Ferro Carril 5 Nacional de Nueva Helvecia 1
Costaría entender lo que pasó. Pero pasó.
Sobre todo porque hasta los 35′ del primer tiempo, Nacional de Nueva Helvecia fue un rival de sostenida versión, para que su fútbol resultara válido en lo táctico.
A tal punto que le complicó la situación a un Ferro que fue siendo prisionero de una confusión general. Ese Nacional pinto para ser rival de los aptos, porque además en la medida que pudo, también se atrevió.
La sensación que no vino a esconderse. Hasta que en los 38′ de ese período de arranque, la habilitación a Martín Lima. Del pique corto primero, para direccionar el zapatazo después.
Le salió un impacto bárbaro. Contra el palo del arquero. Golazo en dimensión plena.
Golazo para que la primera herida surgiera en Nacional. Y para Ferro fue una liberación.
Salir de la duda. Creer en el poder de búsqueda que a este equipo no le falta.
Y como el fútbol, siempre rescatará más de una página para la sorpresa, en los 2′ de la recta final, Cabrera define impecable ante Jony Flietas saliendo. Fue el 1 a 1.

Como para que a Ferro se le congelara la sangre. Un gol de pique, el empate consumado, como volver al suspenso. Pero en la recarga, cuando el mismo Martín Lima decide de cabeza.
Midió a donde quiso mandarla. Y allá la mandó.
A la derecha del arquero, como para que no llegara.
Hasta ese minuto 26′ más después. Franco Silva para filtrarse y el «Yaca» Lima para no dejar de ser parte de la maniobra y resolver ante las piolas desiertas. 3 a 1.
Fue el minuto en que la demolición pareció ser terminante. El derrumbe de la estrategia rival. La hora del Ferro apto, resolutivo. El gobierno territorial.
Las variantes para instalarse en campo rival, el apego a la circulación de hombres y pelota. ¿Cómo hacer Nacional, frente a tanta manifestación de pretensiones vitales, generosas y punzantes?
La impotencia de Nacional.
El querer de Ferro Carril.
Por los 36′, desde el «Zurdo» Fagúndez a Lima. De la manera en que definió el «Yaca», parte misma del arte: ideado y ejecutado.
Toque mágico. Para que el hincha se ponga de pie….¡si hubo que aplaudir, desde esa lealtad en el reconocimiento frente a quien decidió!
Después, el último turno de Leandro De Mora. El 5 a 1.
La materia estaba pendiente y el volante allá fue. Lotería consumada.
En esa noche de Ferro Carril dejando en claro, la verdad de su autoritarismo jugando, queriendo, construyendo….y decidiendo en lección letal.
De esas que seguramente la historia no dejará de rescatar.
Esa historia que a veces evocando, también hace justicia.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
