Tantas veces que la interrogante golpea la puerta y no siempre acuden respuestas: ¿qué es jugar bien? O cuáles serían las pautas objetivas, para el desarrollo o la defensa de una idea en pro de ese objetivo.

Por lo demás, bien que puede admitirse: si el resultado no se produjo y el producto técnico-estético alcanzado sin embargo satisfizo, ¿no es una manera de certificar la valoración?
Todo viene a cuenta de LA FENOMENAL EXPOSICIÓN de River Plate sobre Alianza de Lima, jugando el miércoles a la noche por Copa Libertadores.
En Salto, no pocos adeptos a la causa de River Plate, por lo tanto, seguro que por estos lares, la comprobación no faltó y sobre todo, un aspecto que se vuelve pregunta: ¿cómo es posible ese logró, abarcador del fútbol por el fútbol mismo?
Después de todo, River Plate es un equipo sudamericano. Vecino. Casi familiar. A 400 kilómetros de estos pagos «naranjeros». ¿Y entonces?
¿Qué determina ese PODER JUGAR?
Si la conciencia profesional o LA BASE DE CADA FUTBOLISTA desde la edad en que el aprendizaje DEBE plantearse,
¿En qué factores se radica la diferencia?
River Plate destrozó a Alianza de Lima.
Lo destrozó desde lo técnico-táctico. No desde la rebeldía o el peso de alguna autoridad combativa.
Y está claro que frente a exposiciones como esas, el placer es visual.
Un delantero convirtiendo seis de esos ocho goles y un equipo que siempre expuso la exquisitez de una actitud señorial, práctica y eficaz.
Tan solo a 400 kilómetros de aquí….
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-