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miércoles, 2 de julio de 2025
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Salto

Un cuento, una reflexión y un poema de Marta J. García

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Diario EL PUEBLO digital
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Tres textos especialmente para esta página recibimos de parte de Marta J. García. Ella lee todas, realmente todas y cada una de las páginas de Cultura de Diario EL PUEBLO y luego suele enviarnos cartas (manuscritas) con sus comentarios y opiniones sobre los distintos temas plasmados allí.

Pero también escribe sus propios textos de creación literaria desde hace muchísimos años, desde toda la vida. De hecho fue parte muy activa de aquel emblemático Grupo Literario Perfiles de Salto, que por tanto tiempo impulsó María Teresa Prinzo y que llegó a publicar más de un libro colectivo con textos de sus participantes.

Esta vez,Marta García experimenta en tres esferas: el cuento, la reflexión de tipo filosófica y la poesía:

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LA CASA VIOLETA (LOS VISITANTES)

-Aún hoy, que han pasado tantos días, no puedo olvidar la experiencia por eso Juan te la cuento, porque sé que eres hombre de la noche y puedes entenderme aunque no lo creas.

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-Sabes que trabajo con mi tío, todos los fines de semana, en un local bailable, donde va la juventud de hoy, con la música de moda, y hay noches tranquilas, y otras de «sálvese quien pueda” entre vasos que vuelan, corridas, y va a parar afuera algún violento. El lugar, es hermoso, cerca de la costa del río, que en noches de luna se pinta de plata. Pero adentro no están para mirar la luna.

El alcohol y el baile, mandan.

-“La casa violeta» es muy antigua, y tiene muchas historias. En otros momentos se reunían sociedades benéficas, muy conocidas, pero el tiempo pasa y cambian los gustos por el lugar, y muchos ni siquiera saben de su rica historia.

-Como te cuento, parecía una noche como las demás pero de pronto, me llama la atención, una mesa hacia el fondo, con tres personas. Dirás, no tiene nada de raro pero lo raro, era su vestimenta. Clásico traje, corbata, zapatos negros impecables, peinado hacia atrás, y rostros que miraban todo con mucha atención.

-Serían turistas dijo Juan- ¿En esta época de traje? – Solo que vinieran de un casamiento, y entraran a conocer.

-Cuando les pregunté, qué se iban a servir, se miraron, uno de ellos dijo -whisky para los tres, -doble-, y hielo. Me sorprendió un poco, pues no era lo que más pedían. La cerveza mandaba.

-Fue pasando el tiempo, el baile con muchas parejas de jóvenes.

No era un lugar, donde personas mayores, fueran a bailar y Luis le sigue contando a su amigo: -Mientras iba y venía sirviendo en las mesas, aunque también estaba la barra llena de jovencitos, dirigí mi vista un momento, hacia la mesa ocupada por los tres «turistas», «suponía yo», observando todo. Cuando comenzaba a amanecer, terminó el baile y todos querian salir al mismo tiempo.

Miré hacia la mesa especial, y había un billete para pagar la bebida. Volví la mirada hacia la salida, y algo extraño pasaba, los tres personajes cuando llegaron cerca de la salida, no trataban de abrirse paso desviándose de los demás. No, los tres siguieron su camino, y sus siluetas traspasaban, como si no existieran, a las personas que salían, y los vi afuera, perderse en la gris luz de la noche que daba paso al amanecer, con igual paso, sin apuro.

-¡No lo podía creer!, y al mirar el billete, de más valor de lo consumido, ¡era de cincuenta años atrás!

Y dijo Juan, su amigo -con aire pensativo- Sí, como noche especial es mejor no explicarla. La Casa Violeta tiene muchas historias.

PENSANDO

Estoy leyendo y pensando: ¿qué es uno?, ¿qué significa estar aquí?. ¿Por qué nos tocó la vida, cuando muchos no llegan a nacer?. ¿Por qué nací blanca?. ¿Y si hubiera sido de otra raza, con más sufrimientos?

¿Qué hacemos con la vida que nos fue dada? ¿La hemos vivido o nos hemos dejado estar?

¿No hemos dado todo para aprovecharla?

Quizás, cuando nos ponemos a hacer esas preguntas, ya dejamos atrás casi todo el camino.

NO SÉ

No entiendo

por qué

esta tristeza

que no deja llorar

por qué

las pupilas

indiferentes

miran sin ver

por qué

si el dolor está

en el umbral

de la mirada.

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