado uruguayo, por lo que había sucedido, hablando, el Presidente, también, con Blanquita.
Entonces, por un lado, queda el sabor amargo de una muerte prematura, cuando recién nos había dado razón la Justicia, y por otro lado, al menos, que lo vivió para poder ver ese momento, de que la Justicia le diera la razón, y que el Estado, en este caso el Presidente de la República, y en su momento las autoridades de ASSE, le pidieran las disculpas del caso, una vez que la Justicia constató que teníamos razón.
