«Por ahora no conozco casos concretos que haya quienes jueguen Fútbol Femenino en Salto, y que sean recompensadas económicamente. En la temporada pasada, la excepción en la regla, porque fue una situación específica. Somos un medio chico y las cosas se saben. De todas maneras, esto es fútbol y hay quienes desarrollando una actividad deportiva en un club suman a favor para que gane en jerarquía, sobre todo cuando los resultados surgen. Y eso a veces, puede suponer un acuerdo donde el dinero no falte».

El Director Técnico consultado apuntó a la temática, pero solicitó omitirse su nombre, «porque después de todo cada club es una historia diferente y las posibilidades económicas tampoco son las mismas. A algunos clubes les cuesta más que a otro sostener el fútbol Femenino. Ahí está lo que pasó con Gladiador, que este año no jugará. Por eso, son cuestiones delicadas, pero por ahora puede hablarse de un Fútbol Femenino netamente amateur en Salto. La pregunta es hasta cuándo».
EL «HASTA CUANDO»
ATADO AL FUTURO
No faltan quienes siendo partes del esquema del fútbol «desde ellas jugando», suponen que todo se irá tornando «cada vez más competitivo, lo cual es bueno. Pero habrá que determinar a qué costo».
A EL PUEBLO se apuntó que «a determinados niveles se va creando una rivalidad, sobre todo entre aquellos que equipos que por potencialidad están más aptos para la pelea, en el estricto sentido del juego. Entre Ceibal, Salto Uruguay y Nacional, se genera la misma actitud: prevalecer y ser campeón. Son tres casos concretos de búsqueda y pretensión de estabilidad».
A su vez, un tema no es menor y quienes conviven con el Fútbol Femenino, no reniegan de un nombre: San Eugenio. La entidad «santa» se sumará al Consejo de esta disciplina y no menos que pisando fuerte a los cuatro vientos, en la medida que incorporó a Ana Paula Ferreira, oriunda de Bella Unión y con pasajes en Nacional de Montevideo y la selección uruguaya. En el plano técnico, San Eugenio enroló a Maximiliano Galván y Sergio «Pitufo» Olivera.
La mano viene en serio. Ni sueña con ser parte de un rol secundario.
CUANDO DE DINERO
SE TRATA
Uno de los clubes, cuyo equipo no ingreso a la liguilla final por el título, fijó antes del período de pases una posición. «Por cada jugadora que se quiera ir, la institución interesada tendrá que pagarnos TRES MIL PESOS». Y así fue.
Por lo tanto, la concesión de un pase o más, pasa a implicar un costo para quien adquiere. A este nivel en el Fútbol Femenino en Salto, no hay vacilaciones: es necesario producir un ingreso y una transferencia se convierte en una alternativa válida.
Queda en claro que una cosa es que en el Fútbol Femenino las jugadoras en su gran mayoría no reciban un viático para jugar. Pero que tampoco se piense o sostenga que para llevar a la practica una pasión con pelota en movimiento, todo es capaz de fluir sin la menor inversión. Algún dinero no dejará de andar en la vuelta. Ni ahora. Ni después
