Se recuerda en la fecha una de las mayores gestas del pueblo uruguayo. Cuando aún se nos llamaba los “orientales”, porque nos ubicamos al oriente del Río Uruguay, una treintena de hombres decidió “cruzar el charco” para liberarnos del yugo del poder brasileño y a la vez la independencia de las demás provincias argentinas.
Al mando de Juan Antonio Lavalleja se gestó el movimiento que concluyó casi 200 años atrás en el definitivo surgimiento del Uruguay. Tan cara es la libertad del pueblo uruguayo, que no importó perder gran parte del territorio (Río Grande do Sul en Brasil), ni dejar por el camino el plan de conformar las Provincias Unidas del Rio de la Plata con seis de las provincias argentinas.
El hombre nació para ser libre como señala la historia que desde siempre lo ha sido, logrando la abolición de la esclavitud y otras conductas similares.
Achacar al mayor o menor alcance y obediencia a las medidas del gobierno, sin tener en cuenta esta legítima aspiración del ser humano, es desconocer que somos libres y como tal nos comportamos. No lo justificamos, pero lo entendemos.
No podemos estar pendientes de las medidas obligatorias o voluntarias que adopte el gobierno. Que el gobierno tiene que adoptarlas no hay duda alguna. Debe tomar medidas rigurosas indudablemente, en cuanto somos hijos del rigor y si no hay consecuencias duras por las infracciones, sencillamente no se las respeta.
Los uruguayos somos incrédulos, insensibles e irresponsables, como todo el mundo. La prueba de ello es que los problemas que aquí tenemos hoy, se los tiene prácticamente en todo el mundo y la reciente pandemia es una prueba más de ello.
Cuando se señaló que el Uruguay era ejemplo en el mundo por las medidas que había tomado para enfrentar la pandemia, dijimos que era lo peor que se podía haber hecho. Creernos ejemplo para el mundo es no asumir el tema en toda su dimensión y además, llegado el momento el deseo de libertad haría trizas esta conducta “ejemplar”, como lamentablemente ha sucedido.
Sin duda que seguimos compartiendo las medidas adoptadas por el gobierno nacional, pero obviamente nunca pensamos y creemos que nadie lo haya hecho, que la pandemia duraría tanto tiempo.
A nuestro entender recién estamos asumiendo las consecuencias que puede llegar a tener la política del “hacé la tuya” (que algunos impulsaron abiertamente y otros miramos para otro lado dejando hacer), y no solo en tiempos normales, sino sobre todo cuando como en estos casos hace falta sensibilidad, solidaridad para evaluar las cosas en su debido momento, como pensaron y lo hicieron aquellos hombres.
A.R.D.
