«¿Qué es lo que uno quiere cuando es parte del arbitraje?: ir ascendiendo de categoría, hasta llegar a un determinado nivel. Pero no se llega de un día para el otro, si antes no se plantea una constancia. Una voluntad que no se resigna, porque además las exigencias físicas para los jueces es cosa concreta cuando llega el momento de rendir la prueba.
De hecho no han sido pocos los que van quedando por el camino por ese motivo. Se bajaron los tiempos en ese marco de la prueba, por lo que todo lo previo en materia de preparación tiene que ser superior y con el grado de conciencia que corresponde. Porque en caso contrario, no se pasa».
-Si de la Liga Salteña de Fútbol se trata, la suma de sólo seis jueces en OFI. ¿Un contrasentido o la consecuencia de qué factores?
«De uno en especial. En OFI no ha existido recambio de jueces, por lo tanto hay una camada que no deja de ser dominante. Y los que vienen escalones más abajo, saben de la situación mientras va pasando el tiempo.Por eso digo que OFI no te deja superar».
-¿Una especie de bloqueo?
«Se llega hasta determinado límite. Pero más de ese límite no se pasa».
-¿Es un desestímulo en sí mismo?
«Para el árbitro que tiene intenciones de mejoramiento, de evolución, no tengo dudas. Porque si ese mejoramiento tiene relación con etapas determinadas, quiere decir que alguna de ellas no se cumple».
-¿Cuál es el desafío para un árbitro salteño ya en el esquema de OFI»
«En esto, soy de los que parte de una base. El que juega o arbitra en el fútbol salteño, lo hace en cualquier lado».
-¿Tan así? ¿Y por qué así?
«Por la característica del fútbol salteño en cuanto a competencia. Como se la encara, como se la desarrolla, a veces a partir de una dureza que no falta. Ser árbitro central en el fútbol, ¿quién dijo que es accesible? Y claro que es más fácil controlar un partido en el Este o en el Sur. En lo personal, hace 13 años que tengo que ver con OFI. En todos estos años, experiencia en el arbitraje no ha faltado, partidos que no se olvidan, entonces se llega a la comparación, entre lo nuestro que pasa aquí y lo que pasa allá».
LA EXPOSICIÓN AL RIESGO
Confiesa que se levanta bien temprano para ir a trabajar.
Cuando el día aún no alumbró, FERNANDO LÓPEZ, inicia la rutina. Porque además tiene que tomarse un ómnibus para llegar al trabajo.
Desde las 7 a las 15 horas en el laburo. Retornar a Villa Constitución después. No pocas veces volviendo a Salto para arbitrar en la noche.
Fatigoso tiempo para él, aunque admite lo disfrutable del fin: integrar una terna o controlar un partido.
Y cada partido será una historia distinta.
«Porque no está demás explicar una maniobra, a ese jugador que no entiende porque cobraste lo que cobraste. Aparece un aspecto dominador: el desconocimiento. El jugador reclama porque no sabe y cuando se le transmite la razón, a veces termina dudando.
Soy de los que pienso que hay que llegar con los planteles al conocimiento básico y algo más, porque a veces ese jugador desconoce aspectos reglamentarios, pero también aquellas modificaciones que se fueron incorporando. Claro que nosotros nos podemos equivocar, desde el momento que estamos expuestos al riesgo. A veces en menos de 6 segundos hay que tomar una determinación. La velocidad mental para discernir lo que pasó, en medio de alguna duda que el árbitro puede tener. Porque no siempre es fácil ver lo que es necesario ver, para que el margen de error sea el mínimo o no exista.
Desde San Eugenio se me propuso dar una charla sobre todo a futbolistas juveniles del club. Eso suma. Que a temprana edad sepan de qué se trata el reglamento, porque si lo saben puede valerse de él para sacar ventaja y no para malograr el fin que se tenga»
CUANDO LA INJUSTICIA GOLPEA LA PUERTA
-El exceso que supone el árbitro, convirtiéndose en el eje del espectáculo.
«Porque a veces cuando un equipo fracasa o no produce lo que pretende, «tirarle el fardo» a la terna, complica menos que otro argumento. La culpa la tuvo el juez y punto. Y hay mucho de injusticia, cuando un juez termina cargando con culpas ajenas».
-Supiste de un tiempo donde en el referato salteño, no eran pocos los que trascendían.
«El tiempo de Néstor Martínez Vital, Freddy Milesi, Alberto «Gato» Martínez, Fernando Monzón, Carlos Fraga, José Luis de Freitas, Carlos Barcos…Si los menciono a ellos, estoy queriendo decir que no era fácil trascender. Había que remar. No quedaba otra».
-¿Hay que leer, ver, cotejar?
«Pero también interpretar jugadas específicas que se plantean y que pueden ser parte de una polémica o de varias, una mano en el área, la intencionalidad, las circunstancias casuales. Y sí: leer. Aunque después sean segundos los disponibles para definir. Y ahí el juez es quien se juega, porque además no le queda otra. Cuanto menos dude, tanto mejor»
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-

«Siendo el juez en un partido de OFI se puede ganar 6.200 pesos en 90 minutos»
«Habría que entender que la retribución en OFI es más que buena, porque además surge un aspecto que no es menor. Los jueces ya no tenemos que hacer frente a los costos de los pasajes para asistir a la sede donde fuimos asignados. Se cobra esa misma tarde o noche en que se jugó el partido por parte de la Liga y en la semana, es OFI quien le reintegra el dinero a la Liga. ¿Qué quiero decir con esto?: que el viático queda libre si uno quisiese.
Si se pretende merendar o cenar, esa ya es otra historia y son los integrantes de la terna o cuarteta que debe hacer frente al gasto. Lo concreto es que siendo el juez de un partido que impulsa el organismo, el árbitro central pueda ganar 6.200 pesos. Hablamos de esa cifra en 90 minutos de fútbol. No está mal. Y en el caso de la Sub 17, unos 5.100 pesos.
Es una recompensa económica que contempla, de eso no hay dudas. Una satisfacción personal es que nunca perdí un examen, aún en aquellos casos en que la preparación no fue la mejor. Pero son esas veces en que debe aparecer lo mejor de las reservas de cada uno. El desafío también es con uno mismo»
El «Chiquito» Sequeira fue el mejor presidente del Colegio»
«Han pasado presidentes del Colegio de Jueces que uno a conocido, que han sido parte de la función. Cada uno de nosotros, los que venimos de antes, tenemos derecho a esta opinión propìa. Es una opinión personal, pero de la que no dudo, diciendo que el «Chiquito» Sequeira (José Luis), fue de varios años a esta parte el mejor presidente del Colegio de Jueces. Tenía una manera de actuar que era especialísima. Cuando alguno de nosotros era parte del embate de determinada crítica, ya sea desde los clubes o la prensa, él se paraba en la vereda de enfrente. Rechazaba esa crítica y recurría a determinadas razones. Nos defendía.
Hasta que llegaba el momento de estar frente a nosotros. Ahí nos decía realmente lo que pensaba. Nos cagaba a pedos. Le daba la razón a esas críticas, pero hacia afuera no se hacía eco de ellas. ¡A quienes se la tiraban con nosotros desde la crítica no les daba el gusto, pero después había que aguantarlo! Era implacable, pero de la boca para afuera era un defensor que teníamos.
Al fin de cuentas, al árbitro nunca le debiera faltar autocrítica. A algunos les cuesta y otros no la tienen. Pero pasa en todos lados. Mirarnos hacia adentro, nunca está demás»
Villa Constitución, el de la Liga desafiliada
Vive en Villa Constitución. Es el pago de Fernando López. Sigue estando por allá, porque el afecto es puntual y porque Constitución ha sido trinchera de tantos amaneceres que se renueva.
La misma Villa que lo ve entrenar, en invierno con 5 grados o en verano con 35 grados. Fernando es de los que admite que el poder de la constancia, es un poder especial, mientras cuenta que»la Liga local sigue estando desafiliada con respecto a OFI. Se iba a comenzar con una actividad de campeonato entre los clubes, pero finalmente se postergó por el rebrote de casos. Se puede jugar un torneo amistoso, y no tendrá carácter oficial. Somos unos 3.200 habitantes que andamos por aquí, con ilusiones que tampoco faltan o simplemente, que siguen estando»