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viernes, 9 de mayo de 2025
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¿Hay culpables? ¿Importa encontrarlos?

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Diario EL PUEBLO digital
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Confieso que no recuerdo quién era el señor que hace dos o tres días, en un canal de televisión de alcance nacional comentaba -casi textualmente- lo siguiente: «Si a los 200 millones de dólares que nos costó Gas Sayago (cuya auditoria se dará a conocer en las próximas semanas), le sumamos los 60 millones de dólares que empresas del Estado le quedaron debiendo al FONDES, más los famosos 800 millones de dólares de ANCAP y los también muy famosos 300 millones de dólares de PLUNA, por nombrar solamente lo más grosero, costearíamos el monto total de lo que el Estado invertirá en este año 2021 por la pandemia (900 millones de dólares) y nos sobraría aún tanto dinero que le podríamos dar a 160.000 familias un salario mínimo por mes hasta fin de año (460 millones de dólares)».

Si razonamos el comentario antes anotado, que es verdad y comprobable, podremos entender quizás que la crisis que vivimos, emergencia social le llaman algunos, no es culpa de un solo gobierno, sino que más bien, habría que coincidir que hay una responsabilidad (preferimos esta palabra antes que «culpa») en todo caso compartida. Pero entendemos que se debe ir más allá en el razonamiento y preguntarnos seriamente si en verdad hay culpables, hablando de una crisis socioeconómica en medio de una crisis sanitaria mundial. Y más aún cabría preguntarse si algo ganamos con buscar culpables.

Todos coincidimos en que se nos fue todo de las manos, ¿verdad? O casi todo. Todos coincidimos en que, en este año y dos meses que ha transcurrido desde que irrumpió el Coronavirus en el Uruguay, ya pasamos por todo, ¿verdad? Desde ver esto como una cosa lejana hasta verlo como cercano pero manejable, hasta empezar luego a acostumbrarnos a que un conocido tenía Covid, después un familiar, más tarde miles… y entre esos miles algunos conocidos, amigos o familiares. Pero ahora ante lo que estamos es una cantidad enorme de muertos por Covid, y en nuestro entorno más inmediato también, por supuesto. Y no está de más recordar que llegamos a esto, a este desastre (es difícil encontrar otro calificativo) después de un buen tiempo en que pensábamos que éramos los campeones del mundo en el manejo de la pandemia, es más, tiempos en que el Presidente uruguayo era entrevistado acá y allá, y en la Argentina por ejemplo, donde se le consultaba sobre cómo hacía Uruguay para llevar tan bien la pandemia. Cambia, todo cambia…, dice la canción. ¡Y cómo cambia! Ahora todos los días a nuestro lado se nos muere la gente y somos de los países en peor situación. Más todo lo que implica colateralmente, por supuesto: personal de la salud desbordado, mala atención a otras patologías, etc. etc.

Y entones, al hablar de lo sanitario pero también de todo lo que ello trae aparejado social y económicamente hablando, la gente dice: «es culpa del gobierno porque no hace lo que se debe hacer», o contrariamente: «la culpa no es del gobierno sino de la gente común y corriente que no hace caso a las recomendaciones, y no respeta medidas ni protocolos ni nada». Y es ahí cuando surge lo que decíamos en líneas anteriores: que quizás esto sea culpa de todos, o de nadie. Pero además, ¿hay culpables? Y sobre todo, ¿sirve de algo buscar culpables? Y si los encontramos, ¿qué pasa?, ¿cómo sigue la película?

Nos inclinamos por la idea de que todos de alguna forma somos culpables, gobierno (mejor dicho los gobiernos, en plural) y la gente común y corriente, usted y yo. Nosotros somos responsables sí, porque hay mucha gente no solo que no usa tapaboca donde y cuando debe usarlo, o alcohol en gel, o no respeta distanciamiento físico donde y cuando debe hacerlo, sino que además hay gente que como no tiene síntomas (como no está tirada con fiebre en una cama) sale a la calle como si nada sucediera, a hacer las compras, a la peluquería…sabiendo (sí, sabiendo) que tiene la enfermedad, los hay, es seguro que hay gente así, lo mismo gente que está a la espera del resultado de un test…

¿Y los gobiernos? Y sí, porque quizás las medidas no han sido las justas, o las más oportunas. Ahora bien, seamos sinceros, criticamos o alabamos a un gobierno siempre leyendo el diario del lunes, o sea, según los resultados que se den después decimos estuvo bien o mal, ¡qué vivos que somos! Así es fácil, lo difícil es tomar esas medidas antes. ¿Y por qué decíamos que convenía hablar los gobiernos, en plural? No solo porque los anteriores y el actual están involucrados, también porque se ve y se escucha cómo a veces se echan la culpa entre un Gobierno Departamental y el Nacional, cuando sin embargo todos están conduciendo el mismo tren. Acá en Salto, desde la Intendencia hay gente que critica medidas del Gobierno Nacional pero permite que en una feria (apenas por dar un solo por ejemplo), así como en otros lugares, sea un viva la patria el asunto de las medidas sanitarias, cuando ese control es potestad del Gobierno Departamental.

Echarle la culpa siempre al otro y no asumir las propias, o reconocer solo los aciertos propios y nunca los de otro partido político (¿estamos hablando de una crisis social-económica-sanitaria o de una disputa electoral?) parece ser moneda corriente. En un espacio de opinión decíamos desde otra página el pasado martes, esto que nos sigue dando vuelta en la cabeza y que de alguna forma es también, en buena medida, motivo de no avanzar como debiéramos: «…el frenteamplista Álvaro García y el nacionalista Rodrigo Goñi…En cierto momento, la periodista Patricia Madrid consultó a García qué opinaba sobre el papel que estaba desempeñando el Frente Amplio, desde su rol de oposición, en estos difíciles tiempos de pandemia. Luego, consultó a Goñi qué le parecía la actuación del Gobierno Nacional en este momento. Las respuestas fueron dos discursos de pura y absoluta alabanza a sus respectivas fuerzas políticas. Tanto así, que la propia periodista explícitamente lo expresó: dijo que acabábamos de asistir a dos ejemplos clarísimos de la total falta de autocrítica que cada vez se hace más común en la clase política, lo que por supuesto –agregamos nosotros- se transmite luego a la militancia y al pueblo votante en general. Es que ni García ni Goñi fueron capaces de enumerar un solo error, algo para mejorar, de sus respetivos partidos. Autocrítica cero, pero realmente cero, ninguna. Como si todo lo que ha hecho hasta ahora el Partido Nacional como gobierno y el Frente Amplio como oposición, «hubiese sido perfecto», como dijo Madrid. Es eso ceguera. Es la ceguera política…».

Entonces, y en definitiva, cuando se habla de que este gobierno actual no atiende la emergencia social como es debido, o por otro lado, se dice que quienes están en la oposición no contribuyen (por ejemplo porque muchas veces han sido los primeros en incentivar a realizar concentraciones, marchas, etc.), ¿no está por demás claro que de todos es un poco la culpa o la responsabilidad? ¿No habrá que entender de una vez por todas que la culpa es compartida o no es de nadie? ¿Y si dejamos de buscar culpables y nos cuidamos más?

Contratapa por Jorge Pignataro

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