Décadas atrás, resultaba impensado observar partidos de fútbol por televisión a manera de catarata, tal como sucede al día de hoy. No hay partido que no se vea. de aquí, de allá y de más allá. Encender la TV, es vía libre y directa para captar todo el universo del fútbol. Por lo demás, Salto es departamento ultra adherido al fútbol. Los que lo juegan y los que lo miran. La familia para consumir lo que vemos….y los niños incluídos.

Habría que interrogarse cual es el beneficio que les genera tanto a ellos como a adolescentes, comprobar la triste exposición, como por ejemplo la de Peñarol el martes a la noche ante Cerro Porteño de Paraguay por Copa Libertadores de América.
Si lo visto hace a la salud mental o se transforma en una pesadilla de compleja captación. Porque además, puede ganar espacios, la siempre interrogante aliada al fútbol: ¿QUÉ IMPLICA JUGAR BIEN?.
Y cómo explicarle a los niños y adolescentes del Uruguay que ESO que se vio es la amarga conclusión de la antítesis. De la contrafigura. Que ESE tipo de versión alimenta el mal, desplomando la estética básica y la eficacia elemental.
Que alguien se los expliquen, hasta que sea demasiado tarde. Y se contaminen.
-ELEAZAER JOSÉ SILVA-