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Valentín Luzuriaga

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Me emociona pensar que tuve la suerte de estar donde pasaron las mayores glorias del básquetbol uruguayo…Fui un privilegiado

Valentín Luzuriaga

Nacido el 28 de enero de 1980, hoy ya retirado del deporte, Valentín Luzuriaga Viñas es uno de los grandes basquetbolistas que ha dado Salto. Cuenta (y muestra notas de prensa) que tiene el récord en el interior del país de más puntos convertidos en un mismo partido: 84. Pero además, supo jugar en en uno de los equipos más fuertes de Uruguay (Welcome) y fue más de una vez campeón del interior, tanto con clubes como con selecciones salteñas (formativas y de primera división).

1-Contanos de tus primeros años de vida, pero cosas por fuera del básquetbol…

Me crié en Rincón 430, ahí vivían mis abuelos maternos Felipe y Celeste. Vivíamos con mi hermano Joaquín y mamá Marta, los cinco. Recuerdo una niñez muy linda, no teníamos “para tirar para arriba” pero no nos faltaba nada. Éramos una familia humilde; yo vivía muy contento. Me traés a la memoria vecinos como Raúl Rodríguez, que había jugado al fútbol en River, entonces íbamos todos los gurises a jugar al fútbol con él. Enfrente estaba Jaime, que vendía canillas…Era gracioso porque él era de Peñarol y Raúl de Nacional, entonces cuando ganaba uno u otro se gritaban y ponían música fuerte. Estaba también el taller de Rossi, en la esquina el “Macho” Alfieri, que nos daba la mano y apretaba tanto que te hacía ver las estrellas (risas); recuerdo también el comercio de Reyna, el “Cacho” Quintana con su puesto de quiniela. Enfrente vivió “Chito” Silva, que dice que yo no lo dejaba dormir la siesta porque hacía ruido con la pelota de básquetbol. Pasamos una infancia muy linda con mi hermano, ¡qué épocas! En la adolescencia pasábamos mucho con Mauricio Velázquez, un amigo de toda la vida. Tiempos de remontar cometas donde hoy es el estacionamiento del Hospital y siempre estaba libre. Ahí por Cervantes estaba Luzuriaga, primo de papá, que tenía negocio de garrafas. Por ahí andaba Manuel Raivas, su hermano Martín y muchos más. Uno recuerda como si fuera ayer… Me provoca mucha emoción. Los tres primeros años de la escuela fui donde está la Escuela 1, que estaba también la 3 ahí. Cuando quedó pronto el edificio nuevo de la Escuela 3, Brasil y Viera, nos mudamos para ahí, donde hicimos 4to., 5to. y 6to. El liceo hice en el IPOLL y en el 5.

2-Ahora sí: ¿tu inicio en el básquetbol?

Empecé a los 8 años en Círculo Sportivo. Recuerdo que primero no quería ir, pero mamá me llevó, tenés que hacer algún deporte me decía, antes había hecho karate pero no me hallé. Círculo pasó a ser mi segunda casa, guardo muchos recuerdos. A veces iba a media tarde y estaba hasta la noche. Ahora que pienso, no había celulares, pero sabían que estaba ahí, para encontrarme iban ahí. Me acuerdo hasta hoy cómo se originó que empezara a jugar con la camiseta N° 4. El técnico era Figueredo, estábamos sentados todos en un banco largo y él iba dando las camisetas. Sabíamos que jugaban los más grandes, y a él le sobró una camiseta, estaba entre el Seba Mansilla y yo. Con el Seba hicimos una gran amistad. Pero bueno, el técnico me dio la camiseta a mí. Fue el primer partido que jugué. Me acuerdo también el primer doble que hice, fue en la cancha de Juventus, que estaba en la capilla, y hasta me acuerdo que el primero que me vino a saludar fue Sergio Méndez, padre del jugador que está en Estudiantes de la Plata. Hasta los 15 o 16 años estuve en Círculo. Te cuento que llevaba todas las estadísticas de primera división, en una cuadernola llevaba cuántos tiros hacían, cuántos tantos, cuántos errados, todo… Ese año viene Gustavo Rivas a dirigir la selección de mayores, y quería a alguien que le hiciera las planillas en los partidos. Le dicen que yo hacía eso y me lleva. Entonces como a veces faltaba gente, yo completaba, y practicaba con la primera de la selección. 

3- ¿Cómo sigue tu carrera deportiva?

Ahí (Rivas) me fue viendo y me dijo si quería jugar en Montevideo. Me encantaba el básquetbol y quise ir. Papá y mamá no estaban muy de acuerdo pero me dieron la posibilidad. A los 16 años fui a jugar a Welcome, hasta los 21. Todo era nuevo para mí, de Salto a Montevideo, de canchas de piso duro a piso flotante. Y caigo justo en un club que marcó historia, ya la había marcado con Oscar Moglia por ejemplo, uno de los mejores jugadores del mundo. En la historia del básquetbol uruguayo solo dos equipos fueron campeones 4 años seguidos: Aguada por la década del 30 y Welcome del 97 al 2000. Me emociona pensar que tuve la suerte de estar ahí, donde pasaron las mayores glorias del básquetbol uruguayo de los últimos 30 o 40 años. Imaginate que nos auspiciaba Nike, imaginate que vinieran y te dieran un bolso con ropa, para nosotros era como estar en una nube, estadios con 20.000 personas, hoteles 5 estrellas. También haber jugado en la selección uruguaya sub 16, sub 18, fue hermoso, haber compartido y tener una amistad hasta hoy con Leandro García Morales, con Capalbo, con Silveira, con Nico Massarino, con Moglia, con Luis Pierri y tantos más, entre ellos varios extranjeros. Fui un privilegiado. 

4- Y cuando regresaste a Salto seguiste jugando…

Sí, volví a Círculo y jugué de los 22 a los 27 años, después un año en Wanderers de Paysandú, experiencia muy linda porque salimos campeones después de 11 años. Gran recuerdo de ese club, que además siempre me tiene presente. Y además jugué en Pacaembú, de Mercedes. Después otra vez en Salto, dos años en Universitario, equipo que también quiero mucho y donde salimos campeones, después volví otra vez a Círculo. De Universitario quiero destacar a “Pinuco” Corbella, logró  grandes cosas y pienso que Universitario le debe un gran homenaje. Después me fui a Salto Uruguay y jugué 4 o 5 años hasta que me retiré. Ahí también me ofrecieron un cargo de gerente…

5- Justamente, en Salto Uruguay cumpliste también otras funciones… 

Claro, un cargo que era gerente digamos, pero hacía varias cosas. Porque en ese tiempo hice un curso de Analista en Gerencia Deportiva Institucional. Eso fue en 2016, en 2022 hice el postgrado de esa carrera. Es algo que me sirvió y me ayudó mucho, más allá que hay cosas que he podido aplicar y cosas que no. 

6- ¿Qué es lo mejor que te dejó el básquetbol y dónde te sentiste más a gusto?

Lo más importante es conocer personas, generar vínculos, uno hace amigos, se abren puertas. Siempre estuve muy bien en todos los clubes, pero si tuviera que decir uno te diría mi club, Círculo. Con ese grupo, que fuimos los de más finales jugadas y más campeonatos de 2000 a 2010, todavía nos juntamos, charlamos, discutimos, nos reímos, recordamos anécdotas. Es muy lindo porque a veces pasamos tiempo sin vernos pero sabemos que estamos uno para el otro. Nos vemos en la calle y nos hacemos las mismas bromas de antes, con Santiago Yemini, con el “Manu” Raivas, con “Leo” Félix, con Martín Biassini y tantos más…Es injusto nombrar porque siempre falta alguno. Lo mismo los entrenadores, tuve grandes personas, Figueredo, Sergio González, Castagnaro, el “Tolo” López, en Montevideo lo tuve a Ramiro de León, Víctor Hugo Berardi, Alejandro Gava… Gava fue el que me hizo debutar en primera con 17 años, definición de un partido, tremendo… Y Víctor el que más tiempo me hizo jugar en primera, incluso me llevó a Venezuela a un torneo de clubes campeones, con 20.000 personas, ¡yo venía de jugar en Salto con 40, 50 o 100 personas! Fue increíble, me acuerdo que transmitió ESPN y papá con los parroquianos del bar lo vieron. También quiero mencionar a Javier Espíndola, de quien aprendí mucho. También José Luis Testa que considero lo mejor de nuestro medio. Lo tuve también a Juan Pablo Testa, que hacía muy buena dupla con “Quique” Santoro que ya no está…

7- ¿Qué opinión tenés del básquetbol salteño de hoy?

Estoy alejado…No puedo opinar mucho; pero te puedo decir que viene de tiempo el problema de la deserción de jugadores. Llegan a 17, 18 años y se van a estudiar, algunos siguen jugando pero muchos no. Habría que hacer hincapié en eso, buscar los motivos. Antes había más jugadores de entre 20 y 30 años, hoy al haber menos, hay que recurrir a gurises que a veces aún no están preparados. Mucho más que eso no puedo opinar. Sí digo que me duele cómo está Círculo, el que juega con Círculo prácticamente sabe que le va a ganar. En algún momento cambiará…Espero.

8- ¿A qué te dedicás actualmente? 

Trabajo en Coca-Cola, ahora como vendedor, había empezado en los camiones de reparto. Se fueron dando situaciones, se generó este puesto y tuve suerte también, más la ayuda del sindicato, los compañeros de trabajo y de la empresa, tuve la oportunidad de este nuevo puesto. Ando todo el día en la calle en uno de esos autitos verdes, eléctricos. De a poco le fui agarrando el gusto y tengo excelente trato con los clientes. Es un poco estresante a veces, hay que resolver muchas cosas, pero creo estar capacitado y contar con las herramientas. Además hay un buen grupo de trabajo. Me levanto 5.30 de la mañana todos los días y voy en bici hasta el trabajo, por lo menos hago ejercicio, 10 kilómetros.

9- Hablame de tu familia… 

Hoy está compuesta por Emilia que es mi pareja y Pierino, que va a cumplir 3 años. Es donde yo me aferro todos los días. Sé que cuento con ellos. Emi me ha ayudado un montón, hace 7 años que estamos juntos, es mi apoyo, mi cable a tierra, la que siempre me dice mis errores, o me calma cuando soy muy impulsivo, esas cosas son muy importantes. Trato de ser el mejor padre posible y disfrutar de ellos. Me gusta acompañar a Pierino en todas las actividades, estar en reuniones del jardín, ser un padre presente, estar en todos los detalles. Después tengo a mamá que vive en Maldonado, mi hermano en Montevideo, tengo también primos, padrinos, y papá que siempre le digo que venga más, sobre todo a ver a Pieri, porque los gurises crecen rápido…Cuento también con mis suegros Tino y Nina, que nos ayudan mucho, y todos mis cuñados, algunos en Montevideo, otros en Italia, son un pilar muy importante también. Con Emi siempre estamos proyectando cosas para la familia, las hablamos entre nosotros y veremos si las concretamos.

10- Conozco al Vasco, tu papá, y siempre se muestra muy orgulloso de vos, ahora decime vos algo de él…

¿Y qué padre no está orgulloso de sus hijos? Si bien mamá me llevó al básquetbol, él también hizo su parte. Toda la vida fue de Círculo y tanto él como mi tío eran delegados de mesa, pero nunca jugaron, entonces capaz al ver que uno jugaba, de alguna manera capaz se daba eso de cumplir con los hijos los sueños que ellos tuvieron. Pero él también me inculcó el amor por el básquetbol, nos llevaba a ver las finales del Campeonato Nacional al Bernasconi, donde no entraba un alma, o a ver al Ferro de los mejores tiempos, de Vargas y Álvaro Silva…Creo que a veces no soy muy demostrativo, pero papá significa muchísimo para mí. 

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