Para empezar a entender el asunto habría que remontarse a diciembre de 2020, es decir a prácticamente un año atrás. Fue entonces que la familia de una niña de tan solo 3 años denunció que la menor era abusada sexualmente por su abuelo paterno, un conocido docente y dirigente político de nuestra ciudad. Para refrescar la memoria, transcribimos textualmente la nota de opinión firmada por quien esto escribe, en la edición de EL PUEBLO del martes 2 de marzo de 2021:
«Convivíamos con un monstruo y no lo sabíamos. Un hombre está acusado de cometer abuso sexual contra su propia nieta, una niña de 3 años. El hombre es docente de profesión, pero ¿puede seguir llamándose educador? También es político, pero ¿puede seguir teniendo el tupé de sentarse en una banca de la Junta Departamental y hablar de cuestiones sociales, de derechos para los más vulnerables, etc., etc., como habitualmente se lo escucha? A este hombre, a menudo se lo ve en todo lo que sea marchas, movilizaciones y demás formas de protesta contra el actual gobierno. ¿Cómo un ser de esta calaña puede considerarse un ciudadano con derecho a reclamar algo –lo que sea- a un gobierno? Se trata, además, de alguien que no es la primera vez que aparece involucrado en semejantes situaciones. Hasta ahora ha venido escapando de la justicia, porque denuncias por casos similares ya tiene varias, así como por acoso laboral y sexual a profesoras en un liceo en el que, hace unos años, ocupó un cargo jerárquicamente superior. Eso último al menos quedó en su momento muy bien tapado. Pero el caso de ahora es tremendo. Terrible por donde se lo mire. Supera todo lo que sus propios antecedentes pudieran hacer imaginar. Parece que convivíamos con un monstruo y no lo sabíamos».
LO QUE VINO DESPUÉS
La continuación de una trama cada vez más nefasta y siniestra, eso es lo que vino después. Vinieron, por ejemplo, las pericias realizadas por especialistas oriundos de la capital del país, tanto a la niña como al abuelo. El abuso sexual (que no llegó a ser violación) está certificado, se habla allí de un «delito de atentado violento al pudor». También se desprende de tales pericias, cosas como: el acusado padece de un excesivo «narcisismo», el relato de la niña «no es producto de su fantasía» ni fue «inducida» a él, etc.
Un experto en Derecho Penal, abogado y docente universitario, ahora jubilado, manifestó a periodistas de este diario su «sorpresa» ante tanta demora para que se emita un fallo. Pero lo manifestó en marzo, a raíz de la nota anteriormente transcripta, ahora han pasado nada menos que siete meses más. Y nada…
Son muchas las interrogantes que surgen. ¿Por qué la Fiscal demora tanto en resolver? ¿Faltan pruebas aún? ¿Hay «algo raro» tras tanto silencio? La posibilidad de «algo raro» fueron incluso las palabras utilizadas por funcionarios del propio Poder Judicial, como posible explicación de la incertidumbre que viene sufriendo la familia de la niña, para quienes la situación ya resulta «insostenible y desesperante». La Fiscal ha estado de licencia, es cierto, pero ahora está trabajando y, reiteramos, nos aproximamos a que se cumpla un año desde la primera denuncia, ¿no es demasiado tiempo? Al menos fue suficiente para que el acusado pudiera jubilarse prontamente. ¿Fue casual o se le dio ese tiempo adrede para que dejara de ser funcionario público de la Educación? Son cosas que alguien debería responder. En líneas anteriores decíamos «primera denuncia», porque hubo otras que vinieron después. Por ejemplo, vale decir que en una ocasión posterior, el hombre logró nuevamente acercarse a la menor y una vez más debió inmediatamente ser vista por una profesional (una médica) que esta vez certificó «lesiones». Todos documentos que están en Fiscalía. Y sin embargo…nada sucede, nada parece avanzar, solo el tiempo y el dolor.
Las medidas de protección hacia la niña están vigentes por el Juzgado de Familia, que las prorroga en cuidado de la misma, pero Fiscalía debe dar su fallo. Es eso lo que falta. ¿Hasta cuándo habrá que esperar? Es eso lo que se pregunta no solo el entorno inmediato de la víctima, también buena parte de la sociedad salteña que día tras día espera ansiosa alguna novedad, y que no admite resignarse ante una injusticia.
Sin dudas el fallo (insistimos: ¿cuándo llegará?) podrá condenar o absolver al acusado, dependiendo obviamente de comprobársele o no culpabilidad, pero sea cual sea ese resultado, Salto merece conocerlo. Ya es hora de tener una respuesta.
Jorge Pignataro
¿Y el caso de la niña abusada por su abuelo? Ya es hora de tener una respuesta
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