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viernes, 9 de mayo de 2025
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Salto

¿Y la
navegabilidad?

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Diario EL PUEBLO digital
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l actual gobierno nacional está próximo a cumplir tres años. Vale decir que supera ya la mitad de su período de gobierno. Luego de ser anunciada con bombos y platillos la consecución de la navegabilidad del Rio Uruguay, no hemos visto absolutamente nada.
Desde un principio sostuvimos que se trataba de un proyecto faraónico, con un altísimo costo y una nula rentabilidad. Pensamos que el desarrollo de Salto pasa por otro lado y no por la navegación, por una sola razón: el Río Uruguay no es navegable y no lo será nunca a menos que se hagan en él grandísimas inversiones a sabiendas que no son rentables, al menos en el futuro inmediato.
Quien conozca el Río Uruguay desde sus nacientes, (en “San Joaquin da Serra”) cerca el Planalto brasileño a casi 2.300 metros sobre el nivel del mar, sabrá porqué opinamos que la navegación de este río no es viable al menos para embarcaciones de determinado porte, que justifiquen esta vía de transporte.
El Río Uruguay nace a no más de 50 Km del océano Atlántico, pero a una altura que lo obliga a escurrir hacia el lado inverso y recorrer casi 1.850 Km antes de encontrarse con el Río de la Plata y luego con el océano Atlántico.
Su primer tramo es exclusivamente brasileño, pues sus nacientes, conformadas por dos o tres ríos de menor porte le dan origen más allá de Río Grande do Sul.
Luego el indómito río escurre frente a las costas de Argentina y Brasil y finalmente antes de llegar al mar lo hace marcando el límite entre Argentina y Uruguay.
Esto explica a su vez porque Brasil tenía proyectadas siete represas en el tramo de exclusividad brasileña, vale decir sin que necesite siquiera autorización de Argentina, si informándole a esta de la afectación de sus aguas.
Vale decir que hay dos impedimentos especiales para el aprovechamiento de sus aguas por parte de la navegación. Una es la altura del propio río, rodeado de caídas y escolleras rocosas en todos sus tramos, que demandarían grandes inversiones para eliminarlos o señalizarlos al menos.
Suponiendo que se hicieran estas inversiones, se lograría hacer navegable el río en un corto tramo, porque el canal de navegación aguas de la represa nunca fue hecho y por la escollera rocosa de Salto Chico constituye otro gran obstáculo.
El restante elemento a nuestro juicio de los más importantes es que si la rentabilidad está confiada en sacar por esta vía la producción existente en esta parte de Argentina y Brasil, debe saberse que el país norteño ya tiene oportunidad de hacerlo, transitando por suelo exclusivamente brasilero y demorando no más seis horas para llegar al mar brasileño.
Por todas estas razones creemos que nunca vamos a ver cristalizado este proyecto.

A.R.D.

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