Ayer era el día en que se enfrentaban en Chile, Deportes Concepción y Colo Colo. En el caso de Colo Colo, una situación tensa, desde el momento que estaba en juego su permanencia en el círculo máximo del fútbol trasandino. Si perdía, descendía. A la distancia cuesta entender la previa provocada por un grueso núcleo de hinchas del equipo colocolino, quienes desplegaron una pancarta, luciendo la sentencia: «GANAMOS O LOS MATAMOS».
Así de simple. Así de asqueante.

Leer la información y descubrir las notas gráficas en el confín del mundo que fuese (también en este Salto le convivimos), no deja de provocar un extraño y perceptible escalofrío.
Porque cabe preguntarse cuál es el límite de la barbarie o en qué han transformado al fútbol, quienes sólo parecen recostarse en la obsesiva meta de vencer al precio que fuese.
Al precio de la vida misma. Como si resignar una categoría en fútbol se aproxime a una situación de catástrofe, para ultimarse la condición de juego, de divertimento, de dsanguínea pasión. Pero tan solo eso. No más que eso.
Las fotos publicadas por la agencia EFE y que rescata EL PUEBLO a manera de síntesis: la cobardía de quienes se escudan detrás del matonismo colectivo.
Los rostros cubiertos de quienes parecen más expuestos al fichaje policíaco que a la condición de hinchas.
Así de simple otra vez. Y tan asqueante como siempre.
