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viernes, 03 de enero de 2025
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Un hombre que ha hecho de la amistad el culto de su vida

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Norberto “Chumbo” Sagnol

Al dorsoLuego de cuarenta y dos años de trabajar en el Banco Comercial llegó la hora de jubilarse, donde quedó claro lo querido que es el “Chumbo” por sus compañeros cuando le organizaron una despedida que duró más de doce horas. Una vez jubilado, lejos quedó la idea de descansar, trabajando como siempre en cinco actividades a la vez, siempre bajo el lema de la solidaridad que ha guiado sus pasos durante toda su vida. Muy seguro nos dice en un momento de la charla que si “uno llega a dónde llega, mucho o poco en la vida, se lo debo a mi esposa, Alicia”.

EL BARRIO DE CHICO

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“Siempre digo que soy un producto de la Zona Este, no nacido pero criado. Cuando yo tenía seis meses, mis padres vivían en la Zona Este y se instalaron allí definitivamente. Yo había nacido en la casa de calle Morquio al cuatro, más o menos”.

“Pasamos a vivir por siempre en la Zona Este, al lado de lo que eran los galpones de Marcos González, un hombre que fue un empresario formidable de Salto”, era “acopiador de frutas y granos del país. Nosotros éramos chiquitos e íbamos a jugar al fútbol y cuando volvíamos Marcos nos esperaba con un cajón de naranjas y todos los gurises del barrio nos poníamos en torno al cajón a comer naranjas con él, que estaba vestido con el traje gris con el que siempre andaba”. “A mí me decía el cantor o me decía mijo, nunca me dijo Chumbo, era muy amigo de mi padre”.

EL CANTOR

“Fui a la Escuela 8, era casi nuevita en esa época. Mi madre era muy por las letras y por el canto, papá era un hombre que escribía muy bien también, y viendo que yo tenía inclinaciones por la música ingresé a mis cinco años al Conservatorio Musical de Canto a hacer vocalización, ahí estuve hasta los nueve años”.

“Después ingresé en la coral de Eric Simon, famoso maestro, director de los coros del litoral. Ahí canté dos años, paralelamente yo estudiaba piano, éramos cuatrocientos botijas más o menos que cantamos en el Teatro Larrañaga, y en Paysandú”.

“Me encantaba la música y cantar, pero lo que hago naturalmente es cantar, es mi gran pasión… me subía arriba de los árboles y cantaba. Salía de la cancha de fútbol y me ponía a cantar al costado de la cancha con mis amigos”.

FÚTBOL, BASQUET, NATACIÓN Y REMO

No era que Chumbo fuese mal jugador de fútbol, pasa que los niños con los que jugaba tenían estirpe de campeones, “yo era del montón. Voy a decir nombres que quizás los que peinan canas como yo lo puedan recordar, el famoso Eliseo Álvarez, capitán de Nacional de Montevideo, allá por el año 60 más o menos, jugó en la selección uruguaya y llegó a jugar quebrado en el mundial de Chile. Nosotros le decíamos el montevideano, jugaba con nosotros, era íntimo amigo mío. Jugaba además el Gugui Gonzaga, gran amigo de la infancia, el médico que murió en el accidente cuando murió (Néstor) Minutti”.

En el año 53 hubo un campeonato escolar, “yo estaba en sexto de escuela. En la Escuela 5 jugaba Pedro Virgilio Rocha, el Daro, el verdugo de Peñarol, de ahí nace un poco nuestra relación con el Daro que después se acrecentó en el liceo y luego a través de amigos. Cuando él emigró a Montevideo siguió la amistad y bueno, nos reencontramos hace quince o veinte años a través de amigos comunes”.

“Con Eliseo Álvarez jugábamos en la canchita que estaba ubicada en lo que es hoy el Barrio Jardines de la Zona Este… yo jugaba más o menos bien, lo que pasa que los otros jugaban muy bien (risas). Jugué también al básquetbol pero donde creo que fui medianamente bueno fue en el remo y en la natación, en el Rowing Club, allí mi hermano y yo alcanzamos a correr defendiendo a Salto en carreras en Concordia, en Paysandú y en Melilla”.

TRADICIÓN FAMILIAR CORTADA

El abuelo, el padre –fallecido a temprana edad- y él llevan por nombre Norberto, tradición que decidió cortar con el nacimiento de su hijo, al que llamó Juan Pablo. “Yo soy Norberto Daniel, soy el tercer Norberto de la familia”, pero “corté (esa tradición), mi abuelo se calentó cuando a mi hijo le puse Juan Pablo y me dijo, ‘¿pero cómo no le ponés Norberto?’ Era una afrenta lo que hacía” (risas).

Norberto Patricio, su abuelo, fue constructor y una de las personas que  colaboró con la fundación del decano Salto Uruguay, “estuvo en la cocina”.

PRIMEROS CURSOS UNIVERSITARIOS EN SALTO

“Creo que lo que me caracteriza es la lucha, así como me inicié en la música y en el canto tan temprano, empecé la escuela a los cinco años y medio, y a los once empiezo el liceo. Venía lindísimo, con diecisiete años fui bachiller”, a esa edad “ingresé a la universidad, estudié dos años abogacía, soy del grupo de los que arrancamos en el 57. Era todo tan folklórico, siempre recuerdo que fuimos del grupo que luchamos por la Ley Orgánica de la Universidad de la República, salimos a manifestar, así con este cuerpito (risas), buscando adhesiones. La manifestación terminó en Plaza Artigas. ¿Qué pasa? El grupo efervescente que luchaba por la modificación de la carta orgánica estaba en el liceo, fuimos a Magisterio, a los colegios privados a buscar adhesiones. Era una cosa que en aquel momento era mirada como una transgresión, con todo mi grupo andábamos ahí metidos. En el año 59 ingresamos a los cursos universitarios y hace cuatro años festejamos los 50 años de los cursos universitarios en Salto”.

EL BANCARIO

“Cuando estaba comenzando segundo año de Derecho, las cosas en mi hogar… mi padre era constructor y no había tanto trabajo, mi papá también tenía un comercio y yo me daba cuenta que papá estaba haciendo un tremendo esfuerzo por mantener a aquel chiquilín que le gustaba estudiar y me digo, ‘qué pasa si mi padre no me puede pagar los estudios’, entonces busqué un trabajo. Yo era muy estudioso, de diez a doce horas estudiaba, y con el mismo ritmo empiezo a prepararme para un examen en el Banco. Por supuesto que a ese ritmo y con mucho esfuerzo ingresé al Banco Comercial a fines del año 60. Nunca las finanzas habían sido mi pasión pero siempre me adecué muy bien. Soy de esas personas que dicen que uno puede transformar o adecuar quizás el medio donde se desarrolla el trabajo aportando las cualidades que uno tiene. Siempre me gustó el tema de las relaciones públicas, y bueno, era gran laburador, puse mucho esfuerzo y me terminó gustando la actividad bancaria al punto que estuve 42 años en el Banco”.

EL PUBLICISTA

“Me había casado en el 71 y el empleo del Banco ya no era lo de antes, habíamos perdido la huelga bancaria del 69. Las cosas no andaban bien, los ingresos de los bancarios luego de haber sido muy buenos, ahora eran malos. Entonces se presenta la oportunidad a través de un gran amigo, Julio Enrique Pierri, porque se necesitaba a una persona en canal 8 para locución comercial”.

Luego de una entrevista que tuvo fue con Jorge Fernández y Carlos Gelpi “entré como locutor, después Gelpi formó un equipo informativo con Inocencio Di Giácomo, Ariel Carballo, Pereira y Godoy”. Ese equipo duró dos años, luego “Chencho se retiró, yo quedé un año más y después quedé en la parte de comerciales, Gelpi formó un equipo comercial y ahí empezó el bichito de la publicidad”.

Hoy por:  Leonardo Silva

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