INDUSTRIA NACIONAL

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La noticia, divulgada estos días, que la empresa brasileña Minerva, pasaría a manejar alrededor de la mitad de la industrialización y comercialización de la carne de nuestro país, pone de relieve uno de los problemas estructurales de la economía uruguaya. Similar a lo que sucede con la forestación. La incapacidad de la actividad privada uruguaya, para industrializar y comercializar la producción del país.

En el Siglo XIX, años después de la Guerra Grande, los campos uruguayos estaban llenos de ganado, que bajo forma de charque, elaborado en rústicos saladeros, era comida barata para los esclavos de Cuba y Brasil. Incluso mucho del ganado uruguayo se charqueaba en los saladeros de Pelotas en Brasil. En tanto la carne en Europa era un artículo al cual accedían sólo las clases adineradas. Fueron capitales extranjeros quienes utilizando la técnica de un químico alemán montaron la Liebig’s en Fray Bentos y produjeron el famoso extracto de carne y lo vendieron en Europa. Obviamente con una ganancia muy superior a la que se obtenía con el charque. Años después, bajo el nombre de Anglo pasaron a preparar comidas enlatadas a base a carne. Y con el advenimiento de la técnica del frío surgieron los frigoríficos. Los cuales terminaron siendo casi todos extranjeros. Hubo una corta experiencia frustrada de capitales nacionales a fines del siglo XIX, con el frigorífico La Uruguaya. Luego en el siglo XX tuvimos la experiencia estatal del Frigonal, que a pesar de tener el monopolio del abasto de Montevideo, terminó cerrando en el primer gobierno blanco, en 1959. Años después, hubo varios emprendimientos frigoríficos por uruguayos que terminaron cerrando, o pasaron a manos extranjeras, como el Cybarán en Salto.

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Por lo demás, actualmente la industria frigorífica en Uruguay, que es casi unánimemente extranjera, no va más allá de ser mataderos con frío. No hay productos finales. Incluso muchas partes del animal no se aprovechan. Muy lejos de la cantidad y calidad de los alimentos prontos para el consumo producidos por la Liebig’s, el Anglo y otros frigoríficos en tiempos pasados.

La forestación

En el tema forestal el Estado desarrolló una política de promoción impositiva y financiera, que logró implantar bosques de eucaliptos y pinos en alrededor de un millón de hectáreas. Pero a la hora de industrializar esos árboles y luego comercializar la producción, fue una empresa extranjera (Botnia, hoy UPM 1) la que lo hizo. Luego se instaló Montes del Plata en Conchillas, también extranjera. Y recientemente una tercera, tampoco nacional, en Villa Centenario – Paso de los Toros (UPM 2)). Todas con amplias ventajas tributarias. Esas industrializaciones tampoco son totales, pues sólo producen celulosa para fabricar papel en el extranjero, que es el producto final. Otro tipo de industrialización de los árboles, tampoco se realiza por empresas uruguayas y menos aún a escala de las pasteras.

Crecimiento económico y desarrollo humano

La industria, el comercio y la actividad financiera son los sectores de la actividad económica que mayor riqueza generan. Si quedan en manos extranjeras esa riqueza se va y el país no crece económicamente. Sigue en la pobreza. Pero además, si ese comercio e industria se realizara en el país por empresas uruguayas –además de la riqueza económica- generarían grandes beneficios sociales. Entre ellos –y no poca cosa- la creación de puestos de trabajo genuino. El trabajo es lo que vertebra una sociedad y permite crear un círculo virtuoso de desarrollo humano. Da independencia económica y libertad a las personas, estabilidad a las familias, ordena, crea buenas costumbres, erradica el delito, etc. etc.

Las empresas estatales

Este problema estructural de nuestra economía, fue advertido por los dirigentes uruguayos de fines del siglo XIX y principios del XX. Esa fue una de las razones para que los gobiernos de la época se lanzaran a crear empresas industriales, comerciales y financieras estatales (BROU, UTE, Banco de Seguros, etc.). Las cuales han dado excelentes resultados para el país, pero lamentablemente se han desquiciado y frenado en su desarrollo, al ser utilizadas para retribuir favores políticos. Hoy día todos las empresas estatales, tanto las que se manejan por el derecho público (ANCAP, ANTEL, OSE, etc.) como las 54 que se manejan por el derecho privado (Ducsa, Swift SRL, Solfiral, HG, ITC, Accesa, Terminal Cuenca del Plata, Manantial dorado, etc., etc.) tienen que ser mejoradas en su gobernanza; y muy especialmente debe ser erradicada la politiquería de las mismas. Este es un tema prioritario y vital para el país.

Carlos Texeira Varesi

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