«La información que nosotros tenemos, es esa. Es una información para compartir porque tiene que ver con la realidad. Nosotros estamos en conocimiento y lo decimos. Un total de nueve jueces registrados en la Liga de las Colonias Agrarias, solicitarán su ingreso a la Liga Salteña de Fútbol. No se puede negar que nos viene bien»
El apunte desde el presidente del Colegio de Jueces, como para tener en claro la situación que puede plantearse, «pero el hecho es que ese pasaje de una Liga a otra es posible a partir de la reglamentación a nivel de OFI. Es todo legal. Pero, además, otro hecho para tener en cuenta es que a la Liga Salteña no le cuesta un peso. Solo hay que llenar un formulario».
MOVERSE Y DEFINIR
Es concreto que en la Agraria se han originado en el tiempo, determinadas situaciones de enfrentamiento, pero además también en aquel ámbito, con la duda abierta respecto a la vuelta de la actividad. Mientras se considera que «Salto Fútbol Club va ganando terreno en el ámbito agrario, a partir de los convenios, entre otros, para la utilización del Parque Vispo Mari».
El lunes próximo en el Consejo Superior, se expondrá a consideración de los delegados los planteos concretos del Colegio de Jueces, aunque la constituida Comisión de Hacienda tiene un marco de acción para moverse y definir.
LOS QUE YA NO MÁS
En el caso de la Liga Salteña de Fútbol y su plantilla de jueces, otro punto a tenerse en cuenta: árbitros que pasan a superar la edad límite. Un total de cinco. Entre otros, Héctor La Cruz, Héctor Moreira y Enrique Kurowski. Bajas puntuales en casos como estos. Pero en la medida que se sumen los agrarios y que los alumnos que cursaron el ciclo de aprendizaje en la última Escuela de Jueces rindan el examen, habría que suponer que los círculos van cerrando, de cara a la solución.
Cuando los jugadores se vuelven «mala leche»
El fútbol que se ve por la tele. Del hemisferio que fuese.
Del país que fuese. De la Liga que fuese.
Desde EL PUEBLO, no pocas veces se fue ampliando el radar reflexivo, para reconocer la abrumadora intolerancia de quienes suelen reclamar una y otra vez: de jugadores a directores técnico. La protesta es mansalva.
Menos en Europa que parece ser otro mundo, con la rebelión a media asta, ante la consumada sanción del juez.
Por estos lares, sin embargo, el reclamo a veces resulta canallesco, porque no faltan jugadores que vuelcan en el juez sus frustraciones propias: «juegan para la tribuna o para el periodismo».
Aun sabiendo que incurrieron en un error-horror… ¡protestan!
Aunque la culpa sea propia… ¡protestan!
Aunque en lo íntimo saben que el juez reveló un acierto… ¡protestan!
Salto no ha sido la excepción y en los Campeonatos del Interior de selecciones, menos que menos.
Mientras tanto, asoma otro perfil: los jugadores «mala leche». Casta deplorable.
Tal lo sucedido en varios pasajes del primer tiempo del juego del pasado jueves entre Peñarol y Sport Huancayo de Perú, por Copa Sudamericana.
Le vieron la estampa al árbitro central ALEX CAJAS y, sobre todo, la condición de debutante con tan solo 28 años.
Lejos de una actitud sensible, humana, con sentido de colaboración hacia él, ese vendaval de protestas…lo tiró a matar.
Signos vitales de «malas leche» en más de un caso o en muchos casos.
Es poco entendible QUE SE RECLAME LO QUE NO DEBIESE RECLAMARSE. Es cuando la protesta por la protesta misma es la que surge.
Ese tipo de actitud, afea, enloda, enchastra, corroe.
Alguna vez los jugadores de fútbol que sintonizan en esa dirección, tendrían que ser «puestos en vereda». No solo desde la palabra, sino desde la acción.
Y la acción apuntando donde más les duele: en el bolsillo.
El fútbol es jugar. Y el que no juega concluye en el rol opuesto: el de farsante. De repente en la esencia misma, algunos lo son.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
