Pedro Kahvedjian, tiene 68 años, y es viajante. Es integrante de la Colectividad Armenia, mantiene una relación con la Escuela N°16 de Parada Herrería desde hace 25 años. Y es justamente por esa relación que mantiene con el centro educativo, que la escuela lleva como nombre República de Armenia.
Una historia interesante de conocer y por eso la contamos hoy en estas páginas.
Pedro es montevideano pero salteño « de corazón» a su decir, y nos contó que fue viajante desde abril del año 71 al año 76 « y venía a vender polietileno para los invernáculos. En una de esas recorridas, un día de mucha lluvia había tres señoras haciendo dedo y eran maestras, iban a la escuela, atrás de los montes, y las acercamos hasta allá. Ahí vimos las carencias de una escuela rural, de niños que estaban descalzos, con esa lluvia y demás. Yo lo comparaba con la situación de mis hijas y en realidad no podían quejarse nunca más de la escuela a la que iban, con tiempo completo, las llevaban y traían, tenían gimnasia, otras realidades « confesó nuestro entrevistado.

Contó que al llegar a su casa en Montevideo le pidió a su esposa que se pusiera a revisar cajones con cosas que se pudieran donar, también habló con la madrina de una de sus hijas y también juntó cosas, fueron las primeras donaciones a la escuela rural.
“También hable con algunos clientes y así comencé a colaborar con la escuela. Y un día me enteré que habían pedido que la escuela se llamara República de Armenia y el argumento en el parlamento era que había un integrante de la Colectividad Armenia que colaboraba mucho con ellos. Eso me llenó de orgullo y me puso en la obligación de continuar con ese apoyo. «
«Hoy se me hizo carne la escuela”
La relación con la Escuela No.16 de Parada Herrería comenzó a ser tan fuerte que Pedro lo define de esta manera, «hoy se me hizo carne la escuela».
«El día de mi cumpleaños, mi cumpleaños se festeja en la escuela, aunque yo esté en Montevideo. Yo les mandó alfajores, tortas, lo que sea y ellos me llaman por teléfono y me cantan el feliz cumpleaños, lo digo y me emociono»
La Escuela República de Armenia tiene al día de hoy 62 alumnos , « yo llamo y pregunto , cuantos alumnos hay esta vez porque son zafrales , y pregunto cuántos trabajadores entonces mando yoyo y alfajores para todos, los niños , maestros, directores, ayudantes, para todos, y ellos me llaman felices «
La donación que recibió la escuela recientemente es de parte de algunos integrantes de la Comunidad Armenia y un armenio salteño que también colabora, explicó Pedro.
«Almorzando con un amigo me preguntó que necesitaba la escuela y le expliqué que se necesitaban tres aires acondicionados, aunque ya hay tres instalados donados por Carlos Kerikian un amigo que falleció. Mandó los equipos desde Montevideo con la gente que los colocara. Lo que pedí para la escuela iba desde los aires acondicionados, hasta platos, horno microondas, olla, platitos de postre, cubiertos. Y el martes antes de venirme un cliente tenía una impresora sin uso y se la pedí para la escuela y me la traje. Del laboratorio Mediplast me donaron alcohol en gel y una caja enorme de curitas, gasas, jabón liquido, todo como para que la escuela tenga»
«Esto me lleva a decirle a los salteños que busquen en algún rinconcito de la casa un plato, un lápiz que ya no usen aunque esté por la mitad, un vaso, una taza que esté usada, hay muchas escuelitas a los alrededores de Salto que pueden estar necesitando»
Nuestro entrevistado destacó que hay un gran compromiso de la gente que trabaja en la escuela, «la directora es muy nueva y hay que verla trabajar y la alegría que tiene. La maestra Lourdes es como un ejército de obreros siempre está dispuesta. Recordó entre risas que la cocinera cuando estuvo el año pasado se acercó y le dijo, «usted no sabe lo bien que nos vendría un horno microondas…y se fue. El horno lo donó Bertch Rupenián , el hombre de las radios», comentó.
«Para mi padre Uruguay
era intocable»
Pedro Kahvedjian, habló también un poco de la colectividad, de su padre, y de nuestro país.
«La Colectividad está muy dispersa, pero la generosidad está en el espíritu armenio.» Pedro recordó que su padre, hoy fallecido, era el más armenio de la familia pero el que quería que fueran más uruguayos. «El pasó hambre, se le murió un hermano en las manos pidiendo pan, entonces el Uruguay para él era intocable. Si perdía la selección mi papá lloraba.»
«Mi papá llegó al puerto y había unos armenios abajo y le dicen a mi abuelo, este es un país chico, tranquilo, de gente buena, quédate acá, no vayas a la Argentina, y se bajaron acá y eso es algo que mi papá siempre agradeció, que les hayan dicho de quedarse en Uruguay»
«En Armenia a usted le ofrecen la casa, son muy serviciales y generosos, mis tíos que hoy volvieron a Armenia nos enseñaron que no se dice que no ante una invitación»
Afirmó que los armenios « aman el Uruguay porque fue el primer país del mundo en reconocer el genocidio, que yo le reclamo a este gobierno que se deje de llamar Día de Recordación de Mártires y se llame Día de Recordación del Genocidio Armenio, con cuerpo y alma. Armenia está traicionada y traicionada por el mundo, por la Unión Europea, traicionada por Turquía con quien es una tradición la traición, junto con Acerbeian con la ayuda de Israel y con las bombas de Ucrania, porque las bombas que bombardearon Armenia de fósforo eran de fabricación ucraniana.»
«Nosotros somos dos problemas, un país cristiano en un mar musulmán y con un territorio espectacular para cultivar, entonces quieren nuestras tierras además de ser un blanco cristiano»
Diferentes Juntas Departamentales de Uruguay (entre ellas la de Montevideo y Paysandú) han apoyado la causa armenia reconociendo a la República de Artsaj como estado independiente. En Salto hay una propuesta en la Junta Departamental para nombrar un espacio público como República de Armenia.
Finalmente, y porque Pedro no dejó de sorprendernos decir que tiene una gran colección de miles de caracoles marinos que lo ha llevado a recorrer varias partes del mundo, haciendo trabajos en los barcos para dar con caracoles difíciles de conseguir. Pero esa es otra historia.