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viernes, 9 de mayo de 2025
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«Bosco», film de Alicia Cano en Ámsterdam

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Diario EL PUEBLO digital
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(Colaboración especial de Jorge Menoni para EL PUEBLO)

Mamma mia dammi cento lire
che in America voglio andar»..
(Canción popular)
Alguna vez escribí que no son los mapas los que nos alejan, sino el olvido. La historia universal es una historia de viajes, de reencuentros, de manos apretadas e ilusiones desatadas, donde la identidad se escinde y queda desperdigada por el mundo y muchas veces se pierde o estanca en los rincones más lejanos y remotos donde la gran ciudad los olvida y los abandona. Pero la savia siempre se renueva y los hijos, nietos o bisnietos descendientes de la emigración europea, en este caso italiana, no dejan fácilmente morir la memoria familiar y curiosos y justicieros comienzan a recomponer la historia de sus antepasados.

Este es el caso de Alicia Cano Menoni que se cuela en la madriguera del conejo blanco de «Alicia en el país de las maravillas» y cae afortunadamente en la toscana italiana, en Bosco di Rosano, de Massa-Carrara, Provincia de Pontremoli. No es la primera vez que Alicia participa en el Festival Internacional de Cine en Ámsterdam, ya lo hizo en el 2014 con «El Bella Vista» y ahora vuelve a conquistar Ámsterdam con «Bosco» de la mano de su abuelo Orlando, quien es partícipe de este viaje a través de la memoria y el tiempo.

El festival comenzó el jueves 19 en los cines, tuve que esperar hasta el día siguiente para verla online y la espera fue afortunada. Ya la imagen inicial del film con el abuelo en su Salto natal y el pueblito de sus antepasados, el Bosco, emergiendo desde el silencio del bosque amenazante y unas pocas casas cual víctimas de lo majestuoso, a punto de ser tragadas por la soledad de la montaña, gana nuestro asombro e interés y prefigura el éxito de lo que vendrá.
Buscando entre lo que fue ese pueblito antes de la amenaza actual de desaparecer Alicia va descubriendo con total certeza el aura que ha permanecido intacta a través de los años y que parece que va a volver a interrumpir en cualquier momento en el futuro.
Y aquí radica para mí la grandeza del film, Alicia nos deja claramente el mensaje de que lo que se trata es de hurgar entre los rescoldos de lo que fue, de lo que fuimos, de nuestros orígenes, para poder descubrir lo que somos, para valorar lo que tenemos y definitivamente para cuidar y festejar la alegría de cualquier reencuentro con nuestra memoria primera.

Ciento veinte casas, un almacén ambulante cada 7 días, la iglesia, el molino, 13 habitantes y la naturaleza, agreste y magnífica detenida en el tiempo guardan el alma del pueblo y los recuerdos. Hay un trabajo magnifico de cámara y un cuidado especial de las imágenes, cada detalle cuenta y la filmación le da el tiempo necesario para que el espectador pueda disfrutarlo.
A modo personal, se me deslizó una lágrima cuando se muestra en el cementerio las fotos en las tumbas pues imaginé que una de ellas podía ser la de mi bisabuelo. No solo el pueblo, los animales domésticos y sus habitantes son los protagonistas que nos atrapan con sus anécdotas y sus recuerdos sino también los abuelos de Alicia que complementan la historia y nos muestran lo más preciado del ser humano, la ternura. Por lo tanto puedo concluir que «Bosco» es la película de la ternura.
Solo me resta felicitar a la joven directora pues en todo momento se nota que el film está en buenas manos y muy bien dirigido.
Ámsterdam, 19 de noviembre 2020.

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