Dr. Pablo Vela.
De esa forma, nuestro entrevistado de hoy, Dr. Pablo Vela, sintetiza su postura ante la vida. Hombre joven y multifacético, reconoce tener varias asignaturas pendientes pero, «tengo mucho tiempo, así que confío en seguir cumpliéndolas», dice de forma contundente.
Compartimos con ustedes, este pasaje por la vida de un salteño comprometido con diversos ámbitos del quehacer social, en esta nueva entrega de Al Dorso.

Hombre multifacético, empecemos por una de sus pasiones, ¿por qué ser de Salto Uruguay?
Porque desde que tengo uso de razón, Salto Uruguay es mi segunda casa, y a medida que fui creciendo y conocí más de la historia y del vínculo del club con mi padre, no puedo hacer menos que intentar devolver algo de lo que el club le dio a mi viejo e indirectamente a mi madre, cuando llegaron de Fray Bentos. Literalmente fue su casa, lo ayudaron cuando aún trataba de encontrar su rumbo laboral, lo bancaron en momentos difíciles: ¿qué otros colores podría tener en la piel que no fueran celeste y blanco?.
Además, desde los 7, 8 años, la sede de calle Uruguay era mi lugar luego de la escuela, hasta la hora que se nos permitiera. Verano, otoño, invierno y primavera, solo definían la hora de irnos, más tarde, más temprano, pero el club nos hacía el aguante hasta un rato antes de terminar la jornada de varios que concurríamos por el basket, por el fútbol o simplemente a pasarla bien.
¿Qué representa para usted el ser miembro activo de dicho club y dirigente?
Creo que lo que le puede generar a cualquier persona hincha o simpatizante de una institución que llega a poder sumar desde el corazón mismo del club. Es muy subjetivo, todos lo vivimos de manera diferente pero, es parte de lo extraño que te genera el sentimiento de querer a un escudo, a una institución. En nuestro caso, por todo lo que significa, reconocimiento a nivel nacional, cuna de grandes deportistas pero, por sobre todo, de grandes personas; estar compartiendo una sala de directiva con personas que son parte de la historia del club, es una gran enseñanza, gente que vivió literalmente otras épocas del club, solo me puede generar una gran satisfacción, más aún, compartiéndolo con mi padre y hermano. Fomentar, continúar, respaldar esa continuación, no es solamente un gran orgullo, si no también, una gran responsabilidad. Más aún, hoy, siendo parte del cuerpo técnico de las formativas de fútbol del club. Todos los días estamos con 50, 60 adolescentes, que tienen 50, 60 historias diferentes, problemas, situaciones, logros, todos diferentes, pero que deben ser atendidos, porque allí, se está forjando, desde la casa, el destino de esos gurises. Claro que quiero ganar, que sean grandes jugadores de fútbol, pero si nos salteamos algo tan fundamental como el hecho de ser un buen tipo, estaríamos errando el camino, al menos lo entiendo así. Los logros de esos gurises deben ser los logros de sus familias, pero, también, el club debe tener una cuota parte de responsabilidad, en las buenas y en las malas, también.
El deporte en el interior, ¿es valorado como es debido?
Sin dudas que no. Y todos los actores de la política y del deporte tenemos en parte culpa. Tanto en lo relativo a la salud, la disciplina, el compromiso hasta la salida laboral que le puede generar a un joven que se quiera dedicar de lleno a determinado deporte, sus entrenadores, etc. hacen del deporte algo demasiado importante como para no generar otro tipo de políticas deportivas, otro tipo de manejo a nivel de Ligas o Federaciones.
El deporte en el interior del país, sigue siendo la distracción del fin de semana, en el caso del fútbol, vóley, basket, pero no se lo toma como una actividad que genera beneficios sanitarios, sociales y económicos para las personas que lo practican, sus familias y las instituciones mismas.
Falta planificación, premisa fundamental para tener un objetivo claro y en función del cual, se deben aplicar todos los recursos humanos para mejorar las condiciones de nuestros deportistas y, en consecuencia, de las instituciones. Proyección, exigencias, etc., todos debemos mejorar sobre la base de prepararnos.
Si tuviera la posibilidad de tomar una decisión para impulsar al fútbol local, ¿cuál sería?
No es sencillo, claro está, más hoy en día. En una situación más o menos normal, la planificación, con mucha más antelación a la que tenemos hoy en día, lo que generaría un mejor trabajo de las instituciones, que daría mejores espectáculos y, en definitiva, un mejor producto para vender: el mundo deportivo avanzó de la mano de su promoción, aquí hay que replicarlo a escala pero, es un proceso que demanda al menos, dos temporadas.
Mayor cantidad de partidos para las formativas, generación de encuentros con equipos «profesionales», etc.
El deporte y la política, ¿van de la mano o por carriles diferentes?
La política nos abraza todos los días, aún a aquellos que piensan que no, nuestra vida diaria es salpicada por la política. Ergo, el deporte está inundado por la política, por las decisiones de nuestros gobernantes, más allá de lo político partidario.
El gurí o gurisa que sale de un contexto familiar crítico y llega a poder ayudar a su familia, no porque se hace profesional del deporte, sino, porque, simplemente, el deporte lo obligó a seguir algún tipo de estudio, conseguir un buen trabajo, que de no ser por una buena política, no lo hubiera logrado, es solo el ejemplo más claro de miles de situaciones que muestran lo estrecho del vínculo deporte/política.
¿Cuándo decidió ser Abogado?
No sé, sí tengo claro que las injusticias me molestaban mucho ya, desde chico. Más allá de que luego uno ve que el panorama que abarca el ejercicio de la profesión va más allá de únicamente evitar «esas injusticias», esa fue la raíz.
¿Los tiempos de la Justicia son los tiempos de la sociedad?
No, por diferentes razones, no son los tiempos que quisiéramos. Muchas que se pueden evitar o mejorar pero, también, es cierto que, otras escapan a los diferentes operadores jurídicos.
Lo dinámico de la vida, la tecnología y su avance diario, las nuevas «costumbres», algunas buenas y otras malas, también, boicotean esa mejora que se podría esperar.
Para aquellos ajenos a un juzgado, es difícil entender que ciertas acciones demoren tantos días. Son plazos legales que, a veces, se demoran por otros motivos, se entiende la molestia pero, a veces, poco se puede hacer.
¿La política, otra pasión?
De casualidad conocí la política partidaria por dentro y me apasionó. Poder ayudar a personas que la necesitan en cuestiones que están a nuestro alcance, es maravilloso. No necesariamente desde un cargo o un puesto político, solo hacer llegar un reclamo y una posible solución ya genera otro humor en aquel que llega decepcionado con ese problema a resolver.
Luego, vienen las cosas feas, las decepciones y traiciones, en definitiva, lo que al comienzo, varios te anuncian, que existen, claro está, pero justamente, al ser una pasión, siempre las ganas de hacer política van a estar. Seguiré viendo con asombro decisiones de mis propias tiendas políticas y, también, de las ajenas, criticándolas, proponiendo en los lugares que me lo permitan, pero, al final, siempre seguiré a la orden de aquellos que piensen que puedo darles una mano. Así me lo inculcaron mis padres y mis abuelos, salieron adelante de situaciones muy complicadas y tuvieron ayuda de muchas personas y son eternamente agradecidos, y eso, no lo negocio: soy agradecido de poder vivir de lo que me gusta, soy abogado, entrenador de fútbol y gerente deportivo institucional, todo eso gracias a mi familia, padres, hermano, mi esposa, mis hijos.
Seguiré tratando de hacer mi lugar en política pero, sin ceder en esos aspectos, solo puedo ofrecer trabajo, compromiso. Si se necesita algo más, no soy la persona que están buscando.
¿Háblenos de su familia?
Vivo con mi esposa, Adriana Acerbis, médico, que hoy en día es nuestro orgullo: combate la pandemia en primera línea sin descuidar su pasión: los cuidados paliativos. Humilde pero, de mucho carácter, siempre pendiente de sus pacientes.
Tres hijos: Ignacio, Agustín y Antonia, todos socios de Salto Uruguay!!!
Mis padres, Ramón y Margarita y Gastón, mi hermano, también, abogado. Hace más de un año no veo a mi única abuela viva: Esther Lila, salvo alguna video llamada, es complicado, pero esperamos pronto poder verla.
¿Asignaturas pendientes?
Muchas, de todo tipo y color. Tengo mucho tiempo, así que confío en seguir cumpliéndolas. Hoy en día, ayudar a mis clientes, a conocidos y no tanto, y a mis jugadores en Salto Uruguay, me tienen a pleno pero, llegará la lectura de otros libros que ya tengo en mente, estudiar fotografía y un proyecto que espero poder plasmar en Salto Uruguay a nivel institucional, entre otras.